REPERTORIO AMERICANO 165 nos.
cosas que la flor del ensueño, el acónito de los orientales, que es flor roja oscura y que se marchita consumiéndose de los bordes hacia adentro, arrugándose como si se quemara y se volviese carbón.
El último de estos viernes, Viernes de Dolores, Mario vio a la Villanita.
Su papá había sido amnistiado. Las lenguas que todo lo envenenan decían que ella, la niña, había ido en persona a Managua, al Campo de Marte, a pedirle la gracia al Presidente. El Presidente tenía ficticia fama de desvirgador. Es muy güebón! decían sus admiradores.
La verdad era que en El Salvador el general Villena había concertado plan para un levantamiento en León, si los generales leoneses se atrevían contra el tirano. El general, amnistiado por influencias salvadoreñas, aprovechaba la Semana Santa para sondear a los leoneses. La esposa y la hija le servían de mampara en sus asuntos. La Villanita jamás había estado en Managua.
Llegada ese día a León, en el tren de las doce, andaba de tiendas. Estaba donde los chinos, esquina opuesta a la del mercado, detrás de catedral, haciéndose de galas porque la Semana Santa es la época de los estrenos en León cuando oyó las marchas que acompañaban el Viacrucis. Sintió ganas de salir a verlo, pero le quedaban muchas comprar. En Masaya, le había explicado al chino dependiente, no se halla pero ni una hilacha que ponerse.
Tenía que aprovechar el tiempo. El chinito le decía que las existencias se agotaban: Mañana ya no hablía más que letazos: Pasado mañana, celadas todas las tiendas hasta la otla semana. La tienda estaba atestada de compradoras. En cuanto acabe. pensó la Villanita, me voy corriendo a ver entrar la procesión.
En eso sintió que alguien la halaba del brazo. Niña, quiay va el Señor, que lo salgás a ver! Adefesio lo ocupaban los transiuntes del Hotel mandados.
Acompañaba a la Villanita para llevarle los paquetes. La insistencia del santito la obligó a salir a pesar de sus propósitos. Apareció en la puerta en momentos en que pasaba el Señor de la Cruz.
No tuvo tiempo de arrodillarse la Villanita, sólo de alzar el rostro suyo candido hacia el divino rostro.
sintió los ojos de la imagen ahondarse en ella, dulces, tristes, benignos, coniprendedores, desolados. El color le subió a las mejillas. así encendida, turbada, desnuda su alma delante de Jesús, la vio Mario. Pasó la procesión.
En la cara de Adefesio no se desvanecía la sonrisa. Quién era ese padre, sabéj voj? le preguntó ella. Nuej padre, respondió Adefesio. Anda sotana. Se la puso porque se ejtá muriendo de enamorado. Qué decís. Nada. De quién ejtá enamorado? Iban, el santito monstruoso y la garbosa niña, de vuelta de las tiendas. Turbada, alborozada, qué sabía ella cómo, Porque con primavera se engalanala Villanita entró a su cuarto. La mamá despierta a vida nueva más hermosa andaba visitando. El papá estaba en la la jubilosa tierra soberana: cantina del León de Oro con amigos.
La Villanita se echó en la cama a lloInquieto amor se mueve en toda cosa: Los pájaros se afanan en su nido, rar.
Se le soltó la cabellera que llevaba el huerto y la corriente querellosa recogida en un solo moño, arriba de la nuca, y cayó al suelo la amapola con que se dan el beso que en la fruta acaba, se había adornado. Adefesio, de quien y a la luz del albor del nuevo dia ella no hacía mayor caso que si hubiera la dulce diosa que mi labio alaba, sido un animai, tomó la flor y se fue.
Mario no durmió esa noche y la pasó desde escondido trono de alegría casi toda de rodillas, sudándole las ma y en su mano la mistica manzana, la mañana siguiente eran los dice la ley de su alta clerecia: últimos ensayos para las grandes cere¡Ame mañana quien jamás ha amado, monias del Domir:go de Ramos. El pay más que nunca pruebe amor mañana dre Dubón, sabio en rituales, era el maesquien el sabor de amor tiene probado!
tro de ceremonias, Se celebraría misa II pontifical. Hacia el atardecer quedó libre Mario para descansar. Adefesio enDiona otra vez, como en antigua aurora, tró a su cuarto.
por la viril corriente del Oceano. Qué querés, Adefesio?
será engeadrada en sangre que colora Te traigo ejta flor. Qué?
los ámbitos del mar: Con extrahumano Se le cayó del pelo cuando se echó temblor el ponto tiembla, y en traseras a llorar.
Lloraba así. Ay, ayayay, ay, patas de garañón relincha ufano: que se me rompe el corazón. Quién lloraba?
Se agitan crines como mil banderas. Ella.
Divinamente grávida, la ola Mario tomó la flor ajada, y la besó.
obedece a las lunas alumbreras Salió a la calle. Necesitaba respirar.
Ya anochecía. En catedral descargaban y de ella nace aquella a quien se inmola carretadas de palmas tiernas para la benúnica la torcaz: Del agua grana dición del día siguiente. En Calle Real surgió, púrpura y oro de amapola. colgaban banderolas de papelillo de color, en cuerdas tendidas de alero a ale¡Ame mañana quien jamás ha amado, ro, y el papel, al empuje del viento, can y más que nunca pruebe amor mañana taba sílabas latinas. En la calle misquien el sabor de amor tiene probado!
ma, hábiles artistas hacían alfombras de TI flores, de serrín colorido, de maíz reventado y teñido, y de corozo oloroso, para que el Señor del Triunfo pasara con Ella, con flores más que joyas claras, decoro, montado en su burrita de verdecora el año: Por cariño de Ella dad, desde la parroquia de Subtiava a los hijos de Favonio hinchan las caras catedral. Las calles estaban animadas.
Mañana todo el mundo estrenaría, todo y dulcemente soplan: Toda huella el mundo estaría de fiesta, oliente a trade la estación ingrata se diluye po nuevo.
en agradable lluvia que destella Sus pasos lo llevaron a Mario al hotel de la Chepa. Aquí la animación era sonrisas de arcos iris y que fluye extrema. Corpus en Guatemala y Seen alegres riachuelos repentinos: mana Santa en León. no se ha dicho en como risa que en los ecos huye vano. León llegaban de toda la República. Venían hasta de Honduras, hasse va la lluvia por sus mil caminos: ta de El Salvador: Los colombianos se ¡Lágrimas son de doncellez en gana preparaban para sentarse a la mesa. Les estos glóbulos frescos cristalinos!
hacían los honores a unas mujeres jóvenes, de frescos rostros, de Estelí, que ¡Ame mañana quien jamás ha amado, habían llegad ese día. Iban y venían y más que nunca pruebe amor mañana miradas de ternura, risas de alegría franquien el sabor de amor tiene probado!
ca, señales de entendimientos tácitos. UriIV be Uribe vio entrar a Mario y corrió a abrazarlo. Lo saludó con el estribillo Húmeda de rocío está la rosa de la canción antigua que se cantaba la que las estrellas le Povieron: Franca víspera de la fiesta de Venus: abre sus pétalos la rosa rosa. Cras amet qui nunquam amavit, quique amavit cras amet!
y pálida de timidez la blanca: Una y otra celebran de Citeres Aquí se canta: las emociones que el amor le arranca: Italia para Como que ¡Ame mañana quien jamás ha amado, y más que nunca pruebe amor mañana quien el sabor de amor tiene probado. De voj.
Feliz mortal si con tus ojos vieres pálida y ruborosa a la doncella, un instante y el otro, por quien mueres. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica