REPERTORIO AMERICANO 099 Mi hermano no abjuró de sus ideas quisiera que alguien tratara de probarome. com Envio de la autora Guatemala, octubre de 1932. blanco de sus constantes ataques. El diario católico El Tiempo. que durante más de Sr. don Alberto Guerra Trigueros.
un año consecutivo le detracto de la maDirector de Patria.
nera más enconada, está ahí para probarlo San Salvador. hace apenas algunos meses, un sacerdote salvadoreño fué a Honduras, cuando mi hermaMuy distinguido señor: no se refugiaba en aquel país de libertad, y se Después de leer en el importante diario que usted dirige varias publicaciones refededicó a propagar ia especie entre los círcu. los sociales y gubernativos, de que Alberto rentes a la pretendida abjuración de mi hermano Alberto Masferrer, y en El Tiempo. peera un hombre peligroso por sus ideas, poniendo especial empeño en que se le expulriódico católico, un escrito intitulado. Qué sara de Honduras.
le pasa a Castellanos Rivas. en el cual, Con tales antecedentes, fácil es comprende manera velada y socarrona, se da a entender que sí hubo la supuesta retractación, der que un hombre como él, de ideas claras, no puedo menos de decidirme a establecer la precisas y firmes, acostumbrado a meditar verdad, a fin de dejar constancia clara y con espíritu filosófico sobre los misterios de la vida y de la muerte, no podía en este terminante de que mi hermano: no abjuró trance, derrumbar su edificio moral sólo por de sus ideas.
El hecho ocurrió así. Cuando Alberto se satisfacer ritualidades superficiales que siemencontraba ya en estado agónico, paralizado, pre desprecio, o por congraciarse con quiesin poder hablar, ni siquiera abrir los ojos, nes tanto lo escirnecieron.
se presentaron sin ser llamados, los señores: Anticipando a usted mis agradecimientos Canónigo Francisco Moreno y el Padre Die por la publicación de la presente, me suscrigo Rodríguez, solicitando permiso para visi bo con toda consideración y aprecio, su muy tar al enfermo en calidad de amigos. En tal atenta y segura servidora, concepto se les permitió entrar. Encontrábanse en la habitación varias personas, las Teresa Masferrer de Miranda cuales, se quedaron a respetuosa distancia presenciando la visita. Los sacerdotes per OTROS TESTIMONIOS manecieron algunos instantes al lado del moribundo, murmurando frases que ya él no Ninguna afirmación que quiera inferirse de lo acontecido entre don Alberto Masferrer y podia comprender y menos contestar ni aprobar; sin embargo, acto seguido, se dirigieron un venerable sacerdote de la Iglesia Católica, unas horas antes de la muerte del pena los presentes, y mostrándoles un documento que llevaban ya preparado, les dijeron: sador, puede ser legitima, si no es el hecho Sean ustedes testigos y firmen esta consde que se pretendió obtener de él una abjuración in artículo mortis.
tancia de que Masferrer en presencia de ustedes ha abjurado de toda idea, palabra, esDsde el miércoles en que por primera vez crito, hecho, etc. con que él mismo hubiera se anunció su muerte, don Alberto se hallaba lastimado o irrespetado en cualquier tiempo en estado tal de postración, que quienes lo la Religión y la Iglesia Católicas. Las per contemplamos, los ojos enlcrnados y la ressonas aludidas se negaron a firmar porque piración anhelante, no nos atrevimos a inteno vieron, ni oyeron, ni creyeron lo que en el rrumpir su agonia ni con un suspiro. Quién, acta constaba, a pesar de encontrarse todos como su madre, puido implorar del hijo amaen la pequeña habitación donde los hechos se do una sonrisa, una mirada, una presión de desarrollaron.
mano que fuera como señal y promesa? Pero En vista de la actitud de los circunstantes, la santa aquella no turbó la suave, la lenta el Canónigo Morero se creyó obligado a dar transición misteriosa de la vida que ella sinuna explicación, diciendo: que él había hatió un día, por vez primera, palpitar, blado al oido del moribundo exhortándole al No, Los que vimos a Don Alberto después arrepentimiento y a la abjuración; pero sadel miércoles anterior al dia de su muerte, biendo que no podía hablar, le había indicado no podremos jamás, creer legitima ninguna que si aceptaba la conversión le apretara la afirmación sobre que haya abjurado de sus mano como señal afirmativa, lo cual había ideas.
hecho el enfermo. sin embargo no logró que Pero hay algo más. En el fondo, Don Alfirmaran. Conviene advertir que el paciente berto fué un verdadero cristiano. Más, infioprimía, de la misma manera, a todas las nitamente más cristiano que muchos de esos personas que le tomaban la mano izquierda, a quienes pueda interesar una señal que el único miembro en el cual conservaba débi hombre grande haga desde el borde de la les movimientos, y por lo tanto, ninguno pu tumba.
do tomar en serio lo que alegaba el sacerA nosotros, la vida de Masferrer es la que dote como prueba de asentimiento.
nos interesa. Sus luchas, sus anhelos, sus Estoy plenamente convencida de que mi doctrinas. La siniente que aventó generoso hermano murió firme en sus ideas: el coen todos los surcos y cuya cosecha ya no nocimiento que tengo de su vida, sus confilogró contemplar.
dencias y particularmente durante el tiempo que vivió en pui casa pocos meses antes todo eso está ya en marcha. No será un gesto de moribundo lo que malogre una de su muerte, me permiten hacer esta afirmasola flor.
ción rotunda. Creo, además, que él no hubiera deseado ver la figura de un clérigo a Sembró para el porvenir. cosechará en la cabecera de su lecho de muerte, y que, la inmortalidad.
si su postración no se lo hubiera impedido Francisco Morán habría protestado de semcjante profanación San Salvador, de setembre de 1932.
contra lo que el más amaba: sus ideas. Patria. Alberto era cristiano en la forma más profunda de esta acepción, como lo prueban sus Una vez más me parece evidente que en propias doctrinas, y las constantes citas que los procedimientos de la iglesia católica o por en gug librog y escritos hace de Cristo Je lo menos del clero, hay algo de anti cristiasús, a quien él reverenciaba; en cambio, nun no, de despiadado, de egoísta, en una palaca estuvo de acuerdo con la simonía y las bra, de monstruoso. Voy a comentar esta viimposturas del clero, por lo cual éste lo hizo sita al lecho de muerte de Masferrer con toargumentos igualmente fuertes que la Iglesia Católica procede cristianamente en estos casos, Ante todo, téngase por seguro que Masferrer no ha siguificado que abjuraba de sus ideas por el simple hecho de haber apretado la mano a un sacerdote. Yo estuve cerca de él en sus últimos dias y puedo asegurar que aquella opresión de su mano interpretada erróneamente por el padre Moreno era constante, y hasta parecia ser una característica de su enfermedad.
Yo habría sentido respeto y tolerancia si los sacerdotes se hubieran acercado a Masferrer con la intención pura de ayudarle a bien morir como nianda el corazón; pero es el caso que la Iglesia enviaba wa avanzada tratando de arrancar palabras de humillación al gran moribundo; la Iglesia levaba alli su política, esa política descarada del Trono Papal, que nombra diplomáticos y representantes del Estado del Vaticano y que da de lado al ritual místico para sustituirlo con la pluma del leguleyo. Porque lo que aquellos sacerdotes pretendían simplemente, era arrancar, sí, arrancar de un tirón despiadado, el testimonio de abjuración; hacer un acta que nadie quiso firmar (gracias a Dios. para después darle publicidad, no en son de alabanza, sino en soa de desprecio. Aquella abjuración iba a ser alzada como la cabellera en manos de un piel roja, con un grito feroz de triunfo y de saña. la Iglesia Católica nacional se valía, para arrancar aquel trofeo de guerra, de uno de sus representantes más respetados: el padre Moreno, cuya mansedumbre es proverbial y que además, según dicen, había sido maestro del difunto Maestro.
Esto prueba que la Iglesia Católica no respeta la solemnidad de la muerte. Allí donde nadie se atreve apenas a respirar, el cura alza su grito de amenaza, pidiendo adhesión a su partido político, hablando del infierno, de los pecados y de la salvación que pretende llevar entre sus torpes manos. Un acta. De qué podrá servirle un acta a la Iglesia sino para su propia defensa. Los curitas pálidos y lampiños se vanagloriaa ahora y dicen a sus amigos con malicioso retintin. Ya ve, Masferrer murió como Voltaire, arrepentido y contrito. Frases textuales de un curita a una persona amiga. Lo dicen relamiéndose, gozando de poder herir la mente desconcertada de los ingenuos que se imaginan perdida moralmente la existencia entera de un hombre fuerte y seguro.
La Iglesia busca al hombre para convencerlo cuando lo imagina débil y aterrorizado. La Iglesia convence a los muertos. El momento propicio es aquel en que el hombre ya no puede argüir o protestar porque ha perdido la voz Es necesario, pienso yo, que los verdaderos católicos, los católicos de sentimiento místico, traten de salvar su iglesia combatiendo el terible espíritu de política que la roe. Hay que devolver a la Iglesia Católica su esplen.
dor y su eficacia, hay que restregarle la mugre con que la han cubierto los ignorantes y los fariseos. si no se hace eso, fácil es prever a dónde iri a parar.
La muerte de Masferer hubiera sido armoniosa en su dolor, si los representantes del clero católico no hubieran rasgado esa armonía con su burda pretensión, huérfana de piedad. Si no hubiera sido por el viejecito inocente de San Francisco y por el respeto que todavía inspiran los hábitos, herencia de nobles varones, les habríamos echado a la calle.
Salarrué (Patria, San Salvador. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica