332 REPERTORIO AMERICANO ALMA DE AMOR de mi soledad de entonces, también yo dolorido De puro arrior, Amor ya no te encuentro asomado en la ventana de una risa, ni en el celeste vergel de primavera.
OCTAVIO JIMENEZ Abogado y Notario Amor, en la tristeza de mi alma de. mi incierto afán, en la baranda reclinado te contemplo, Amor, en mi congoja de pie en el universo, atormentado, y en el postrer crepúsculo vertido. OFICINA: 125 varas al Este del Almacén Robert, frente a Reimers.
Tel. 4184 Apdo. 338 De puro amor, Amor ya no te encuentro en el breve seno de mi amada ni en su bucle, su pañuelo, ni su mano.
ADOLESCENCIA: Los más leves recuerdos en mi soledad aquella.
Mi novia adolescente, mis versos encendidos, mis cálidos silencios, mis tristes vocerios; prendidos en mi, sólo de mi espíritu, en fiebre recuerdos de colegio y amores primitivos.
Los más leves recuerdos de mi soledad aquella.
Brotando sentimientos de ocaso en la planicie, de incendios en mi alma, de sexos en mi cuerpo; en mi extático entonces angustias de mi anhelo, en mi soledad vidente, nostalgias hasta cielos.
Tiene Ud.
Dispepsia. Se cura fácilmente usando En el dolor del mundo y en su llanto.
Amor, en sus lágrimas te busco, infructuoso, en su afán y mi desvelo; de mi paz avergonzado, y mi sosiego desbordado en mi amor por este anhelo.
SAL UVINA De puro amor, Amor ya no te encuentro de mi nostalgia, ni siquiera en vuelo.
en su dieta.
AGRURAS FLATULENCIA MAL ALIENTO. DOLORES DE CABEZA Síntomas todos de que su digestión anda mal.
Desaparecen RAPIDAMENTE con el uso de la Amor, en el confín de mi horizonte, preso tú en la música lejana, presiento, ocultos, tu llegada a mi interior, y tu ascenso luminoso en mi vida como única esperanza.
SAL UVINA JUVENTUD: Los más leves recuerdos de mi soledad aquella.
Yo eterno en el mundo. luminoso náufragode mi verdad; y eterno en la amargura, penetrando, de silencios nimbado, solo, a buscar de mi la compañía, y en ini ser, de misticismos anegado, la exaltación postrera del hallazgo último en la reliquia de mi vida.
Que la congoja, pena y el tormento la inquietud, el desasosiego sean felizmente abandonados, y alegres serár en tí sustituidos por la paz, el reposo y la armonia.
HERMANN ZELEDON BOTICA FRANCESA si lejanos, atraídos, si muertos, resucitados.
Alma soy, Amor, que en tu busca, angustiada, camina. Alma, Amor, por ti, soy peregrina!
NINEZ: Los más leves recuerdos en mi soledad aquella.
HISTORIA DE MI SOLEDAD MUERTE: Los más leves recuerdos de la soledad aquella.
Yo preso en los cementerios Tú muerta, madre, muerta Tú, mujer, muerta!
Tú mucrta novia Yo muerto en los cementerios entre los cipreses muertos. Muerto el Sol en las tinieblas. Abril 1931)
INTRODUCCION: En la soledad festiva los más leves recuerdos, vibraron en mi violentos: Mi libro azul, perdido; mi buen perro, dormido; ALMA DE MI ALMA Por eso, sí, que mi alma se asombra de los niños y las niñas, de la luz de las flores y el aroma incierto de los astros, por eso que no estudio el misterio del llanto, soy por eso poeta.
millares, millones de botas y zapatos, y en el borde de aquel crepúsculo sin nombre junto a ti junto mi pasó un niño y fuiste fuimos un instante, airón y juego de la tarde.
De que mi alma se entusiasme con un lirio y en mi frente brillase de mi silente soledad el emblema, también, desde entonces, me hallo arrepentido y supe por fin, el sacrificio que a la estrella le cuesta ser lucero.
Porque mi alma se arrepiente del gozo que encontró en su ardiente anhelo de pureza y comprendo en mi ascenso, que a ger puro ni siquiera tengo derecho, por eso, sin querer, os lo cuento.
Fué entonces: cuando mi alegría porque el viento arrebató de mis manos, dormido, el mejor de mis versos, reclinudo de papel en su más blanca cuna, y volando impasible cruel lo abandonó sobre el inmundo lodazal del universo, cuando supe por fin, que la blancura es una lacra terrible que los limpios, impecables, escupen, sin piedad, en el humilde corazón de los manchados. ya en la gloria del dolor sin goce aprendí la emoción de los andrajos y el misterio inefable del sentir perverso: que el rencor y el odio pueden ser piadosos y aumentar, quizá, el candor de la desdicha.
Odiando, sí, quería confesarlo me siento, Dios, orgulloso de ser malo porque de amor, preciso también, se hace decirlo, sier to remordimiento de conciencia y conozco que es imposible ya poder ser bueno.
Desde entonces lo sé.
Desde aquel momento preciso que sobre ti pasaron sin robarte. verso mío, Alma miaArturo Serrano Plaja Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica