Omar Dengo

REPERTORIO AMERICANO 189 de cerca a mi niñez y adolescencia. Lo recho para alternar con el grupo de pro mo los hechos y parentescos completos conocí por vez primera, siendo yo aun fesores. No creo, sin embargo, que ellos de casi todos los héroes y dioses de la un escolar, en la ciudad de Liberia, allá se hubieran dado mucha cuenta de mi antigüedad griega. Hacía yo también por el año de 1908 1909, cuando fué presencia, y nunca se me ocurrió pre alarde de erudición en fechas y nombres a presidir, en representación de la Secre guntar a don Justo si recordaba entre de la literatura clásica española. Un día taría de Instrucción Pública, la primera aquel comité de recepción a un negrillo que le repetí íntegramente la biografía junta calificadora de maestros que visitó flaco y langarucho y pedante ya desde de Quevedo, con fechas y folios de su el Guanacaste. Recuerdo que a mí me esa edad. Es probable que los hubiera bautismo y mención de sus rivalidades cupo la honra de ir a encontrarlo, a ca importunado nii entrometimiento, pues, literarias, alarmé tanto a don Justo que ballo, en compañía de un hijo del finado como digo, yo era muy salido y meti me llamó aparte y me dió consejus, tedon Manuel Chamorro Bolandi, enton do a grarde. Con ocasión de la visita de miendo que yo fuera por el camino de ces inspector de escuelas de uno de los don Justo a las escuelas de Liberia se llegar a ser un erudito más árido que circuitos de mi provincia. Don Manuel. colocó en la dirección un gran retrato de Hermosilla. En esa época cultivaba yo marchado con anterioridad a lila don Mauro, a! ole que me sirvió para. también la caricatura y uno de mis modelfia, o mejor dicho, tenía su despacho recordar al ilustre personaje que había tivos era desde luego el viejo profesor, en esa población. Yo fuí a recibirlo en conocido en mi infancia, pues yo en quien recogió y conservó uno de los bocompañía, como he dicho, del niño Cha. contraba en ese entonces una gran sc cetos que le pareció muy afortunado. No morro, creyendo que encontraríamos la mejanza entre los dos educadores. Cuan es ésta la ocasión, ni estoy capacitado comitiva a pocos kilómetros de Liberia; do, dos o tres años más tarde, encontré para ello, de hacer una apreciación sobre pero como no fuć así tuvimos la audacia a don Justo en una de las calles de San la labor educativa de don Justo. Sólo de continuar solos el camino hasta Fi José, una de mis mayores alegrías fué diré que su actividad cultural no se liladelfia, cruzando el árido Llano Gran identificar, sin ayuda de nadie, al viejo mitó al acertado desempeño de las múlde y vadeando el Tempisque, el mismo amigo, a quien veía con frecuencia en las tiples posiciones oficiales que ocupó, sino río donde se había ahogado mi abuelo, veladas Jel Ateneo y entre el grupo de que se ejerció con no menos provecho que fué amigo de don Justo, hacía va educadores amigos, aunque mi conoci en libros y revistas y principalmente desrios lustros.
miento intimo de don Justo data más de su presidencia del Ateneo. En realiAlgún atraso debió de haber ocurrido, bien de 1913 y 1914, en que fué mi pro dad, don Justo era el Ateneo, y mienpues cuando desmontamos en ese pue fesor de retórica y literatura, en el Liceo. tras su fuego y entusiasmo lo alimentablo la comitiva no había ingresado aún, Yo no era muy aplicado que digamos, ron, esa importante institución cultural llegando algunas horas más tarde, ya pero las clases de don Justo me cautiva. se mantuvo en pie, y murió cuando don de noche.
ron desde el principio y sus cursos fue Justo, cansado ya de nuestra indolenMi padrino, don Manuel Chamorro, ron de los pocos en que desplegué gran cia, le retiró su apoyo. De paso quiero tuvo que telegrafiar a mi madre, para actividad. Don Justo representaba para señalar también una idea que preconizó tranquilizarla. Dormimos en Filadelfia y mí un nuevo tipo de profesor, poco exi en educación sobre la verdadera función a la mañana siguiente, muy temprano, gente en las lecciones y preocupado, más de los liceos, corrigiendo una concepiniciamos todos el regreso a caballo. La que todo en despertar interés y amor por ción errónea que todavía prevalece, y en comitiva, si la memoria no me es infiel, su asignatura. El abrió nuevos horizon la que convendrá insistir: para don Juscomprendía, además de don Justo, al tes, hasta allí no sospechados, a nues to la educación en los liceos e institutos mencionado inspector, don Fidel Tris tra vida intelectual de estudiantes. Debo no debía considerarse como enseñanza.
tán, don Lauro Leal, algún otro en decir que mi gran entusiasmo por la li superior, sino como un simple compleviado y un sabio alemán, con gruesas ga teratura fué inculcado principalmente por mento de la enseñanza primaria, sin perfas y casco blanco de cazador. El natu don Justo. Don Justo ha tenido la rara juicio de crear centros de enseñanza suralista tudesco aprovechaba esa oportu virtud de conservar siempre joven su in perior. Como tal, todos los jóvenes deben nidad para realizar una exploración teligencia, condición que hacía más acce tener acceso a ella, si no han de quedarcientífica por el Guanacaste.
sible su pensamiento a sus discípulos. En se en una condición de semi analfabetisPor cierto que le ocurrió un incidente realidad cuando Omar Dengo, con su im mo. La idea corriente entre los padres cómico, que puso en entredicho su sa pulso renovador y durante su noviciado de familia es que ellos les están dando piencia entomológica: recogió en el ca como profesor, quiso introducir en los una carrera a sus hijos al enviarlos al limino un enorme nido de comején, que consejos suis nuevas concepciones sobre ceo. Cuando se convencen de que los licolocó en un baúl de madera. Cuando disciplina, en pugna con las ideas inve. ceos no responden a lo que ellos esperan, quiso cxaminar los insectos en Liberia, teradas, uno de sus principales aliados se vuclven contra la educación secundase encontró con que éstos le habían he fué don Justo, a quien nada de lo nuevo ria y abogan por su supresión.
cho trizas el baúl. El incidente fué, du le era extraño. La plasticidad de sui Salido del colegio, continué cultivanrante muchos días, motivo de esparci mente y la capacidad para adaptarse a do asiduamente el trato de don Justo, y miento entre los socarrones liberianos. las nuevas condiciones fué una de las cuando en octubre de 1922 me resolví a La larga caminata, con los obligados características de don Justo. Fué el pri venir a los Estados Unidos, tuvo la amadescansos, por lo bochornoso del clima, mer, cn mi experiencia estudiantil, que bilidad de provecrme de varias cartas de me dió ocasión de escuchar por primera nos puso a leer obras literarias complc recomendación para sus amigos en ésta.
vez la culta charla de aquellos viandan tas, en vez de resúmenes bibliográficos. Tampoco después de residir en este país.
tes, que causó una indeleble impresión Bajo su dirección leí a Berceo, al Arci cesaron las deferencias de don Justo, con en mi imaginación de niño.
preste de Hita y demás preclásicos, lo quien me carteaba de vez en cuando: Yo no me cansaba de pasar revista a mismo que a Góngora, Quevedo y otros hasta muy poco antes de mi partida, en los ilustres visitantes, interesándome en escritores y poetas del Siglo de Oro. Tan aquel año, yo había estado dando unas particular la personalidad de don Justo. a pecho tomé yo la literatura preclásica, clases de inglés en la Escuela Normal y Ya tenía por entonces la barba blanca, que llegué a escribir, en broma, largos tuve el honor de ser sustituído por don (que debe de haberle encanecido prema poemas en castellano antiguo, según la Justo.
turamente. aunque un poco más corta y cuaderna vía, a imitación de Berceo y Pues bien, don Justo tuvo la generomenos poblada que en sus últimos años; del Arciprest. comentando sucesos dc sidad de enviar a mi madre los sueldos llevaba anteojos con montadura de oro, actualidad de nuestra vida colegial. Los devengados por él durante la terminatras los cuales brillaban sus vivos y ex conocimientos de don Justo en literatura ción del curso y los meses de vacaciones.
presivos ojos; cuello bajo, corbata blan clásica y universal eran vastísimos, y en De nuestra travesía juntos en su últica, traja claro. y sombrero de paja. Me nuestro breve curso, adquirí referencias mo viaje a los Estados Unidos, él debe de impresionó sobremanera el timbre de su sobre varios autores que hoy figuran en haberle dado pormenores. Durante las voz que debía de serme luego tan fami tre mis favoritos. Debo confesar que yo tres o cuatro semanas que pasó en Nueva liar, sus frases cortas e incisivas, y en ge era un poco discolo, y dí no poco que York yo fui casi invariablemente neral lo pulcro y refinado de su dicción. hacer a don Justo, empeñándome en re compañero. Muchas veces nos desayuPara mí, que desde muy niño he tenido citarle los nombres de todos los capita pábamos y comíamos juntos, visitando predilección por el trato de los mayo nes y soldados de ambos bandos que par centros de recreación, teatros y tiendas.
res, aquello fué un verdadero regalo, y ticiparon en la guerra de Troya y algu Tenía toda la curiosidad de un joven.
en mis adentros me sentía con todo de nas otras maravillas mnemotécnicas co Recordaba mucho la Nueva York que su Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica