REPERTORIO AMERICANO 187 autor de todas las gentes, que tiene el se nos ha sumido en esta época, sacando guardada en los recovecos de las colinas, muestrario de ellas delante de los ojos y frente, cintura y pies de la misma lonja más pura que en nuestros valles abiertos en el cual ninguna se le cae ni se le de madera irreprochable, lo quisieron de la América del Sur, donde la tradipierde.
hacer en leño oscuro, casi negro, por ción se evapora con las aguas a ojos visacentuación de la fuerza y del denuedo. tas; el viejo español pimentado de no Las ciudades. Las ciudades se dicen Es el verdadero Juan del Desierto, con sé qué clavos de olor costumbristas que las undécimas.
el pellejo de camello cubriéndole con su no se hallan sino en la Isla leal, con no La San Juan de Ponce de León, el que ardentía el lomo, con el paso sin miedo, sé qué anises de familiaridad que los vino a sosegar en la Isla locura de fuen bien adelantado, y con el mensaje que pueblos duros del Sur hemos perdido y tes de la juventud que no estaban en casi se le oye en la boca, despeñadora que el acucicso Navarro Tomás anda ninguna parte y que le cansaron caballo a la vez de la cólera y de la buena nueva. recogiendo aldea por aldea como recoy marchas de a pie; ciudad bien funda Ganas siento de ponérmele al nivel de la gen los hijos las prendas de la madre en da, es decir, bien asentada, con mar ayu boca para que me sople lo suyo, que bue casa de parientes, donde bien se las dador delante y todo el cuerpo de la na falta me hace; pero está en lo alto y guardaron.
isla detrás, como está en el barco la yo me quedo al nivel de sus pies, que no Pero mejor que la carne de la lengua proa; luego se dice la Ponce andaluza de aconsejan sino andar. sin embargo, yo es todavía el dejo con que se la dice, la clara y de feliz, bien avenida con el ca puedo decirle un ruego por su Isla: garganta enmielada por donde ella pasa lor fuerte que no la descoyunta y que San Juan fuerte, no los hagas fanáti perdiendo durezas de hierro peninsular la deja trabajar. La Mayagüez viene cos, pero házmelos un poco absolutos que no caben aquí, en una luz tan dulaun, la que es tan verde que habría que para defender ciertas cosas.
Ellos te ce, y que no sirven on razas sin soldaalzarle el follaje para mirarle la cara del han rezado siempre en español, a ti, san dos y sin pujo voluntarioso. En ningucaserío; y las otras y las otras ciuda to judío que casi eras español, y quieren na parte oí más tierra la santa lengua des. Mejores las aldeas que ellas, a ve seguir rezándote en la lengua en que mía; habiendo vivido entre tantas gences, por inocentes y por esa integridad entregan mejor la entraña suya; ellos tes, ninguna me bañó como ésta el corade alma antillana, que no se han dejado quieren guardar su suelo, sabiendo, zón de las mieles morales de la casta.
estropear, viviendo de la toronja solar, por el judío entre otros, que es malo per Para que yo entendiese hasta dónde lleviviendo de la caña que es el vestido der la tierra asiento de los pies y del ga la dulzura del idioma, cuando él quievegetal de cualquier Antilla; o vivien alma; y ellos quieren tener la misma hon re; hasta dónde él, que hizo el bronce do del mango o la piña que juegan ra de la América del Sur, la de ser due cuando era trance de bronces, hace el al duo de las frutas perfectas. Las al ños de sí mismos, que es la mínima po óleo y se puede pasar, si la ocasión es de deas y las aldeas hacen el cuerpo de la sesión que podamos tener en este mun piedad, al bálsamo consumado de la conIsla, y las ciudades son no más que el do.
solación.
gesto político burocrático, lo que es bien Gabriela Mistral para país agrario, para país honrado y La lengua. La lengua no se me quesensato, sin calenturas industriales, ate de sin decir, la vieja habla de Castilla Santa Margherita, Dic. 1931.
nido al suelo y seguro de él.
Las costureras. La puntada duodécima de alabanza para los trabajos de aguja. Las mujeres de Puerto Rico ni son mecanógrafas ni son contadoras ni bur Envio del autor. México, guesas de mano sobre mano. Cosen pa Ocho de la noche. Llueve a cantaros. Ta bueno. Quirino; llévatelo al para Nueva York, cosen para las Antillas, Perdida en la oscuridad, se oye una voz. jar. Esperen! No apetece un jarro de cosen para su misma gente. Cortan, y Buenas noches.
café o pulque? Eritre. Ha de estar embordan los vestidos tropicales de dicho. Pasó rato, y de nuevo: papado. Alarguese un banco a la lumsos colores estampados; hacen las blusas Buenas noches.
bre; haga rueda pa que se le. seque la livianas que vuelven a la mujer floral de Los perros, aún amarrados al tramo ropa y se desentuima.
cuello a cintura, y los primores de aguja jo, con sus ladridos feroces y jalones. Muchas gracias; aquí no más, por. absoluta, desde el encaje al recamo, in hacían estremecer el rancho de madera. que me tuygo.
sistiendo en el encaje, en el que repiten Todavía más fuerte, repitieron. Ande; sin pena. Quiere una gorsu propia luz. De la mañana a la tar Buenas noches.
da con picante. Ramona! Enchilate otra de, la máquina corre con ruido sordo. Hablan, Quirino; asómate! dijo al y descuelga un tasajo de cecina. Traite suave de agua más que de rueda. La es. guien dentro de la cocina, y una silue también un jarro de pulque, del fuertampa que yo les he visto es ésta: el bus ta pasó rápida entre el claro luminoso. te. que hay por ahi. Qué dicen?
to recto de la obrera como fondo; los ojos de la puerta, volviendo luego. Vengo de la cienda la Davia. Fuí de ella puestos sin distracción sobre la. Llueve a chorros, amo! Es León al arreglo de lo del Rincón.
tela agradable de aderezar; la canción Luis, del pueblo del Rincón. Sigues con el pleito?
criolla acompañando la tarea y consin. Qué quiere ese indio matrero. Ahjá.
tiéndole a la obrera piense lo que dé su Pregunta por asté. Cállate Co Cargado, como buen indio.
corazón, mientras gana la moneda gran yote!
Hubo un silencio de meditación. Luede, el dólar preciso de que come la El mismo hombre que ordenara y que go, el ranchero, como si continuara sus vieja que ya no trabaja y el niño que no estaba calentándose embozado en el fo ideas, preguntó: trabaja aun.
gón, en compañía de varios gañanes, con Oyeme, León. Qué demontres hay Melodía de máquinas serviciales de toda calma, levantose del banco rústico de cierto en ese chisme? Unos cuentan parte a parte de la Isla, tan larga como de tronco, y mientras lo hacía, una pa que tienes razón; otros, que eres un sinla música de los cocoteros. Diez mil labra dura brotó de sus labios vigoro vergüenza vividor.
mujeres plantadas como tulipas en el sos. Ya en pie, fuć a donde lo llamaban. El indio León Luis, arrugó con iosuelo de la Antilla pobre. En el corazón. Quién me busca?
lencia el entrecejo y se quedó con los se me aposente y no se me vaya esta mú. Este es el Rancho de Laguna Se ojos acerados prendidos en los serenos sica parecida a las otras que llevo: la de ca, de los Guadarrama?
de su interlocutor. Después de sostenerlos trigales de la Araucania, la del río Padres de más de cuatro. Qué los penetrantes e inquisitivos, repuso: nativo de Elqui y la de la marcha perquiere. Tú eres arrendatario la cienda, verdurable de los indios de México. Asté es.
dá? Nosotro no. También eres hijo, co ¡No le importa. Se le ofrece algo? mo quien dice, de español por tus agüelo El San Juan. El San Juan de la Cate No se puede seguir. agua trozó dijunto y por parte de padre. Los del dral capitalina se dice el décimo tercio.
el camino y.
Rincón semo indio puro. Tú eres de Tallado totalmente en un leño, como Viene a quedarse. 1) MI personale es auténtico; fue uno de los primeantes lo hacía el artesano magistral que Si su mercé.
ros agraristas en el estado de México.
León Luis (1. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica