3:32 REPERTORIO AMERICANO El día de la crucifixión Versión de Salomón de la Selva para Repertorio Americano Aquel día terrible, cuando se comechicos de modo que le tenían gran contió universal injusticia y Jesucristo fue fianza, pero hoy le irritaba que viniesen crucificado en el Gólgota entre dos laa molestarlo con fruslerías.
drones, aquel día terrible, desde temprano en la mañana, Ben Tovit, comerIII ciante en pequeño de Jerusalén, sufrió insoportable dolor de muela. El dolor Le disgustó también que se hubiese de muela de Ben Tovit le había comenjuntado tan grande multitud en la calle zado el día anterior, hacia el anochecer: y en las azottas vecinas, a no hacer nada Al principio la quijada derecha comenzó sino verlo a él con la cara envuelta en a dolerle, y una muela, la última antes un pañue o, como mujer. Iba a bajar de la del juicio, parecía habérsele saltacuando su esposa le dijo: do de manera que, cuando se la toca Mira, ahí traen a los facinerosos.
ba con la lengua, sentía sensación ligeTal vez eso te distraiga.
ramente dolorosa. Pero después de la. Déjame. Qué no ves lo atormencomida le había pasado el dolor de muetado que estoy. exclamó Ben Tovit.
la y Ben Tovit lo había olvidado por Pero en las palabras de la esposa hacompleto: Ese día había cerrado gananbía una vaga promesa de alivio para el cioso trato, el cambio de un asno viejo dolor de mueia, de modo que casi invopor uno joven y fuerte, de manera que luntariamente Ben Tovit se dirigió a la baranda de su techo. Torció la cabeza se sentía gozoso y nada dispuesto a preocuparse de indicios ominosos.
de lado, cerró un ojo y apoyó la mejilla la noche durmió como un bendito; en la mano, de manera que su rostro asumió expresión medio burlona de llanto, pero, a eso del amanecer, algo comenzó a molestarle, como si persona insistente y así se quedó mirando calle abajo.
le llamase a asunto importante, y cuanLeonidas Andreier En la calle estrecha, en subida a la do Ben Tovit se despertó airado, las mueLeonidas Nocolaievich Andreiev loma, movíase con sinuosidades de sierlas todas le dolían, le dolían abierta y es uno de los más salientes es pe gran muchedumbre, yendo y vinienmaliciosamente, con dolor agudo, penecritores rusos de lo que va del do desordenada y polvorosamente, gritrante. No podía entender si lo que le siglo. Brillante, irónico, mordaz, tando sin interrupción. En medio de la es también de gran originalidad.
dolia cra sólo la muela de la víspera o La carrera de las letras no se le turba iban los sentenciados, doblados si otras muelas se habían asociado en eshabía ocurrido hasta que su fra bajo el peso de sus cruces, y sobre sus lota cruel rebeldía a la primera, pues no caso como abogado casi lo lleva mos los látigos de los soldados de Roma al borde del suicidio. Publicó su sólo la boca sino que la cabeza toda le sc retorcían como sierpes negras. Uno primer libro, de cuentos, en el atormentaba con terribles sensaciones de 1901: Fué de éxito instantáneo.
de los hombres, el del pelo largo, claro, dolor como si hubiese mascado millares Hasta su muerte, en 1919, laboró que iba vestido con una capa rota mande tachuelas encendidas al rojo vivo. De sin desmayos produciendo cuen chada de sangre, tropezó sobre una pictos, novelas y dramas.
una tinaja de barro tomó un buche de dra que le empujaron a su paso, y cayó.
Ben Tovit se estremeció súbitamente de agua: El dolor se le calmó cosa de un minuto; los dientes todos le parecían dolor; sintió como si le hubiesen talacibió con paciencia los reproches grabambolearse con movimiento de onda, y drado la muela con una aguja ardiente; esta sensación comparada con la otra le tuitos, pues sabía que no venían del colanzó un quejido y enojado e indiferenrazón, y le trajo una porción de excepareció agradable.
te se apartó del barandal.
lentes remedios: Un nido de rata para Ben Tovit se acostó de nuevo, se acor ¡Qué manera de gritar! exclamó poner en la mejilla, agua fuerte en que se dó del asno del trato, pensó en lo feliz, conservaba un alacrán, y hasta un gui bocas abiertas sin dificultad y llenas de no sin envidia, figurándose todas aquellas lo completamente feliz que sería si el jarro de las tablas de la ley que Moisés dolor de mucla no lo hubiese atribulado, dientės sanos, fuertes. Qué bien no huhabía quebrado. El nido de rata le dio y quiso recobrar el sueño interrumpido. algún alivio, pero no para mucho tiembiera gritado él si el maldito dolor no lo Pero el buche de agua se le calentó en la aquejara! El pensamiento como que le po, y, el líquido y la piedra también le boca y a los cinco minutos el dolor de intensificó el color, pues se puso a cabo.
hajaron el dolor un instante pero sólo muela comenzó a hacerle rabiar más que cear y a mugir y a aullar. Mu u!
para que le volviese con intensidad mil nunca. Sen Tovit se sentó en la cama ¡Mu u u. Aú aú. veces mayor.
y se puso a mecerse como un péndulo. El. Dicen que hacía ver a En los momentos de tregua Ben Tovit rostró se le arrugú como si se le hubiedijo la mujer de Ben Tovit, que se hase consolaba acordándose del asnuelo del se encogido, y una gota de sudor frío se bía quedado inclinada sobre la baranda trato y se ponía como a soñar dichoso; le formó en la nariz que se le había vuelde la azotea; y cerca de donde Jesús sc pero cuando el dolor le comenzaba, se movía lentamente, levantado a inhumato pálida del dolor. así, meciéndose y quejaba, regañaba a su mujer, y amenanos latigazos, arrojó ella un pedrusco.
quejándose con sordos gruñidos, vio brizaba con romperse la cabeza contra una llar los primeros rayos de aquel sol que roca si el dolor no le cedía. Paseábase de iYa lo creo. Ya lo creo. Quién había de ser testigo de tres cruces y arriba a abajo en la azotea de su casa como El para haberme curado este doque se oscurecería de horror y de pesar.
haciendo un recorrido diagonal de esqui lor? expostuló Ben Tovit irónicamenna a esquina del cuadrado, avergonzánte; y añadió irritado. Qué polvo el que han levantado. Cómo si fueran una parII dose un poquito cuando se acercaba al lado de la calle porque llevaba la cara tida de ganado. garrote limpio se les Ben Tovit era hombre bueno, bondaenvuelta en un pañuelo, como mujer. debía dispersar. Vamos, Sarah, bájame!
doso, incapaz de tolerar o de aprobar Varias veces chiquillos corredores se le Sarah había tenido razón. El especninguna injusticia, pero cuando su mu habían acercado para decirle atropella táculo nabía distraído a Ben Tovit, un jer se levantó, la dijo muchas cosas du damente lo de Jesús el Nazareno. Ben poquito; quizás había sido el nido de raras, abriendo la boca con dificultad, y Tobit se contenía en su paseo, escucha ta lo que le había dado alivio, pues Benquejándose de que se le dejaba solo, co ba un rato, arrugaba más el rostro y Tovit logró quedarse dormido. Cuando mo a chacal, a quejarse y retorcerse de echaba a los chicos fuera. Ben Tovit era despertó, casi le había desaparecido el dolor sin ayuda de nadie. La esposa re hombre ondadoso y le gustaban los dolor y no le quedaba más que una li.
a los ciegos. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica