REPERTORIO AMERICANO 533 La solidaria celebración de un ideal Unirse o morir. La patria es América Envio del autor. Montevideo Sr. Presidente de la República: Sres. Embajadores; Sres. Ministros; señoras y señores: No es sólo una efeméride de América lo que la flamante Sociedad bolivariana del Uruguay, se propone celebrar con este acto. Ha querido organizar, más bien, la solidaria celebración de un Ideal. fué así que se apresuró a adoptar para ese fin el 22 de junio, aniversario de la Conferencia de Panamá de 1826. He aquí, en efecto, la cifra típicamente americana, la que resume a todas en un amplio conjunto, en el vértice de un solo, inmutable, vital designio. Designio de vida, de justicia y de paz, que nuestro continente reclamara, ya entonces con urgencia, confundido el clamor con los primeros vagidos de la libertad y las torturas de un alumbramiento que ha seguido convulsionando su organismo y su alma, en todo el transcurso de la. primera centuria. Para nosotros la patria es Amé, rica. había dicho Bolívar, al comienzo de la Epopeya, en 1914, en su proclama de Pamplona. Con la Conferencia del Istmo no aspiró sino a corroborar en la realidad internacional, esa su vocación sublime, a la que confundió su genio, su gloria y su martirio.
Hemos venido entonces a conmemorar el más alto ideal de América. Por equi.
distante, ecuménico y vital. Desgraciadamente todavía aspiración o quimera, como queráis llamarle, pero quimera, fantasía o ensueño que dice: unirse o morir. y que sólo uniéndose han de salvarse del caos, las naciones, los con tinentes y los pueblos.
Unirse o morir. He aquí el dilema planteado por el Libertador en el ins.
tante en que creaba las patrias y conquistaba la libertad común. Creaba y libertaba en la realidad, al tiempo que se afanaba por organizar en las constituciones, los congresos y los tratados, un espíritu continental, por el órgano de una Liga Anfictiónica, capaz de influir en los destinos del mundo. Tales cosas concebía y planteaba el genio incomprendido de América, asociación orgánica de pueblos, tribunales internacionales, reglas nuevas de derecho, vas.
tas codificaciones y alianzas. eso emprendía cien años antes que los hombres de Europa, los estadistas, confundidos ahora con los ideólogos, de aquella Europa de la Santa Alianza que él mismo enfrentó con sus ideas y su espada; es decir, la Europa de la conquista y la guerra; hombres del viejo mundo, he dicho, que al conjuro idéntico: unirse o morir, frente a la visión de la miseria y la sangre, levantan como único expediente, su mismo estandarte de coopedo hemos integrado aquellas Asam: bleas del viejo mundo, en las que se procura, en medio a complicaciones muchas veces dramáticas, organizar la paz y transformar la mentalidad internacional. Orgullosos de un hondo orgullo patriótico, cuando fuera un francés ilustre quien estableciera que corresponde a América promulgar las leyes necesarias a la Sociedad de las Naciones, es decir, las que se vinculan a una paz segura y permanente, porque sólo América podria ofrecer al viejo mun.
do una imagen y radiosa de la justi cia. Orgullosos entonces de sentir de qué modo un ideal originariamente americano, el de Bolívar, se desplaza.
ba victoriosamente hasta situarse en el centro del espíritu universal, y cómo una sugestión, también americana, la de Wilson, echaba las bases de la más grande institución pacifista de todos los tiempos y del punto de vis.
ta de las perspectivas jurídicas y la realidad psicológica hoy por hoy, la última esperanza del mundo. Orgullo.
El drama de las dos so cuando me fuera dado escuchar de labios de mi profesor del Instituto de Américas Altos Estudios Internacionales de Pa.
rís, Alberto de Lapradalle, maestro de Roosevelt y Bolívar maestros de Derecho Internacional, la aseveración de que el artículo 10 del De La Voz. Madrid Pacto de la Sociedad de Naciones no Log Estados Unidos son de veras potentes es sino la extensión al mundo entero de y grandes, como expresa el verso de Rubén las doctrinas de Bolívar. Dario. Dan de todo. Si dan nacido allí los Bastarían semejantes constataciones, odiadores profesionales, los que creen que señoras y señores, para evocar las profuera de los Estados Unidos nada vale la yecciones morales que abarcara el suceodiosa prensa amarila, los conquistadores de levita desde el seguro de su escritorio, como so que hoy conmemoramos. En 1826 formuló Bolívar un Evangelio de los Mac Kinley, y los cínicos pescadores en río pueblos. por su visión, su acento y revuelto, como Roosevelt a cuyo nombre va unido el despoja de Colombia, también pro.
aun sus métodos se trató de un acon.
ducen los Estados Unidos moralistas, idealistecimiento mundial. Pero en mérito a tas, apóstoles del bien, espíritus con un gran sus características de lugar y de tiem.
sentido humanitario.
po; normas propias; circunstancias his.
Uno de estos es Waldo Frank. Waldo Frank tóricas; credo y unción continentales, eg no es sólo un cerebro poderoso donde cabe el 22 de junio la fecha civil, la más holgadamente la comprensión de los pueblos genuina y universalmente americana.
y razas más diversos, sino un psicólogo, un Pueden y deben las nacionalidades adivinador, un mistico, un apóstol. El deseo distintas, agitar, al ritmo de la gratitud de comprender a los pueblos y de hacerles comprender por otros pueblos antípodas lo imperecedera, sus propios incensarios en desvela y lo enciende. Este sentimiento se la liturgia de la Historia, y ahí está esc puede llamar amor, y coloca a Waldo Frank depósito de glorias y misterios a que en el número de una egregia minoría, en el aludiera Juan Montalvo, indispensable a rango de una humanidad superior.
los pueblos ilustres, donde los dioses en Nadie en los Estados Unidos ha visto ha tienden en las cosas humanas; urnas de cia la América de origen mediterráneo con cenizas sagradas, polvo de diamante que ojos más penetrantes y fraternos. En Espa no disperse el viento como las del templo na mismo, su posición frente a la América de Juno Lacinia. Ahí están las efémehispana y su adivinación de ella sólo puede rides parciales, Boyacá y Carabobo, Bomcompararse a la de Unamuno, con quien Walbona do Frank ticne alguna semejanza en desgaPichincha, Junín y Ayacucho, rrada sinceridad y en íntima generosidad de Las Piedras y el Rincón e Ipiranga, y espíritu. Sólo Unamuno ha hablado y habla todas las demás, del copioso devocionaen España de nuestra América con esa comrio nuestro aureoladas en el mismo limprensión a que se llega inás que por el rabo de inmortalidad. Pero América enzonamiento y la experiencia, por el amor y cumbra una fecha que las comprende a lo que llaman los místicos consubstanciación. todas, en un haz ideal, la misma que simSólo Unamuno. Don José Ortega y Gasset, no. boliza su propio concepto sui géneris Hay que aclarar las cosas, las almas y de la libertad y el derecho. Esa fecha (Pasa a la página 239) no puede sino referirse al jalón boliración y paz.
Orgullosos nos hemos sentido los representantes del ideal bolivariano, cuan Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica