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292 REPERTORIO AMERICANO Sonetos de Arturo Torres Rioseco Envio del autor HACIA LA CIUDAD ETERNA POR TODOS LOS CAMINOS Alejados del pardo rebullir de la gente hundamos nuestras plantas en el sacro desierto; el cielo a nuestros ojos será en jardin abierto.
Beberemos las aguas de una remota fuente.
Temblando bajo el beso de la luna naciente iremos transformándonos. Los jibados camellos, los belfos palpitantes, agudos los resuellos, trotarán, alejándose con rumbo hacia el oriente.
Cuando lejos verdee la pálida techumbre de la Ciudad Bendita, a la última lunibre de un crepúsculo enfermo de otoño y de pereza; llenos de un terror biblico cos arrodillaremos.
con una voz lejana tú me dirás: oremos.
y habrá un claror de estrellas en tu blonda cabeza.
De amores provinciales yo recuerdo tan poco, una niña romántica de los ojos azules, aventuras ingenuas bajo los abedules, mientras un mirlo alegre cantaba como un loco.
Quién sabe si yo nunca tuve un gentil descoco ante, esa nina aldeana de abigarrados tules; ya empezaban mis sueños a formar Stambules, mi cerebro a nutrirse de pensamiento loco.
Después me he contagiado de un amargo cinismo, después sobre los rios del cosmopolitismo mis remos lautarinos no supieron bogar.
Hoy maldito de Cristo y ardiendo de pecado, por todos los caminos ando desorientado y mis pupilas viejas ya no pueden llorar.
JUAN RAMON JIMENEZ TROPICAL lidaridad racial. Para que no se crea que tratamos de exagerar, recordemos, a la ligera, algunas de las obras y de los escritores que han tratado de asuntos que interesan a todos los pueblos hispanos. Recordemos al peruano Francisco García Calderón, autor de Las democracias latinas de América. al venezolano Blanco Fombona y su Evolución política de Hispanoamérica. a Ugarte, el apóstol uruguayo, y su libro El porvenir de la América. a Carlos Octavio Bunge, el notable sociólogo argentino autor de Nuestras razas. a sus compatriotas Ernesto Quesada y Sarmiento, con su libro Conflictos y armonías de las razas en América. a los chilenos Lastarria, de Nuestra América. y Joaquín Edwards Bello, de América vasalla. a los mejicanos Carlos Pereyra y Vasconcelos, autor de Raza cósmica. Pero ¿a qué seguir?
Cuando un colombiano como Torres escribe un libro como Idola fori (y no es éste un caso único. libro que es una alta enseñanza, no sólo para sus compatriotas, sino para todo el mundo español, somos los primeros en echarlo al olvido. No es, por ventura, un visionario, un iluso?
Para ser justos, diremos que este espíritu tiende a evolucionar favorablemente en los últimos años, Tal vez, porque Bogotá, cuya misión irreemplazable debemos reconocer, por otra parte, ciudad la más mediterránea y más aislada del mundo, de psicología ensimismada y hermética, ha sido la principal modeladora del alma colectiva, se muestra esta tan tenazmente ciega para todo lo que trascienda de las fronteras geográficas.
Somos coríiu esas sencillas gentes al.
deanas que por no haber podido colum.
brar nada más allá del campanario pue.
blerino, miran con invencible desconfian.
za y mal disimulada hostilidad al vaga.
bundo que viene a contarles, de aventu.
ras maravillosas y de países lejanos. No quiere, acaso, engañarles. Es el loco del pueblo y acaban por apedrearlo.
Luis Esguerra Camargo Como un niño sonámbulo en la noche. llanto en el ojo, estrellas en las sienesel corazón en lirico derroche así te veo Juan Ramón Jiunénez.
Música de campanas. Llora un coche de aldea. Ruiseñores y Verlaines. El corazón en un celeste broche asi te veo Juan Ramón Jiménez.
Una pastora Rosa de ternurapuso su labio sobre la amargura del niño con estrellas en las sienes.
Asi una mano de mujer ha hecho Horecer lunas nuevas en tu pecho fino y celeste Juan Ramón Jiménez.
Mi alma, lo que es vibrante, con pasión idolatra la carne fresca, la pandercta y el licor, me hago leño de hoguera por el oro y la for humana, con toda la luju. ia de un Sátrapa.
y por eso estos tirsos, perversa Cleopatra, ofrezco a tu belleza con trovero fervor, cada palabra mia tendrá mágico hervor en tu sangre ſecunda, pantera de Sumatra.
La presión de tu planta crispa la hoja tierna, la serpiente acaricia la carne de tu pierna, ardiente maja de la América Central.
Mi cisne melancólico de la pechuga alpina como el pájaro Fénix, por tu garra felina, voló en cenizas bajo la selva tropical.
RUINAS LA MENTIRA Las ciudades en ruina se alzan trágicamente como esqueletos viejos de gigantes guerreros, por diez eternidades bajo diez mil luceros han dormido en su noche majestuosa y doliente, Las ciudades en ruina fueron una candente carcajada de amores. Mozos aventureros con espadas al cinto, de bozos altaneros, fueron Silenos rojos con un cuerno en la frente.
Bailadoras helenas con caderas de Etruria dieron en vasos vivos a beber la lujuria mientras un Coru rubio desliaba madrigales.
Hoy, bajo las ajorcas que desteje la luna se oye el largo lamento de una guzla moruna y el ladrido siniestro de los grises chacales.
Nietzsche me dijo. El hombre debe ser superado. Yo seguí por el mundo como una vertical.
Estrangulé en mis ojos la visión del pecado, en sangre de mi cuerpo se clavó mi puñal!
Tigre de la Malasia, fui cordero pascual, heridor y vibrante, fui «señor crucijado. más allá de las sendas de lo bueno y del mal arrastré como un bloque mi cerebro blindado.
Pero cuando en tu lecho tumblaron las ajorcas de los grandes placeres y en las blandas mazorcas de tus senos divinos me abrevé el corazón, escupi a Zaratustra que calumnió el futuro, y en el solio erigido para el simbolo oscuro con el vientre preñado desnudé a mi pasión. INDICE TROYA ADÁN CON EL ÚLTIMO CORREO: dor. 75 Concepción Amor: El Maestro VisitaRamón de Belausteguigoitia: Reparto de Tierras y Producción Nacional. 00 Aristóteles: Problemas 75 Aristóteles: Problemas II. 75 José Maria Salaverria: Iparraguirre. El último Bardo 00 Antología de Condorcet. Selección e introducción de Antonio Ballesteros. 75 Escuder: Elementos de Fotografia Moderna. 50 Julián Zugazagoitia: Rusia al dia. 00 io Baroja: Ël Cabo de las Tormentas.
Novela 00 Moog: Hegel y la Escuela Hegeliana. 50 Engels: Antidühring. Filosofia, Economia política, Socialismo. 11. 50 Solicitęlos al Admor, del Rep. Am.
Troya del cuerno de oro, con mi profana lira, de noble cuerda incaica te hago yo una elegia, en el nombre piadoso de la Virgen Maria quiero evocar tu nombre de la tremenda pira.
Troya del Cuerno de Oro, asiática Hetaira, la belleza de Hécuba ſué tu dulce alegria, Polisena y Casandra de la palabra pia fueron el pecho eterno que se infamia y suspira.
El semi dios de Troya, con un gesto jocundo conoció en boca griega la delicia del mundo y con bello donaire provocó a Agamenón.
Por el fueron tus hijas vendidas prostitutas, los miembros de tus hijos sembrados por las rutas cuando el bárbaro griego te quemó el corazón.
Señor, yo soy el hombre que salió de tus manos, hace ya muchos siglos tú me llamaste Adán, desde entonces me arrastro con un eterno afin y han visto maravillas mis dos ojos humanos.
Por toda tierra he visto las hermanas y hermanos luchando a puño limpio por el hecho y el pan, mis carnes purulentas desgajándose están, mañana han de ser fiesta de los pardos gusanos.
Señor, yo sé que enorme ſué el pecado del huerto la serpiente engañosa me venció y estoy cierto que por todos los siglos mi delito he de expiar.
Pero Señor, te juro que si en la vida nueva mis pupilas descubren los dos senos de Eva te besaré las plantas y vo veré a pecar. T, Liniversity of Berkeley. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica