212 REPERTORIO AMERICANO otros muertos ilustres Alejandro Hamilton, y donde Trinity Church levanta su aguja mística sobre el rumorio y ajetreo de Broadway y Wall Street, alegando la necesidad de descongestionar el tráfico que allí es enorme, o la ventaja de poner a rentar aquel espacio en vez de tenerlo improductivo, en el sitio del mundo donde vale más el terreno?
Nosotros padecemos, en cambio, la manla demoledora. Hasta hace poco, antes de darme la vuelta por España, yo la atribuía a nuestro espíritu anárquico y travieso de pueblos jóvenes; pero alla vi que pasaba 10 misino. La gran preocupación edilicia en toda la peninsula es construir una calle ancha y derecha que se parezca lo más posible a la Gran Via de Madrid, así tenga que sacrificarse lo típico y tradicional para sustituirlo con construciones generalmente de una fealdad inverosímil. Quizá la manía venga de más lejos, quizá sea una característica de la naturaleza humana. Recuerde usted sino el epigrama romano contra la familia papal responsable en los dias del Renacimiento de los derribos de los grandes monumentos del Imperio: Quod non fecerunt Barbari, fecerunt Barberini.
Sea lo que fuere, nuestros ediles harian bien en renunciar a su alán destructor, no sea que algún epigramista criollo, que no faltan por cierto en México, parodiando al latino, diga de ellos en lo futuro que sólo cedieron la palma en punto a destrucción a los terremotos, y esto por habernos tocado co que me trajo a México por graciosa equien suerte una tierra tan volcánica.
vocación de mi Gobierno que no acabaré Bromas aparte, pienso que es hora de acununca de agradecerle, todavía es poco para dir a las voces que como la de usted ahora callejear y curiosear a través de este México, claman en defensa de nuestro pasado. digo como el alma del poeta, muy antiguo y muy nuestro, porque mi devoción a nuestra raza moderno. Helas. de aquí me iré, probableignora en lo sustantivo y fundamental las mente sin haber dado el menor motivo de denominaciones adjetivas o nacionalistas. celos a los manes de Metternich, pero con mi Ahora en México, en España el año pasado, concieacia indo ibérica enriquecida y robusen mis andanzas por Centro América antes, tecida con el recuerdo de una cultura en que en todas partes y siempre, he sentido este han contribuido el español fuerte y austero pasado nuestro como cosa mia en que buscar a la par que el indio suave y elegante, cuyo las raíces de mi espíritu. No hace mucho elogio aunque leído desde hace tiempo en Padecíale a mi distinguido amigo Don Genaro lafox, sólo ahora comprendo de verdad. Estrada, ese otro acucioso indagador de co este indio blandilocuo, fino de maneras, enasas coloniales, que conoce y ama a México morado del color y de la línea grácil, apegatanto como usted, esto es, lo mismo que Mon do a sus bellas y pacientes industrias, le he taigne decía amaba a París, hasta en sus hecho lugar en mi espíritu al lado del conarrugas. que esta ciudad ha sido para mi quistador y del fraile, tan mal entendidos y una profunda revelación de mis orígenes es calumniados como él.
pirituales.
Ya puede usted darse cuenta de mi devoDespués de diez años vividos en una ciu ción a las cosas que constituyen la suya y dad del Norte, de habla y cultura extrañas de por qué apruebo con todo entusiasmo si a las nuestras, necesitaba yo un chapuzón esfuerzo por conservarle a México ese Panque me reintegrara a la tradición en que teón de San Fernando que guarda los restos naciera, y aquí en este río de leyenda e hisde los adalides de la Reforma y que ayuda, toria remansado a la sombra de tanto lindo con otros monumentos de su pasado, a darla claustro, de tanta hermosa torre, de tanta casona señorial y de tanta cúpula dorada de el aire y el tono de gran ciudad colonial.
sol y azulejos, me lo he dado, y bueno. So Ruégole, pues, aceptar mis felicitaciones y brándome como me sobra a veces el tiempo, considerarme su admirador y amigo, pues que mi poca actitud social no basta a mantenerme ocupado en el oficio diplomátiMario Sancho Ca uno es cad uno Envio del autor Est es mi rancho, dentre Mira, Manuela, no sias así, usté, aquí acomoda.
bos has cambiao mucho. Tas heEra ya casi la noche.
ch otra.
El hombre encendió una vela. Pos. Cad uno es cad uno.
de cebo; entonces pude obser yo mentró com una cólera, varlo: un mestizo, tipo del costepero par evitar me quedé callao.
ño rancio, flemático por el clima Sobre la mesa chisporroteaba demasiado tórrido. Su cara esla vela, haciendo una estalactita taba señalada por el látigo del de ccbo.
medio dia.
El hombre llenó su jarro.
Nos sentamos a una mesa. Pos un día allé platicando. Hace mucho tiempo vive uscon Juan Lobo. Juan Lobo es un ted aquí?
hombre que vivía a mediora de Cincuaños.
aquí. Ya se jué, quinsabe paon Pero.¿no tiene usted mude. En la noche ese mismo día, jer?
había una tempesta; el mar estaEl hombre se me quedó vienba picao y relampaguiaba con do huraño y desconfiado; luego tormenta. Yo salí a meter la mubajó la cabeza.
la que había arrancao a juir ai pa Tenía una. ise murió. dentro; cuando volví, allé a No quiero tener otra. Manuela alistand un motete.
En un rincón había una garra. Idiay. Manuela. qu es fa; el hombre la subió a la mesa.
eso? Yo acordé qu esc día la Madera de Carlos Saluzar Es guaro e charral.
vide platicando con Juan Lobo, Bebimos un trago. Después sólo él seguía bebiendo.
y se me puso que habían andao en enredos mientras yo an. Se murió. No quiero tener otra.
daba en Chomes.
Entonces empezó a hablar, más bien que relatando, re. Mirá, sinvergüensa, bos te vas ir a juntar con ese cordando en voz alta: hombre. Pos vá la maldita y se encara y me dice. Se murió, vaser dos años; ja ver. Sí. dos años. Sí, vuir a juntame con él, me gusta más que bos, cado No era buena Manuela. Yo estaba encariñao con ella. Pa uno es cad uno.
que jué tonta. alegro que aiga inuerto. Está bien, le ije ;Andate ya. Pero ya. Si es que El hombre seguía bebiendo.
podés llegar. Ella salió pa juera. Un día juí a Chomes a mercar una mula pir Orotina a Los ojos del mestizo irradiaban, y bebía, bebía sin lograr vender peje; estube ocho días ajuera; cuando volví, Manuela emborracharse, y oprimía con su manaza el cuello de la gaer otra. Yu y ella nos habiamos llevao siempre muy bien. rrafa como si quisiera estrangularla.
Yo estaba encariñao con ella. Pos juí un día y le digo: En la pared, colgado de un clavo, había un rifle de grue. bos te pasa algo, Manuela, sos otra. Qué tenés? so calibre.
desime. Qué apasao?
Cad uno es cad uno, roncó el mestizo; y después de El hombre bebió otro trago.
una pausa. Por las grietas del rancho entraba la fosforescencia del. Le ije a usté qu esa noche había tormenta?
mar; ahora estaba de vaciante, sosegado, quejumbroso apeEl hombre tapó con el corcho la garrafa.
nas. Oíase lejano el chapoteo de una lancha en el desagua Pos,. ila mat un rayo!
dero del Tárcoles, y el monótono croar de un sapo, Carles Salazar No tengo nada hombré, idejame!
San Jose, Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica