REPERTORIO AMERICANO 217 Un poeta nativista uruguayo: Fernán Silva Valdés De Lecturas Dominicales. Bogotá, Domingo 21 de julio de 1929 nos dijo la vidalita del chingolo. Así pudimos apreciar, desnudamente, nítidamente, toda la fuerza, todo el encanto de aquella creación, una verdadera crea.
ción: Pero al otro día. vidalitaylo encontramos muerto, pobre chingolito vidalitayay! vidalitay. hoy mi guitarra. vidalitaytiene una voz: la del chingolito. vidalitayque en ella murió, ile Es incontestable que en la época actual, la forma poética tiende a libertarse cada vez más de las antiguas ligaduras, convencionales y artificiosas que dieron lugar a que maestros de tanta autoridad como Faguet, anunciasen su próxima desaparición. La poesía, sin embargo, es una cosa permanente y eterna.
Fernán Silva Valdés Hay en las dos repúblicas ríoplatenses una poderosísima tendencia nacionalista, que así en la novela y el teatro como en la lírica, lleva a buscar los temas propios. la corriente es tanto más interesante cuanto menos tiránica se manifiesta: Montiel Ballesteros escribe cuentos de sabor acrcmente indígena; Carlos Reyles escribe El Embrujo de Sevilla. a nadie se excomulga.
El nativismo tiene en Fernán Silva Valdés el más alto de sus poetas. El no ha entrado a la co.
rriente: la corriente ha entrado en él. La vocación lo arrastra en forma irresistible. Lo seducen todas las cosas del pueblo humilde y de la naturaleza salvaje tal como si él fuera un gaucho que anda a campo traviesa con su chiripá y sus boleadoras. Posee un oído musical muy experto, y ha hecho felicísimas adaptaciones de las formas poéticas a los aires de la pampa, por ejemplo, al aire de la vidala o vidalita, simple, de frase corta y muy breve en extensión; suele traer un estribillo o ritornelo.
Berta Singerman, la genial recitadora argentina, cuya voz es un milagro, nos dio a conocer en Chile La muerte del chingolo (Chingolo es una ave cantora del Sur. La composición está hecha con un argumento hermosísimo, de esos que pueden ser referidos en prosa y no se desvanecen. Encontré cuenta el autorun chingolo enfermo. Estaba en el suelo, inmóvil; no podía volar. Lo tomé en mi mano, grande y ruda, lo acaricié. Como no tenía jaula, le eché en la guitarra, y se quedó quieto. la media noche lo oímos cantar: bitibío bío. Pero al otro día pobre chingolito. lo encontramos muerto.
La melancolía connatural de los pueblos indo americanos encuentra en el Plata su modo de expresarse en el estribillo de los tristes y las vidalas, así como llega el ay! del lamento, muchas veces, a mezclarse con el tamboreo y huifa en que grita sus entusiasmos el chileno, ei roto chileno, remoledor y zumbón.
Silva Valdés lleva su noble talento, tan audaz, tan caliente, tan flexible, hasta componer una vidalita con palabras, con todos los ritmos y acentos y expresiones, como lo hace un músico con las notas en el pentagrama.
Hay que tener algunos antecedentes, algunas informaciones técnicas, para que el extranjero pueda gozar en todo su sabor la poesía del gran cantor uruguayo.
En una reunión inolvidable que hubo en la Escuela de Declamación de Montevideo, Silva Valdés, sin moverse del asiento que ocupaba en la tertulia, ni hacer el menor movimiento de manos, ni de gesto, ni de modulación de la voz, Canto a los nuevos poetas de América Mientras la ciencia a descifrar no alcance las fuentes de la vida; mientras el corazón y la cabeza batallando prosigan; mientras exista una mujer hermosa.
habrá poesía.
De La Nación. Buenos Aires Nuevos poetas de América salud!
Nuevos poetas de América; de ojos reflectores y de manos maestras en el barajar y en el distribuir los naipes del paisaje.
Olímpicos atletas volteadores de records en las canchas celestes; atletas que realizan sus juegos asombrando a las gentes con sus gestos recién nacidos, y sus palabras recién pintadas; líricos jugadores del equipo interplanetal; cancheros del cielo, discobolos del sol. Nuevos poetas de América que viajan hacia todos los rumbos llevando los ríos azules o rojos envueltos pescuezo como ponchos; poetas que se peinan los cabellos con el peine del bosque y del trigal; y llevan arrolladas a la cintura las lonjas del camino como llevan los gauchos las boleadoras.
Poetas que lanzan sus cantos teñidos de tiempo futuro como los honderos sus piedras rosadas o moras tenidas de eternidad.
La composición contemporánea no se sujeta a un ritmo uniforme, a un coni.
pás isocrono, como un reloj. Tiende, siguiendo e interpretando la vida misma, a la variedad en el ritmo. Es una gran conquista, y es un grave peligro. En manos de los poetas auténticos, que tienen inspiración y tienen oído, además de la cultura indispensable, la forma métrica así liberada es un instrumento ri.
quísimo y maravilloso, en donde cabe la Naturaleza toda y todas las voces y matices infinitos de nuestra vida interior. al revés, en manos de los que no poseen aquellos atributos, se convierte en una bagatela insignificante, que se confunde con la prosa, sin las cualidades de ésta. Tal sucede cuando se hace versolibrismo por seguir los mandatos de la moda.
El gran poeta uruguayo nada tiene que hacer con la moda. Hombre en los comienzos de la edad madura, de vasta inteligencia y de ideas generales a la vez que dueño de un gran tempera.
mento y una sensibilidad extraordinaria. se ha formado derroteros propios, ha encontrado puntos de vista originales, ha sentado doctrinas nuevas para su conciencia de uruguayo y de americano, y esos cánones sociales marcan rumbo a su literatura y a su estética.
Poetas de América, enhiestos como estaciones radiotelegráficas, que surten de sonoros colores los oídos de las grandes ciudades. Pasa a la página siguiente. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica