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12 REPERTORIO AMERICANO éste es puramente muscular y táctil sentimiento universalista, entre los cuanos dice Duhamel.
les están Jules Romains, Philiphe SouEste gran libro, Escenas de la vida fu pault, Julcs Supervielle, Valery Lartura, es uno de los documentos más fie baud, Pierre Mac Orlan. Todos perteles sobre los Estados Unidos. Entre los necen a la línea de André Gide, del que libros franceses del género parciales en han tomado su fecunda sed de conosu mayor parte ocupa un lugar excep cer. Aun hay otros escritores gideacional por su elevación e independencia. nos. pero de inclinación campesina, caFresca está todavía la lectura de Un ojo tólica o localista: Henry de Montherlant, nuevo sobre América del joven escritor León Paul Fargue, Ramuz, Max Jacob.
Paul Achard que fué a Nueva York inviDuhamel sabe infundir a sus obras un tado por una empresa cinematográfica gran aliento humano que le va acercanyanqui. Aun tenemos el paladar el sa do día a día al pueblo y le dará la altubor del caramelo cosmopolita de Paul ra definitiva, al lado de los maestros exMorand que cantó a la gran urbe encru celsos. Sus libros serán buscados cada cijada del planeta. El libro de Duhamel vez con mayor afán. Novelistas de los es el de un hombre libre que pertenece niños, cantor de los humildes tiene un a la estirpe espiritual de Rabelais, Vol.
tomo de poesía unanimista, Compataire y Montesquieu. La Academia Frangnons amigo de todos los que sufren, cesa ha discernido con razón un premio se identifica con su personaje Salavin excepcional a estas Escenas de la vida que quería ir hacia la santidad sin la futura que andan ya traducidas a varios fe. Indiferente a la frescura del lauidiomas.
rel, el gran escritor francés trabaja Para completar su juicio panorámico sin descanso. Medita sobre los problede nuestro siglo, Georges Duhamel aca mas contemporáneos. Ve el mundo. Anba de publicar su Geographie cordia da por las modernas ciudades. Moscú, le de Europe donde están consig New York, Berlín, le han visto pasar sonados sus viajes por Holanda, Gre bre el friso de la muchedumbre. Su micia Finlandia. La simpatía por el mun rada compasiva, tras de los lentes de do que alienta en todos los libros del cerco de carey, parece poner sobre los creador de Salavin, le coloca a la cabeza hombres un gran resplandor de piedad.
de los escritores franceses de generoso Jorge Carrera Andrade Barcelona. Febrero. 1932. los pinos del Niagara con critorio de empleado modesto y al diván aquel del que decía Henry Bidou que era el más profundo retiro de Salavin, la concha del caracol. Luego, andar de nuevo. Mas ahora hacia los Estados Unidos, o sea el reverso de la estampa soviética. Conocer quería los dos polos de la civilización contemporánea: el Estado colectivista donde un partido político ejerce el poder en nombre del proletariado y el Estado individualista donde el capitalismo gobierna en nombre del pueblo.
Tres nornias mentales se había fijado Salavin Duhamel: Calma pura, equilikrio, serenidad. Retrato de Salavin por él mismo. y la visión de la América sajona tenía que parecerle excesiva.
Los rascacielos alojándose en las nubes.
El Empire State de New York plantado en el camino de los dirigibles. Hormigueros humanos moviéndose ordenadamente al mandato de los timbres y los guiños luminosos. Civilización de insectos anota el viajero. más arriba. Ciudades inhumanas construídas en un suelo que no invita a la moderación. Lagos, valles, ríos, bosques, llanuras, todo es desmesurado. Nada parece hecho para inclinar al hombre hacia un sentimiento de armonía. Luego Chicago, la ciudadcáncer. La deificación de la máquina que lo arrolla todo y amenaza transformar a nuestro siglo en una Edad ciega, imperialista.
Duhamel se va al campo para airear y.
tonificar su espíritu. Mas el campo en los Estados Unidos aparece tiznado de carbón, prisionero entre valles, construcciones, letreros prohibitivos, carteles industriales. Inconocible sin su libertad y su soledad nemorosa. Diríase que hasta la tierra misma no realiza allí su trabajo con alegría. Está sometida a la tortura de la explotación febril. ΕΙ agricultor no cuida amorosamente la heredad sino que trata de hacerle rendir el máximo provecho en el menor tiempo.
No es este el agro francés que el campesino cuida, más que con amor, con secreta avaricia, ni mucho menos el agro holandés, amaestrado, vestido y alimentado científicamente para la conservación de su gran salud botánica.
El observador desconsolado busca la cifra espiritual. el significado. de la vida norteamericana, en el hogar, los espectáculos, las costumbres. Mas por todas partes sólo halla un materialismo estrecho, oculto bajo un barniz de aparente puritanismo. La reglamentación de los actos menores de la existencia diaria es llevada hasta el límite. Hay una especie de dictadura higienista y mora! lizadora que pesa sobre los individuos y las cosas. Se na hecho una ley para re.
ducir la duración del beso de cine a la longitud de siete pies de celuloide. El consumo de alcohol es prohibido; pero en la feliz tierra del dipsómano Edgar Allan Poe, todo el mundo sin cxcluir la mujer hebe hasta el delirio, hasta la muerte. Coktails de agua de Colonia.
Coktails de agua dentífrica. Coktails de alcohol de madera. Miles de individuos viven del contrabando, son poderosos como reyes y constituyen la primera fuerza electoral en la política, gracias la prohibición. Confort sí lo hay, mas carrera.
Heredia y Envio del autor Para José Maria Chacón y Calvo, que prepara la biografia definitiva de Heredia Figura singular en América, don Ale de Heredia. Después de suspirar por las jandro Woss y Gil, de Santo Domingo, palmas de Cuba, el poeta se retracta y ha usado siempre con desgano sus do dice, con rumoroso rodar de erres: nes de excepción, recorriendo toda la escala del trópico, desde hombre de leNi otra corona que el agreste pino tras hasta general, y, como casualmente, a tu terrible majestad conviene.
ha ocupado dos veces la presidencia de Pero en 1917, visitando el Niagara, vi la República. Pero su vocación defique Alrededor de la caverna inmensa nida es la de conversador. Conversador de arco vastísimo, que empezará con los no había pinos.
fósforos de Suecia, atravesará el turbio ¿Serían los pinos mera invención literaria de Heredia? Sentí la certeza de río de las filosofías de la intuición sin salpicarse con nombres de filósofos, y que no: en el Niágara hubo de haber pirematará con los caballos de nos a principios del siglo xix; los versos Pero conversador a la dominicana, con dan la impresión vital de lo que vieron los ojos. Escribí entonces, proponićndosu carga árabe de cuentos sabrosos, com) aquel del cochero gallego que, nele el problema, a Mr. Ellijah Clarence Hills, a quien debemos buenos estudios y gándose a sustituir su pobre caballo crioexcelentes ediciones de Heredia. las llo envejecido con algún buen ejemplar del norte, exclamaba chasqueando el lápocas semanas, después de consultar obras históricas sobre el Estado de Nuetigo. Nu hay cum la raza latina!
Era yo adolescente cuando oí comenva York y la región del Niagara, el distar a Woss y Gil la fuerte hermosura tinguido hispanista me comunicaba la sode dos versos de la oda Al Niagara, lución, la cual, no sé por qué, no ha trasmitido al público, a juzgar por su reciente volumen de Hispanic Studies:La catarata estaba rodeada de pinares; DR. HERDO. CIA pero hacia 1840, vándalos codiciosos establecieron en la cercanía aserraderos Enfermedades de los ojos, que talaron los bosques circundantes.
oídos, nariz y garganta. Después, cuando el Niagara degeneró en institución oficial, se pensó en repaHORAS DE OFICINA: rar el desastre; se plantaron árboles nue10 a 12 de la mañana vos junto a la catarata, pero se olvidaron y de a de la tarde de los pinos, su natural corona.
Pedro Henriquez Ureña Contiguo al Teatro Variedades Nota. Este artículo fué enviado a la revista Social, de la Habana, y publicado en 1931. Ahora, en enero de 1932, acaba de morir Alejandro Woss y Gil. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica