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REPERTORIO AMERICANO 371 so del cansancio del auditorio para demolerlo a fuerza de palabras y reforzar de esta manera las posibilidades de convicción.
En abril hao a monárquicos; lo que faltaba en abril no eran monárquicos; lo que no había en abril eran hombres con autoridad moral bastante para defender con fuerza el régimen; y la autoridad moral es más necesaria que la fuerza.
El entusiasmo en política sirve de poco. Es una cosa fugaz, una llamarada que a veces esclarece, a veces deslumbra; pero que si tras ella no hay un fuego tenaz, pronto se extingue y nos deja sumidos en las tinieblas. Esto en política vale poco; pero en el Gobierno el entusiasmo es un estorbo. Luis Simarro dijo en una ocasion memorable: El honor no sirve para resolver ecuaciones de primer grado. Evidente. el entusiasmo no sirve para administrar ni para gobernar, ni para reformar un pais; el entusiasmo ofusca el entendimiento, paraliza la acción y extravia a las gentes. la obra de gobierno es toda serenidad, toda inteligencia, toda prudencia y tino en el manejo de los negocios públicos.
Dentro de la ley cada cual es libra de ser afecto o desafecto al régimen republicano; pero la República tiene derecho a ser respetada: primero, por la legitimidad indisputable de su origen; segundo, por su justa legislación, y tercero, por la austeridad, la moralidad y la conducta de su Gobierno. Por estos títulos tiene la República derecho al respeto de todos los españoles; pero si todavia hubiese alguien que a pesar de estos títulos no respetase a la República, la República, además de hacerse respetar, se hará temer, Yo con esto no amenazo a nadie, no sería propio de mi ni tampoco propio de ellos. No hago más que definir una actitud y explicar una predisposición de Gobierno. Mi criterio, dentro de esas salvedades que acabo de hacer para todo el que permanezca en la legalidad republicana, mi criterio, repito, se expresa en la acción de Pedro Crespo, que era alcalde popular: Si alguien derriba la silla, yo derribaré la mesa.
derna con los antiguos y llevándoles alginas buferias, a cambio de aplausos o de notoriedad. No. Es hora de abandonar el tópico de la madre patria y de las hijas amantes de la patria. Nosotros, en América no somos ya la madre patria. mi me parece que a los pueblos americanos no les concedenios el aprecio y la estimación que merecen cuando tenemos la pretensión de llevar a América esta especie de jerarquía superior sobre aquellas Repúblicas, presentándonos todavía en un plano más elevado que el de los pueblos americanos. mi esto me parece un error, una falta de psicologia, una falta de observación.
Lo que hay que establecer con las Repúblicas americanas es la colaboración en principio de igualdad, er defensa de los intereses superiores de la cultura española y americana. con esta fraternidad verdadera, que no sea de tópico de discurso de banquete, y con esta llaneza, que no sea la arrogancia del conquistador antiguo, que recorre los dominios de sus abuelos, sino de un ciudadano igual a otro, con esto podemos nosotros hacer en el mundo un peso sin par, no por ninguna circunstancia privilegiada ni por ningún don del cielo, sino por aquellos lazos que establecen los idiomas, la comunidad de raza y una comunidad de historia, que ha sido igual durante unos cuantos años.
España siempre ha sido diversa, pero siempre ha sido una. Bajo la unidad férrea, imperialista, de Felipe II, España era diversa; pero bajo la dispersión medieval de los reinos españoles, España era, una, y ahora mismo, todavía, la generación anterior de los escritores portugueses: Oliveira Martins, Herculano y otros de su tiempo se llamabar. asimismo españoles a pesar de ser portugueses, lo cual demuestra que el nombre español y el espíritu español es superior y ha sido siempre superior a la división que establecen Jas fronteras políticas. Hay, pues, una unidad interior española y hay una diversidad histórica española. El deber de la República en su obra constituyente es armonizar las dos cosas. Obra dificil, ya lo sé; pero las cosas difíciles son las que hay que hacer.
El pueblo, gracias a la República, se ha puesto en pie y participa en la vida pública. es mucho más penoso tener que contar con muchos que no dictar la ley a una muchedumre de gentes serviles, que doblan la cabeza ante el yugo del dictador. Pero yo creo que esta dificultad es la que debe estimular al hombre púlico, que los problemas más graves son los que ponen a prueba el valor de las gentes y la valía de las gentes.
La política, y sobre todo el gobernar, es una creación; y a lo que nosotros debemos aspirar es a poner en ejercicio una voluntad creadora, anterior a los textos escritos, que no consiste en cifrar artículos en un código, sino en hacerlo vivir. por mucho que nos esforcemos en crear una Constitución perfecta, nunca tendremos más Constitución que la que nosotros sepamos ir viviendo.
Por consiguiente, en política, y sobre todo en el arte del Gobierno, la coincidencia de la acción personal con la acción creadora del arte es absoluta. El arte de gobierno no consiste en un saber cualquiera, sino en saber lo que se quiere y en saber hacer lo que se quiere.
Este es el secreto del Gobierno, comc es el secreto del arte; y en el gobierno y en el arte, el primer rango ha pertenecido y pertenece siempre a la creación. Una voluntad cradora es la que debe ponerse en juego en estas cuestiones, y la creación no depende más que de la inspiración. Pero adviértase, amigos y correligionarios, que cuando yo hablo de inspiración no estoy aludiendo a un rayo de luz celeste que esclarezca el caleire de los Ministros y de los Diputados, sino que esta inspiración, como todas las inspiraciones del mundo, no es inás que el resultado de un esfuerzo reflexivo sobre un caudal de experiencias acumuladas, y que de este esfuerzo de reflexión brota la chispa luminosa que guia la acción política y conduce al acierto y al éxito nacional, Yo tengo una gran confianza en el Poder público, como instrumento de acción. El Poder del Estado es una fuerza creadora, si sabe hacer uso de ella con inteligencia, y yo, más que un estado fuerte, querría para mi país un Estado inteligente.
El Estado, on poder de la República; pero el Estado republicano en los Organos de su Administración. El Estado es una entelequia para los libros de Derecho político. En la vida es una reunión do centenares de hombres, que tienen sus inclinaciones, sus vicios, y estos hombres son que han de doblegarse la República.
Pues yo consideraría en los ciudadanos de la República una doble cualidad: su cualidad de hombres, y su cualidad de españoles. con una política inspirada a la vez en la ciencia, en la moral y en la historia, me dedicaría a proteger, fomentar y elevar esas dog cualidades radicales de los conciudadanos: su cualidad humana y su cualidad española. No hay otra cosa que apreciar desde el punto de vista del Gobierno entre los habitantes de la Peninsula más que esas dos cualidades, y esas dos cualidades nos llevan a esta operación política: la defensa de la vida humana y el auge de la cualidad española.
Para mí, el trabajo es lo único que puede cualificar al ciudadano en la sociedad moderna. Nosotros no somos socialistas; nosotros no hacemos política de lucha de clases; no la hacemos en el campo del proletariado; pero tampoco la hacemos ni la justificamos en el campo capitalista. nosotros hacemos una política de cooperación, y le decimos al proletario: Aqui estamos para esta política de cooperación, no en la barricada, sino en el partido político, en el Parlamento y en el Gobierno, y aquí estamos para esta política de cooperación, favoreciendo el auge, favoreciendo el movimiento ascencional del trabajo en España a ese rango cualificador de la sociedad al que todos aspiramos. pero la virtud de la acción y la virtud del Gobierno consiste en adquirir por el acierto, el mérito de quedar incorporados a una obra de valor histórico nacional y sólo la perspectiva de que nuestros nombres queden incorporados a una obra así, y sólo el placer, el inefable placer estético de ver la obra salir de las manos; el placer que puede sentir el artesano sacando de sus manos el objeto fabricado por el; el placer que puede sentir el artista al manejar la materia artística, la pintura, el lenguaje o el mármol, sólo ese placer vele por todos los sacrificios, vale por todas las pesadumbres, vale por todos los enojos que la obra inmensa que ha caido sobre nuestros hombres nos acarrea. Es que vamos nosotros ahora, en plena República, a resucitar los viejos tópicos del hispanoamericanismo, donde han brujuleado figuras borrosas, que se han adornado con nombres de la historia.
española, como si fuesen cosa propia, y han ido una y otra vez a las playas americanas, confundiendo los habitantes de América moManuel Azaña Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica