Carmen LyraOmar Dengo

302 REPERTORIO AMERICANO pioso, muchas veces original y la alti sintaxis griega, mayor que la de su hertud sostenida de sus inotivos.
mana, la de Roma; la costumbre, sacaLas tres son almas hincadas en el sen da de los maestros, de ordeñar un tema tido heroico de la vida hasta lo más hasta su agotamiento; el repertorio coprofundo de sus potencias; Pellicer y pioso de ejemplos viriles, en ambas liVásquez más épicos, arrancan al mundo teraturas, donde cada temperamento hafísico el millón de sus imágenes y es Ila su padre y lo sigue; la pasión de la tán llenos de ojos, como el ala del dragón; Pardo García más lírico que épico raza y del suelo propios, que satura, de Homero a Virgilio, las dos culturas y a veces, aparece partido como el tiemhace de sus obras los manuales verdapo lo quiere en la piei de los contactos deros del único patriotismo que no sea el hoyo interno de las iluminaciones.
una farsa o una malicia política.
Bienes del clasicismo. DefendienEl caso de la poesía de Rafael Vásquez do la educación clásica, da entera la razón a Daudet.
Franque cia está tirando por un democrático Pediremos sin embargo al colombiano amor de plebeyas actualidades, León más colombianismo de víscera: sus hé: Daudet enumera los bienes visibles e in rces están bien amados y bien dichos; visibles que ella acarrea a sus ama pero la tierra americana pudo penetrar mantados, y que serían: el único cono más en esta épica fiel. Mas: hasta que cimiento entrañable de una lengua pro se toque en todos sus poros y nos gopia, si ella es latina; la riqueza de la tee el zumo suyo en la mano.
Gabriela Mistral Nápoles, setiembre de 1932.
de la Geografía de su terruño, deseoso de que los niños y los adolescentes, lo más puro y fresco de un pueblo que lo habita, participen de su noble sentimiento.
Se desprende de toda la obra él anhelo de que los costarricenses amen el suelo que los sustenta; eso es, que lo amen, es decir que lo comprendan, que abran los ojos y que lo sepan mirar, para que descubran sus riquezas; que no lo vedan, que lo conserven y lo trabajen.
Sin duda alguna, es el de don Miguel Obregón uno de los tres o cuatro espíritus costarricenses que han sabido mirar el aspecto fisico, el pazorama de Costa Rica con Amor (no quiero poner a este nombre ningún adjetivo, porque es en sí un sustantivo en donde están todos los adjetivos que sig.
nifican vida, inteligencia. Al leer su libro, he imaginado al autor haciendo a través de Costa Rica un viaje como el de Nils Holgerssora de Selma Lagerloff a través de la Suecia; solamente que en vez de cabalgar una oca silvestre va sobre uno, de esos gavilanes que en bandadas pasan en el verano sobre nuestras cabezas.
Ignoro si haya recorrido o no todo nuestro territorio. Pero si no ha contemplado con sus propios ojos cada una de las montañas o llanuras que describe, las ha visto en las descripciones o narraciones que ha tenido a mano, con una atención que falta a menudo a quienes las han visto con las propias pupilas. acaso Reclus o Julio Verne visitaron todas las regiones que describieron? En cambio de Maistre, que dicen fué un viajero incansable, apenas escribió: Un viaje alrededor de mi cuarto.
Lo que se siente en todas las páginas, es que la Geografía General de Costa Rica de don Miguel Obregón es un libro escrito con amor.
Comentario. Viene de la página 297)
bezar ciertos capítulos si no es que todos, con epigrafes tomados de las Geórgicas de Virgilio? También os cantaré a ti ¡oh poderosa Pales. y a ti;oh pastor Anfriso digno de eterna memoria. y a vosotras job selvas y ríos del Liceo. No es un crítico en el sentido más amplio de la palabra el autor, seguramente no. Es más bien un poeta contemplativo enamorado Carmen Lyra Marzo de 1932.
REPASO Revista de libros un cuento de hadas o hacia la Australia ea donde hay salvajes que saben lanzar el boomerang. Qué ansia de correr sobre las pampas de la Argentina y de ir a ver en la América del Norte levantarse ciudades populosas de la noche a la mañana como en las Mil y una Noches. Cuánta admiración por aquellos exploradores mártires de una curiosidad sublime que se internan entre las nieves de las regiones polares, sin hacer caso del dolor que los acecha por todas, partes, en su afán de llegar al punto que sólo señala el dedo magnético de la brújula. por aquellos otros que abren al mundo civilizado el corazón salvaje del Africa: Li vingstone, Stanley, Mungo Park el que deja la vida en el Níger!
Por primera vez el cielo se revela con todo su misterio a nuestro espíritu en los umbrales de la adolescencia: es el trapecio de Orión con su Betelgeusa y Rigel de primera magnitud, y sus Tres Reyes, y su nebulosa invisible a simple vista, quien nos inicia en el temor y en el terror de Dios y de lo Infinito y pone en nuestra inteligencia el grano de fermento que más tarde se ha de transformar en la duda fecunda; es Aldebaran del Toro en el extremo de una V, y los Ojitos de Santa Lucía, y la Osa Mayor o el Carro con su Cocherito sentado en el timón; es la Estrella Polar en la Osa Menor señalando el Norte a los viajeros, y Sirio el sol verde, y la de Casiopeda, y el Escorpión enroscando su cola de brillantes sobre el cielo austral, y la Cruz del Sur persignando horizontes que dijera Chocano, y la Via Láctea fluyeado el divino silencio de sus millones de estrellas y nebuiusas sobre la eternidad del tiempo y del espacio!
Todo esto y mucho más despierta y se agita en mi memoria, mientras el original de esta Geografía General de Costa Rica de don Miguel Obregón, mi antiguo profesor de Geografía, está abierto sobre mi mesa. Envio del autor MEDITACIONES SURAMERICANAS, obligan a sentirse propiamente contempor Hermann Keyserling.
plada. Es esto cierto? Si afirmamos rotunAmérica, 13 América latina, es, desdamente, sin temor a equivocarnos, pade hace mucho tiempo, apto terreno pasemoga comentar el nuevo libro del ra la apreciación. Todos se asoman a Conde Hermann Keyserling.
su brocal, e indagan el color de su fon¿Por qué? Porque es, admitiendo la do. El color del fondo, del pozo que es infantilidad de América; tomando como América. Uno, se queda satisfecho, al notable lo aun no desarrollado, o mal haber creido intuir el color de Améridesarrollado, en cuyo caso no cuenta, ca, cuando comenzó a vislumbrar la sucomo el autor del Análisis espectral de perficie de las algas que rompían la Europa. ha enfocado esta su nueva vicristalina superficie del pozo. Otro no sión del aims americana. Keyserling, quiere tomar demasiado en serio, todo partiendo del americano origen animilo que en serio contempla, y nos da una co, y a pesar todos los deslices que definición casi exacta, una visión casi se han señalado, y que se pueden secompleta del colorido, un poco sombría; ñalar en su obra, quiere a una América dificultado un tanto, por las algas que niña, quiere a una América sin resabios, engañaron al primero, bastante más, que porque Keyserling, que ha afirmado ver al que nos ocupa. Un tercero, para nosen este continente una gran cantidad de otros, mucho más persuadido no hay posibilidades, lo encuentra demasiado que olvidar la evidente subjetividad de Veno de ansias imitadoras. Muy aficionuestros juicios, si obstinados por ser, nado al remedo, y poco acostumbrado a no, del todo objetivos. analizando los ser remedado.
componentes que daban color al fondo Todo en América, viene a decir, se del pozo anrricano.
encuentra en inicial germinación. Todo Pero ung vez terminadas todas las en América, en un retrotaerse, en una observaciones, de todos los observadocorrección de unos vicios, por tantos res, un humorista, ha intentado adiviseñalados, debe tender a una originalinar la intención secreta del pozo. La dad, a la originalidad que nos señalara evidente complacencia de América: ser Unamuno, que no es la originalidad, sicontemplada. Sentir la ayuda, de los que no lo originario. Lo originario! Situánpretendiendo y queriendo observarla, la dose América en sus orígenes, deseanA Omar Deng) le tocaba escribir esta página que ahora escribo. Pero como él no puede hacerlo ya, el autor quiere sea yo quien la escriba. Qué habría dicho Omar Dengo de esta obra optimista que dijerase concebida a la luz del diamante del hada Beryluna de Mae.
terlinck. Habría deseado como yo, enca. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica