309 REPERTORIO AMERICANO LINDA HERMANA MIA: Feliz es el momento en que recibo Carta tuya; feliz es este dia, Porque en ti pienso y de mi amor te escribo.
Versos esperas tú que te anunciaba Allá por la pasada nochebuena.
En el revuelto mar de mis papeles No se sabe posar la paz serena, Y, pues que soy doncel, obro sin pena, Como obran desde antaño los donceles; Escribo, guardo, pierdo, Te quiero mucho, y luego me perdonas, si a mi loco juicio fuera cuerdo Pensar un trista oinarse con coronas, Las más bellas serían Las que tus lindas manos me darian, Los nias consoladores tus laureles Al perdonarme por haber perdido Aquel que, por ser tuyo, hubiera sido El más bello papel de mis papeles.
Impaciente y estúpido el correo, Lucha y vence mi amor y mi deseo.
Carta es mi carta, mas si bien la peso, Me une a tu imagen tan estrecho lazo.
Que es cada frase para ti, un abrazo, cada letra que te escribo, un beso. Ana mía. perdona si mis versos son malos. Así brotan de mí en este momento. Yo no corregiría nunca lo que escribiera para ti. Dime, hermana amada mía. Sería capaz Blanco de pensar y amarte así?
En la carta ya citada, a su hermana Amelia, le demuestra con expresivas palabras, cuán intenso era su cariño por ella, y cuán acucioso el interés, y cuán sincera la identificación por las cosas de. do, su madre, cuando le ha visto a su lado no ha suspirado por ella.
En febrero 28 de 1883, en carta a su hermana Amelia, escrita desde Nueva York, se preocupa de la suerte y el bienestar de sus padres, especialmente de su madre: atiende, dentro de la escasez económica que padece, a las necesidades de aquélla, y sacrifica el placer de tenerla a su lado, por lo que considera sea más del agrado de ela.
El 18 de noviembre de 1994, al enterarse que el Dr. Juan Santos Fernández le había asistido a su madre, le escribió a este amigo las siguientes líneas. Gozo en agradecer y en saber que el viaje por el mundo no ha logrado sacar la piedad de tu corazón Sé lo que haces por mi madre, y lo que vas a hacer, Trátamela bien que ya ves que no tiene hijo.
ΕΙ que le dió la naturaleza está empleando los últimos años de su vida en ver cómo salva a la madre mayor. por último, al salir de Montecristi para los campos de Cuba libre, el 25 de marzo de 1895, se despide de su madre en un adiós que la suerte adversa hizo que fuera su despedida hasta la eternidad. Madre mía. Hoy 25 de marzo, en vísperas de un largo viaje, estoy pensando en usted.
Yo sin cesar pienso en usted. Usted se duele, en la cólera de su amor, del sacrificio de mi vida; y ¿por qué nací de usted con una vida que ama el sacrificio?
Palabras, no puedo. El deber de un hom.
bre está allí donde es más útil. Pero conmigo va siempre, en mi creciente y necesaria agonía, el recuerdo de mi madres Abrace a mis hermanas, y a sus compañeros. Ojalá pueda algun dia verlos a todos a mi alrededor, contentos de mí! entonces sí que cuidaré de usted con mimo y con orgullo. Ahora, bendígame, y crea que jamás saldrá de mi corazón obra sin piedad y sin limpieza. La bendición. Su J: Marti. Tengo razón para ir más contento y seguro de lo que uséed pudiera imaginarse. No son inútiles la verdad y la ternura. No padezca. mi gigante corazón mi pecho.
El sueño esquivan ya los ojos míos, Porque fueran, si al sueño se cerraran, Ojos sin luz de Dios, ojos impios.
Te miro. oh madre. y en la vida crao. Cómo cerrar al plácido descanso Los agitados ojos, si te veo?
Se me llanan de lágrimas. Es cierto Que vivo aún como los otros viven. Que al placer de la vida no me he muerto?
Lloro. oh, mi santa madre. Yo creía Que por nada en el mundo lloraria!
Los goces de la tierra despreciaba. lenta, lentamente me moria.
Yo no pensaba en ti: yo me olvidaba De que eras sola tú la vida mía.
Tú estás aquí: la sombra de tu imagen, Cuando reposo, baña mi cabeza. No más, no más tu santo amor ultrajen Pensamientos de bárbara fiereza!
Una vida acabo: imi vida empieza!
La luz alumbra ahora Tus ojos, y me miras. Cuán dulcemente me hablas! Me parece Que todo ríe plácido a mi lado; es que mi alma, si me miras, crece. no hay nada después que me has mirado!
Huya el sueño de mi. Cuán poco extraño Las horas estas que al descanso robo. Oh! Si siento la muerte, Es porque, muerto ya, no podré verte!
Ya vienen a través de mi ventana Visiumbres de la luz de la mañana.
No trinan como allá los pajarillos, Ni asoman como allá las frescas flores, Ni escucho aquel cantar de los sencillos Cubanos y felices labradores.
Ni hay aquel cielo azul que me enamora, Ni verdor en los árboles, ni brisa, Ni nada del edén que mi alma llora y que quiero arrancar de tu sonrisa. Aquí no hay más que pavoroso duelo En todo aquello que en mi patria rie, Negruzcas nubes en el pardo cielo, en todas partes, el eterno hielo, Sin un rayo de sol con que te envie La expresión inefable de mi anhelo!
Fero no temas, madre, que no tengo En mi esta nieve yo. Si la tuviera, Una mirada de tus dulces ojos Como un rayo de sol la deshiciera. Nieve viviendo tú? Pedirme fuera Que en tu amor no creyese. oh madre mia! si en él no creyera, La serie de las vidas viviría, como alma perdida vagarla, eterno loco ca los espacios furra. Amame, ámame siempre, madre mia. Al dorso de un grupo fotográfico en que aparece Martí en compañía de Eusebio y Fermín Valdés Domínguez, y que nosotros publicamos por vez primera en la revista Social, de la Habar. a, el año 1922, hay una dedicatoria de puño y letra del Apóstol, fechada en Madrid el 19 de septiembre de 1872, en la que ofrece esta copia de ese retrato a su fraternal amigo Fermín, con estas palabras. Hermano, cuando te he visto a mi lado, no he suspirado por mi madre. no encontrando para ponderarle lo grande y sincero del cariño que por él siente, otra prueba mejor ni más clara para quien, como Fermín Valdés Domínguez, lo conoce íntimamente en su vida y en sus pensamientos y sentimientos, que decir.
le que allí, en su forzado destierro madrileño, lejos de lo que más ama en el munsu vida. sus hermanas Antonia y Amelia, dedicó el año 1868 estos sentidos versos: CARTA DE MADRUGADA SUS HERMANAS ANTONIA AMELIA Me han dicho que hay dos ángeles Estreinecidos, Que habitan de pasada Un pobre nido.
Me han dicho que a la puerta Del caserio, soman los lobeznos De los caminos.
Me haa dicho que los ángeles, Desfallecidos, Tristes de no ver cielo, Lloran impios. No se corten las alas Los angelillos, Que cuando el cielo luzca No podrian ya volar del pobre nido! a Ana, su otra hermana, le escribió, el mismo año esta tierna y delicadísima carta en verso:En esa misma carta revela también el interés y la preocupación por el bienestar y la felicidad de su otra hermana, Antonia, no decidiéndose a llevarla a Nueva York con él, porque traer acá a Antonia, que es ahora rosal en flor, sería como encarcelarla en un castillo de nieve.
Si Martí buscó y encontró en el amor a su madre y a sus hermanitas, refugio y consuelo para las contrariedades y las penas que le ocasionaban la rudeza de carácter de su padre y su oposición violenta a cuanto significase desligarse del ambiente para él asfixiante de la celaduría de barrio y. consagrarse, como eran sus anhelos, a cultivar su despierta y brillante inteligencia satisfacer su sed de instrucción y cultura y dar rienda suelta a sus aficiones literarias, fué para nuestro Apóstol, así mismo, en aquellos días dolorosos, tristísimos, de su niñez, un segundo, y más amoroso que el verdadero, comprensivo y tierno padre, Rafael María de Mendive. Poeta corre mo, delicado y sentimental, que en sus versos tiernos y sencillos, se transparentaba la sencillez y la ternura de su alma, buena y bondadosa, noble y apasionada; literato, y crítico que gozaba de justo y general renombre, por su imparcialidad y su decidida protección a las artes; maestro, en ejercicio, director del colegio San Pablo, pero maestro de los que no sólo dan carrera para vivir, sino también, y principalmente, de los que tiemplan el alma para las luchas de la vida, según la frase precisa y justa de nuestro gran educador, don José de la Luz. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica