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REPERTORIO AMERICANO 115 El testimonio de Darwin Fragmentos del fomo del Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo. Calpe. Madrid. 1921 (Véase la entrega antepasada)
Santa Fe es una pequeña ciudad tran anterior. Ese país tendrá que aprender quila, en la que reinan la limpieza y el como todos los demás estados de Sudorden. El gobernador, López, era un sol américa, que una república no puede dar dado raso en tiempo de la revolución, y buen resultado mientras no hay en ella a la fecha lleva diez y siete años en el un fuerte núcleo de hombres imbuidos en cargo. Semejante estabilidad sc debe a los principios de la justicia y del honor.
sus procedimientos tiránicos, pues hasta ahora la tiranía parece adaptarse a estos Aprovechamos la tarde para continuar países mejor que el republicanisn:o. La nuestro viaje a Mercedes, en el río Neocupación favorita del gobernador con gro. Al llegar la noche pedimos que nos sistía en cazar indios; de poco tiempo a admitieran a dormir en una estancia con esta parte había matado 48 y vendido que tropezamos. Era una finca enorme, los hijos a razón de tres o cuatro libras que tenía 10 leguas cuadradas, y su duepor cabeza.
ño figura entre los principales propietarios del país. Un sobrino del amo se ha5 de octubre. Cruzamos el Paraná llaba al frente de la misma, y estaba con para ir a Santa Fe Bajada, población si él un capitán del ejército, que en días tuada en la orilla opuesta. El paso nos anteriores había huídn de Buenos Aires.
costó algunas horas, porque el río aquí En la situación en que se encontraban, se compone de un laberinto de pequeños su conversación no dejó de ser aména.
ramales de agua, separados por islas baComo de costumbre, se mostraron asomjas y boscosas. Llevaba una carta de re bradísimos de que la tierra pudiera ser comendación para un anciano español redonda, y apenas podían creer que un catalán, que me trató con la más desusa hoyo bastante profundo y largo la talada hospitalidad. Bajada es la capital de draría abriendo un boquete en el lado Entre Ríos. En 1825 la ciudad contenía opuesto. Tenían, no obstante, noticias de 000 habitantes y la provincia 39. 000; un país donde había seis meses de día. mas, a pesar de su escasa población, niri y seis meses de noche, y en el que los guna provincia ha sufrido revoluciones habitantes eran muy altos y delgados!
más sangrientas y obstinadas. Se ufana Me preguntaron con viva curiosidad de poseer diputados, ministros, un ejér por el precio y condiciones del ganado cito permanente y gobernadores; de vacuno y caballar en Inglaterra. Al samodo que no son de extrañar las frecuen ber que en este país no se cazaba a los tes perturbaciones del orden público. animales con lazo, exclamaron. Ah!
Con el tiempo será una de las regiones Entonces usan ustedes las bolas. La más ricas de La Plata. El suelo es va idea de un territorio dividido totalmenriado y fértil, y su forma casi insular la te en fincas cercadas era para ellos una provee de dos grandes líneas de comu novedad. Al fin el capitán anunció su nicación por los ríos Paraná y Uruguay. propósito de hacerme una pregunta, anticipándome gracias expresivas si se la 18 y 19 de octubre. Continuamos COI ba con toda verdad. Tenablé al lentamente navegando río abaju por la pensar en la profundidad científica de la magnífica corriente, si bien ésta apenas cuestión que me propusiese; pero me renos ayudaba. En el descenso encontra puse después de oírsela formular. La premos muy pocos navios. Uno de los mejo gunta era si las señoritas de Buenos Ai.
res dones de la Naturaleza, como lo es res no eran las más hermosas del munesta soberbia vía de comunicación, paredo. esto respondi, como un renegado: ce estar aquí relegada de intento a no Lo son de una manera encantadora.
servir para nada, porque tal es lo que Entonces añadió: usan las señoritas ahora sucede con un río en que los nade otras partes del mundo peinetas tan víos podrían navegar desde un país tem grandes? Con toda solemnidad le aseplado, tan admirablemente rico en cier guré que de ninguna manera. Los dos tas producciones como desprovisto de jóvenes quedaron complacidísimos. El otras, a otra región de clima tropical capitán. exclamó luego. Ahí tienes! Un y de un suelo que, según el mejor de los hombre que ha visto medio mundo nos jueces, Bonpland, en fertilidad no lo atestigua; siempre creí que era así, tiene semejante en ningún país del mun pero ahora lo sé con toda certeza. Mi do. Cuán diferente habría sido el aspecexcelente dictamen en punto pcinetas to de este río si colonos ingleses hubie y belleza me facilitó una hospitalidad obran tenido la fortuna de ser los primesequiosísima; el capitán me obligó ros en remontar la corriente del Plata! aceptar su cama, resignándose ci a dor. Qué ciudades tan magníficas hubiemir sobre su recado de montar.
ran ocupado ahora sus riberas! Hasta la muerte de Francia, el dictador Mientras estuve en esta estancia me del Paraguay, estos dos países deben divirtió mucho lo que ví y oí de los pepermanecer tan distintos y sin comuni rros pastores del país (1. Yendo a cacación como si estuvieran situados en ballo, es cosa corriente encontrar lugares opuestos del globo. cuando el gran rebaño de ovejas guardado por uno viejo y sanguinario tirano haya pasado a o dos perros, a la distancia de algunas rendir su larga cuenta el Paraguay será millas de poblado. Con frecuencia me destrozado por revoluciones cuya violencia correrá parejas con la fals? calma (1) Orbigny ha hecho una descripción muy semciante de estos perros. Tomo I, pàg. 175.
maravillé de cómo podía haberse establecido una amistad tan firme. El método de educación consiste en separar los perritos, cuando son muy jóvenes, de la madre, y acostumbrarlos a vivir con sus futuros compañeros. Hácese que una de las ovejas dé de mamar al cachorro tres o cuatro veces al día, y al último se le prepara una cama de lana en el corral; además, no se le permite nunca juntarse con otros perros ni con los niños de la familia. Por regla general, se le castra; de modo que cuando alcanza su completo desarrollo apenas tiene afición a los individuos de su especie. consecuencia de semejante educación, el perro pastor no siente deseo alguno de dejar el rebaño, y defenderá a éste como los ordinarios suelen defender a sus dueños.
Es divertido observar al acercarse a un hato de ovejas como el perro avanza inmediatamente ladrando, mientras el ganado se reúne detrás de él, como pudiera hacerlo alrededor del morueco. estos perros se les enseña también fácilmente a conducir a casa el ganado a cierta hora de la tarde. El defecto más enojoso que tienen, de jóvenes, es su afición a jugar y retozar con las ovejas, pues en tales deportes las hacen galopar sin misericordia hasta cansarlas.
El perro pastor acude a casa todos los días por alguna cantidad de carne, y después de recibirla escapa de nuevo, como avergonzado de sí mismo. En tales ocasiones sus congéneres domésticos le hostilizan ferozmente, y el menor de ellos no deja de ladrar y perseguir al ex.
traño. Pero en cuanto éste ha llegado al rebaño se vuelve y empieza a ladrar a sus perseguidores, con lo que todos los perros domésticos huyen a todo correr.
De un modo análogo, una cuadrilla de perros salvajes hambrientos dificilmente atacarían alguna vez (nunca, me dijeron)
a un rebaño guardado por uno de estos fieles pastores. Todo este relato me parece un curioso ejemplo de la adaptabilidad de las afecciones en el perro; y, en medio de todo, se ve que, en estado salvaje o doméstico, tiene un sentimiento de respeto y temor a los que se valen de su instinto de asociación. Porque únicamente fundándonos en este supuesto podemos explicarnos que una manada de perros salvajes sea puesta en fuga por un solo perro con su rebaño; y es que los fugitivos deben sentir de una manera confusa que aquel adversario único, al estar asociado, adquiere tanto poder como si tuviera de su parte un número de perros igual al de ovejas que 1: acompañan. Cuvier ha observado que todos los animales de fácil domesticación consideran al hombre como miembro de su sociedad, y satisfacen así su instinto de asociación. En el caso precedente, el perro pastor considera a las ovejas como semejantes suyos, y así, confía en su fuerza, y los perros salvajes, no obstante saber que cada oveja individualmente no es un perro sino buena presa para coa un Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica