136 REPERTORIO AMERICANO Glosas galaicas (Del exquisito libro, En Tierras Galaico Lusitanas. del Marqués de Figueroa, he tomado estas impresiones. Arreglos, traducciones, adaptaciones. no: impresiones. Me he dejado llevar por el selecto espíritu del autor, encantado en el claro doble espiritual que halla en las cosas materiales; he amado estos sentires por mi sentidos, y eso es todo. He respetado, eso sí, al desenvolverlos en sus formas poéticas, los conceptos originales en cada verso, sus unidades rítmicas y las también caprichosas sonoridades de la rima. Honda y fuerte esta alma galaica, precisa y armoniosa esta lengua galaica. Donde la fuente mana En aquella sierra quiero Ir a morar: el que bien me quiera allá me Ira a buscar.
En los castros de Marzón, por las fuentes del Fontán, de do mis quereres son,. a do mis amores van. Fue un sueño de verano. la vigilia por sucño valiera cual recuerdo de un hecho lejano?
Una noche calada y serena, por el valle, muy cerca del rio, pasó la quimera.
Se aclaró con la luna un instante, y dejó en el espacio una estela vagarosa, conio esos caminos que las cimas del cielo blanquean, que los astros abrieron e hinchieron con polvo de estrellas!
Por seguir en la via del cielo ese rastro que brilla y que tiembla, me desvié mucho más del oscuro camino de la tierra, alumbrado no más que un momento de vigilia, o de sueño que fuera, como cuando el hablar de una hada llevome tras ella. Ya de aquello pasó mucho tiempo, esa noche ya muy lejos queda!
Bien he vuelto a buscar, solitario, en los claros de luna, en la selva, mi blanquita figura del hada cuyo encanto de mozo tuviera, y que vi remontarse al espacio y burló así mi aſan, itan ligera!
Alma triste. talvez sortilegios la tuvieron sumida en tristeza, como a tantas que vagan perdidas ignoradas por los cuerpos de ellas!
Mas si un claro de Juna hay que hechiza, y del sueño la imagen nos queda, el recuerdo, cual duda que vuelve, me hace al cielo pregunte por ella, y pregúntame a mi cómo es cierto que a una hada o quimera, al pasar por la vega del rio la vi y me viera, y que a mi se volvió y me habló, como si una hada fuera, una noche en verano, ya ha tiempos, una noche calada y serena!
Su cuerpo semeja espiga de siempre movible gracia; icon cuánta envidia la miran señoras como rapazas!
Bravo el genio de Catuja.
con el tiempo ha de pagarlas pues, luciente como el sol que se refleja en su cara tan requemada y tan tierna cual trigal para la estancia. aunque no pierde amorios y en todos los bailes baila, y los mozos van detrás de la vecina envidiada, corren dias, pasan años, y Catuja no se casa; pues a los mozos les mueve solo el gusto de mirarla: para casarse precisa algo más que linda cara y talle como de espiga y tierna y movible planta; sabe que no es para todos ni ninguno, y sus miradas, sus palabras y sus risas son engaños que no engañan; gestos, aires de Catuja que le dan hadas muy malas: mirar, que a un tiempo enamora y quita de enamorarla.
La inansedumbre de esta agua fresca viene de lo alto, de su vertiente: fue detenida por los escollos y fué escondida por muchas nieves; de estas prisiones dulces, huyeron bajando al cabo por la pendiente, y aquí la espuma, cual nieve blanca, sobre las aguas copos parece.
De muchos yurros se hacen regazos, que luego, juntos, lagos se vuelven; aguas del río que corren hondas pues más se ahondan cuanto más crecen.
Ya no van puras, van enlodadas, ni van cantando: tan solo tienen quejumbres tristes, como recuerdos de aquella vida de donde vienen.
Prisión añoran de amor primero: cual las prisiones de su vertiente son los quereres nunca olvidados, y no habrá nunca puros quereres si asi no miran, limpios y claros. con ojos claros y transparentes, como las mansas aguas del rio, limpias y puras y dulces siempre.
Amor del alma, amor oculto que más ahonda, que más nos tiene, si fué estorbado por los escollos, si fué escondido bajo la nieve! Cantigas Huyendo.
Murmuran los aires, rugen los vientos. en la naturaleza nunca hay silencios. Las selvas de los amores!
las selvas de las rositas! ellas van ellas y ellos y se enredan y se espinan!
Muy confiados se llegaron; muy mal y tarde huirán: los amores gustan mucho, bastante espina el zarzal.
Los amores de la selva como espinan, gustan más; y al volver ellos y ellas ya son otros cuando van.
Divagaciones Silenciosa de todo, natura impasible se recoge y calla, y callando el sentir de las cosas es tanto más honda y amada!
El hablar de las cosas se escucha: a ellas llega la voz de las almas, y es un eco que leve resuena, estrechado en las cortas estancias de las almas, que sientense presas y anhelan tener otras ansias, y logrando cebarse en los cuerpos, como fuera de sí, libres vagan!
No está bien que les falte un aliento porque así su alentar más engaña; gula a las almas ensueño o quimera para alzarlas al pico más alto, y perderlas cual nubes o nieblas que entre más se levantan son nada.
Cantigas.
Los ojos de Juana me han querido ver; pero, ella no quiere, y. yo qué le he de hacer. por qué el mirar torna. es miedo de ser vencida, por arte de algún mal querer?
Quisiera que Juana mirara e hiriere: en luchas de amores la que hiere pierde.
Los aires, que se hacen vientos, mucho llevan al pasar: pero sin que arraigar puedan por el llano en donde van.
Las llanuras, las laderas y las cumbres de Dumbrians, cual gigantes siempre erguidas mucho asombro y miedo dan con el fiero ardor del viento y el rachado vendabal que los troncos rompe, quiebra, decidido a abanicar el ramaje, y va diciendo, y lo va dejando atrás, murmullos, que en el espacio, los tiempos repetirán: cosas que de lejos vienen, cosas que a muy lejos van!
Son como de nuestros hijos, fueron de nuestra heredad y la de ellos, y más de ellos, de la que está más allá.
De la historia, entre las ruinas que en el propio llano están. recuerdos de viejas fiestas celebradas junto al lar. las tradiciones emanan que a las almas guardarán. Vientos suaves! Los primeros que acertamos a escuchar; sin caprichos en sus cambios porque menos cambios hay, nos alientan con cariño que es el dulce suspirar de natura. en el silencio y en la paz del Rio Nadal.
Muy hondo escucha el espiritu voz que nunca morira: no dice cosas de afuera ni asuntos de liviandad; se le revelan al alma, que en busca del alma va en el mundo, que se sume, que se extingue, en el quejar de los aires que murmuran; Catuja «Vos avedes os ollos verdes, matarm edes com elles. Baylada de la cantiga 1061 do Cancioneiro da Vaticana. Hada o quimera?
Vigilia o sueño?
No importa que los sueños sean mentira ya que al cabo es verdad que, venturoso el que soñando muere, és infeliz quien vive sin sonlar.
Rosalía do Castro Ojos verdes de Catuja, que desde muy lejos llaman, y desde muy cerca alejan, y cerca y lejos engañan.
Es la Catuja hechicera que conversa, brinca y canta, y se burla y se sonrie con la boca y las miradas; su mirar amores pide pero en juego siempre para.
Tiene rubios los cabellos, y entre las mejillas blancas muestra, como rosa abierta, la boquita, que como hada quita enojos y pesares, y asi pide y asi manda.
Val o sono coma feito, e o feito que non sono dano soyo ruin proveito. Vale el sueño como el hecho y el hecho que no fué sueño nos da solo ruin provecho. Entre ensueños la vi, y bien cierto que la vi, y que viera que me vió y me miró, y me habló como si una hada fuera. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica