REPERTORIO AMERICANO Libros superstición del economista Una biografia de Eugenio Maria de Hostos.
La Corte de Justicia Americana y las postergaciones que ha sufrido.
Notas sobre la cuestiós negra los catalanes Autores Contra proposito del centenario de Sir Walter Scott.
Tomo XXV SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA San José, Costa Rica 1932 Sábado 10 Diciembre Año XIV. No. 614 Núm. 22 José María Allar, SUMARIO Gabriela Mistral Walter Scott, caballero de Escocia, Dalia Yñiguez En el álbum de la rental recitadora Dalia Yóiguez.
Juan Marinello Ugarte en la conciencia de América Gabriel Alomar Poemas de la prisión.
Juan del Camino Breve parlamento de Azoría a sus conterráneos de Persiles Valencia.
Aura Rostand Carlos Deambrosis Martins Magda Portal Azorin Una biografía de Eugenio Maria de Hostos Reseña de Hostos: CIUDADANO DE AMÉRICA, por Antonio Pedreira, catedrático de Estudios Hispánicos, Universidad de Puerto Rico Envío de Muna Lee de Muñoz, escritora portorriqueñia y Profesora en la Universidad de Puerto Rico. Río Piedras. San Juan de Eugenio Maria de Hostos El olvido que pesa sobre el nombre de Eugenio María de Hostos, ignorado de las masas a las que sirvió y estimado so.
lamente de los letrados nuestros, se debe tal vez a tres cosas: primero a que fué hombre de pais pequeño, al revés de sus pares, Sarmiento y Bello; luego a que desmenuzó su trabajo en muchos lugares, y finalmente, a que sus obras en la forma y en los métodos, no halagaron nunca los gustos sensuales que son los nuestros, de oratoria, de pasión y de ingenua demagogia.
Es desventaja en este mundo ser hijo de tierra chiquita y bien lo supo Darío, servidor de patrias ajenas por miseria de la propia. Como el hombre de talla pequeña necesita de más énfasis para imponerse en una asamblea, el hombre de país mínimo tiene que sacar de sus entrañas la ayuda que no le da un gran bulto físico de patria tendido a sus espaldas. El paisaje suntuoso acostado detrás de la figura en los retratos, la entona no poco y echa sobre su cara cierta reverberación. Echado al mar para buscarse ambientes y ganar su pan con desahogo, le reciben bien, le aprovechan en casi todas partes; pero su obra realizada entre los extraños, cuando él vuelve las espaldas, nadie se la defiende, y si alguno la continúa, raspará de la medalla el perfil legítimo.
Más desventajoso es todavía aquello de escribir contra la costumbre del tiempo y aún contra el temperamento verbalista y caliente de la raza, buscando crear otro orden, el orden intelectual de que él hablaba siempre; formar un módulo opuesto en un grupo de hombres es siempre un duro jadeo, y a veces resulta inútil. Martí, el tropical, escritor marcado por el cero grado el Ecuador, se hace admirar a manos llenas de las gentes de su latitud; Hostos, escritor antillano, que sacó de sus frecuentaciones inglesas y de su Augusto Comte la escritura sobria y directa, sin comercio con la metáfora, y el período lujoso, exige de Hostos es una figura altamente simpática a españoles y americanos. Representa Hostos la generosidad, la nobleza de corazón, la curiosidad infatigable del intelecto. volver a ponerse en contacto con tan simpática personalidad, gracias a la circunstanciada y erudita biografia de Pedreira, es cosa gratisima.
Azorín (La Prensa. Buenos Aires. La nueva generación portorriqueña. Pero este año de 1932 ha sido de gracia para el prócer soterrado, los hostistas pueden marcarlo con piedrecita blanca; el profesor Antonio Pedreira ha puLlicado su biografía, a fin de señalar a la raza olvidadiza su grave acreedor y el Instituto de la Sociedad de las Naciones la incluído su obra en la lista de sus edi.
ciones en lengua francesa. Son dos reivindicaciones definitivas. Chile ha de acordarse también cualquier día de que su nombre corresponde en derechura al Liceo de Chillán, y el Gobierno de Puerto Rica deberá hacer más tarde una buena Antologia popular de su obra en edición copiosa que inunde al pueblo.
Antonio Pedreira pertenece a la nueva generación portorriqueña de la cual se sabe poco en el Sur, pero se irá sabiendo cada día más. Gente hostiana es ella, en el sentido de que tiene puestas las manos a la vez en varios negocios vitales: en una independencia radical o mitigada de la Isla; en una dignificación del campesino por la posesión del agro y por la escuela rural y en ya visible afinamiento de la cultura literaria, natural en país que ha cuidado de su lengua. Las buenas fraguas de estos trabajos son el Departamento de Educación, la Universidad y la Prensa. unos años más, cuando esta generación de profesores y de escritores presente su hornada de logros, Puerto Rico dirá su palabra al Continente que lo cree acabado por el sometimiento que no fué tal sino cesión española En plena mocedad, Pedreira ha tomado la vereda de la norma útil que otros hallan tarde: ha tomado la mano del prócer moral y del maestro por excelencia de Puerto Rico, en signo de respeto a la tradición mejor y de disciplina dentro del respeto. Maestros se producen en mu chas partes y el mundo hasta hierve de su almácigo violento; pero un pueblo que se estima debe tener el suyo, lo ha tenido alguna vez o no es una casta, y hay que reabrir esa fuente propia, raspando en su costra, beber de ella y hacer beber. Puerto Rico no lo había hecho en En sus lectores e interés intelectual puro.
El biógrafo Pedreira precisa esto diciendo: Martí es el orador y Hostos el conferencista.
La mala fortuna del grande Hostos respecto de las masas lectoras americanas hay que explicársela por las razones dadas más otras. Son gloriosos a lo menos tres de sus compañeros de jornadas 50ciales y de batalla por la cultura: Sarmiento, Bello y Martí planean sobre el continente cada día más, cuentan con comentadores y discípulos y nuestros países les concecen la paternidad plena de su cultu:a. No se acuerdan de Hostos sino los antillanos, aunque él no trabajó una miga menos que los dos mentados. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica