248 REPERTORIO AMERICANO Sobre incomprensión Trad. y envío de Emilia Prieto Un comentario periodístico acerca de algo que escribí yo hace poco parece haberme hecho comprender el significado de esta cuestión tan evasiva y difícil de captar que es lo moderno. Ese comentario a que me refiero puede tomarse como un muy claro ejemplo de la ideología de nuestra época.
Yo escribí recientemente que la música en las comidas hace difícil la conversación interrumpiéndola, y algunas gentes se dieron a comentar y a discutir si la música a las horas de comer tendrá del mismo modo algo que ver con la digestión. este detalle será el punto de partida de mis argumentaciones.
Los que leyeron mi artículo saben bien que yo no hablé de digestión. No pensé en ella ni tampoco pasa jamás por mi mente ni cuando como ni cuando oigo música. Mucho menos se me ocurrió pensar en ella cuando escribí aquel artículo a que me vengo refiriendo y la sola idea de que hubiera podido pasar por otra mente para no decir ocupar otra mente en conexión con la otra controversia, me parece un compendio de toda la estulticia, la bajeza y la vulgaridad Gilbert Chesterton de que está llena esta filosofía práctica de nuestros tiempos.
Yo no alegaba que la música intervi tentar un diagrama de sus deformidades.
niera con la asimilación de los alimen Primero está nuestra ciencia rancia y tos, sino con la conversación que puede huera como una de las maldiciones de ser la de las tabernas o la de los gran nuestro tiempo. La más estúpida y la des conversadores que piensan tanto en más vil acción puede llegar a explicarse su digestión cuando comen como los hé razonable y respetable, no dentro del roes de la Iliada y del canto de Rolando hecho científico; pero sí dentro del lenpensaron en tomarse el pulso o en me guaje científico. Este tópico grotesco o.
dirse la temperatura cuando celebraban por mejor decir grosero, se vuelve sosangrientas batallas. No me quejé de que lenne por fisiológico. Cuántos hablan de para la comida sea mala la música, pero proteínas, vitaminas, etc. pero ocultesí me quejé de que para la música sea mos tras un velo esta escena horriblemala la comida y llegué hasta la im es bastante con saber que un elemento pertinencia afirmando que si queremos en el todo conduce a que el cuerpo sea oír buena música debemos escucharla con tratado como una cosa científica o que toda nuestra atención puesta en ella y debiera tomarse en serio.
no en otra cosa. Un músico notable ha Luego andan todos sumidos en una de sentirse maltratado al saber que sus soledad monstruosa y patológica. Cada creaciones se traen para amenizar un hombre vive solo con su digestión como lonche y llegaría hasta el asesinato si con un demon. El vino y la música supiera de alguien que usó de ellas co no son para él elementos que diluyan su mo auxilio a la digestión.
alma dentro de un cordial espíritu de Pero lo que me interesa es esa incons compañía. El vino es malo para su diciente sustitución que hubo entre diges gestión y la mísica es buena para su tión que yo no mencioné y conversa digestión, por lo tanto se abstiene del ción que era a lo que yo me refería. uno y absorbe el otro en su triste aisParece hallarse escondido en esto el lamiento. Diógenes se recluía en un tosecreto del caos espiritual por el que nel y San Jerónimo en una cueva; pero van dando tumbos nuestras sociedades. más que eso, estos ascetas buscaban la Es como un leve indicio de todo cuanto caverna de su mundo interior. Hoy paanda mal, cerebro, temperamento, re rece que cada hombre se empeña en hacuerdos, sentimientos y también, indu cor de su alma un jubón.
dablemente, digestión: Finalmente nuestro materialismo lleTodo eso que como ya dije anda mal ga hasta las más bajas formas del ateísvale la pena de que se analice después mo de ahí la creencia de que todo de localizarlo dentro de los elementos empieza en la digestión y no en la raque hacen de él un conjunto monstruoso zón divina que debemos partir del fin y siniestro. Antes que esta fantástica material si queremos trabajar desde el criatura de los males modernos se me origen y el fondo de las cosas. Con esa vuelva a escapar yo la desecaré para indesventurada e insenata filosofía se le asignan. a la digestión atribuciones de creador y al organismo las del objeto creado, no quedando entonces en el fondo de la mente otra preocupación que la de esa cosa pruta que llamamos cuerpo. Por eso no pueden comprender el ridículo que hay en que un solo de violín ande supeditado a lo material y a 0 bruto ya que esto constituye el único dios. según ellos a que se ha de servir.
El hombre moderno está además poseído del terror de sí mismo ya dije que sirve a su cuerpo pero también le atemoriza su cuerpo. Una buena sugestión para un dramaturgo sería la creación simbólica de un hombre que huyera por las calles perseguido por su propio cuerpo. Esta tara no podrá definirse como ateísmo más podríamos acercarnos a su definición si la tratáramos como lo que sería el culto al diablo y no precisamente a esos diablos rojns de las pasiones y los placeres sino a los del miedo que son azules.
Por eso están ahí nuestros contemporáneos dando el cómico espectáculo de poner el carro a tirar del caballo. No comprenden que la digestión está en función de la salud y que ésta es vida y que la vida tiene como principal objeto inspirarnos el amor a la música y a todo cuanto es hermoso. eilos invierten el orden y dicen que el gusto por la música ayuda a la digestión. Tampoco podrían decirnos si les preguntáramos, para qué quieren buena digestión, y aquí he de recordar a aquel filósofo medioeval que dijo que todos los males provienen de gozar de lo que es para usarse y de usar lo que es para proporcionar placer y eso hacen nuestras gentes. Así los vemos sacrificar las únicas cosas que pueden darnos felicidad a lo que ellos llaman progreso y subordinar lo bueno a lo eficiente, siendo que lo bueno ya implica un fin y lo eficiente es tan sólo un medio que conduce a un fin. El progreso y la eficiencia no son más que instrumentos. La bordad y la felicidad son los frutos esos frutos que han de ser producidos y determinados por aquellos instrumentos. Sin embargo cuántas veces son tomados los frutos como cosas baladíes y sólo se dirigen el interés y los propósitos hacia los instrumentos.
Con eso nuestros hombres nos dicen que no se necesitan peces con tal de que haya muchos anzuelos. De ahí esa extraña inversión de valores al hablar de la música no sólo cono un auxiliar de la comida pero de la digestión.
El espíritu insulso y decadente de nuestra época acepta esta trastrocada ideología sin ver sus monstruosidades.
Esta ideología que no ha podido elevarse ni siquiera a lo cínico y que no puede condensar su esencia en una paradoja pesimista. Quienes a ella se acogen (Pasa a la página 254. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica