REPERTORIO AMERICANO 131. А BAYER R Para todo dolor AFIASPIRINA res.
el producto de confianza o no vale la pena de restaurarse, y aún oso afirmar que ningún pueblo la tiene.
El genio popular no es lírico, es épico, es impersonal por excelencia; no canta, refiere. Epica es la admirable poesía de nuestros romanceros.
Tiene también su lirismo el pueblo, pero o rudimentario o aprendido. Cese en nuestros vates esa manía de las coplas, de los cantares y de las seguidillas. Si son populares, no son buenos; si son buenos, no son populaY en todo caso, vale más imitar a Horacio que al ciego de la esquina. por qué a Horacio? se me dirá. Por qué no a otros modelos? Vear. os. David y a los Profetas? Enhorabuena: no hay poesía como aquella, pero sancta sancte sunt tractanda, y sería el colmo de la profanación y del sacrilegio aplicar a todo las formas bíblicas, y hablar de amores, por ejemplo, en el estilo del Cantar de los Cantares.
Además, fuera de los asuntos religiosos y de algún otro muy raro, como los elegidos por Herrera y Filicaja, el tono del lirismo hebreo no se acomoda bien a la poesía del Occidente. Agréguese a esto la inmensa distancia a que ha de quedarse siempre en la imitación de los modelos sagrados, y los extravíos de gus.
to a que esta imitación mal entendida del estilo oriental lleva facilísimamente, y se comprenderá la cautela con que ha de proceder quien aspire al lauro de bides. Suum cuique. los latinos poesía caracteres de todas las escuelas líricas latina, a los germanos germanismo pu que le precedieron; porque la poesía ro. Para cuándo son las leyes de la his lírica de los griegos que nos ha llegado toria y de las razas?
más íntegra es la coral, inimitable en Volvamos a Horacio: no hay otro ca lenguas modernas, como lo han patentimino. digo a Horacio y no a los grie. zado inútiles y repetidos esfuerzos; 5, gos, por varias razones: porque Ho porque el resto de la lírica griega, esto racio está más cerca de nosotros y es es, la eólica y la jónica, está reducida a un ingenio de temple moderno; por fragmentos; porque a Horacio puede que nuestros antiguos imitaron a Hora haber alguna esperanza de acercársele, cio más que a los griegos y conviene res pero a los griegos ninguna, puesto que petar la tradición en todo; porque en los griegos derramaron las Musas Horacio y los griegos vienen a ser la mis sus tesoros, dejando muy poco para los ma cosa, dado que el segundo reunió los bárbaros que vinimos después.
Marcelino Menéndez Pelayo blico poeta.
Esta pas El pacto de la libertad Colaboración directa ¿Los himnos de la Iglesia? Buenos para el santuario, mas no para la plaza piblica ni para el teatro; que esto fuera irreverencia. Además, esos himnos, con no llegar a la perfección artística de Horacio, suelen ser, a lo menos en la forma rítmica, imitaciones de la lírica latina. El más grande de los poetas eclesiásticos, nuestro español Prudencio, es horaciano una porción de veces. El mayor, elogio que sus panegiristas han encontrado es llamarle el Horacio cristiano. La poesía italiana? La agotaron nues: tros vates del siglo xvi. Estamos hartos de canciones y de sonetos petrarquistas.
En cuanto a odas horacianas, háylas por aquí tan buenas mejores que por allá, y vale más tomar de nuestra casa que ir a la ajena. Por lo que hace a poetas modernos, los imitadores de Leopardi son una verdadera calamidad. No toman de su maestro la hermosura artística prodigiosa, sino aquella desesperación y amargura, que si se toleran y aún perdonan en almas tan grandes como la del poeta recanatense, hácense insufribles en medianías entecas y escritores chirles, de café y casino, en quienes corren parejas la falta de fe, de voluntad y de talento. La poesía francesa? Poco tiene que imitar en la lírica, si quitamos sus tres grandes poetas modernos. Pero si tenemos tradiciones literarias en España. para qué seguir las de allende el Pirineo. El gusto alemán. Horror! La misma relación tiene con cl nuestro que el del Congo o el de Angora. Nada de Heine, de Uhland ni de Rückert. Todo eso será, y es de positivo, muy bueno allá en su tierra, pero lejos, muy lejos de aquí.
Nada de humorismos ni de nebulosidaYa tenemos frente a nuestra mesa de En las inmediaciones de Liliput está trabajo un cuadro del Dean Swift. En la Isla de Blefusco y sus habitantes guarseña el Dean a Stella. Maestro y discí dan viva una rivalidad feroz contra los pula siguen los renglones del libro abier liliputienses. Gulliver sabe que esa rito sobre el escritorio lleno de papeles. validad acabará con los dos pueblos. PeLos dos aprenden. Es sugestivo el cua ro el pacto de la libertad no le da deredro. Lo vemos y al instante algún epi cho a discernir. Si es loco, si no sigue sodio de las creaciones de Swift se ani una conducta de absoluta prudencia le ma y da su enseñanza quitarán la ración de carne y las bebi¿Qué nos dice el pacto de la libertad das. Blefusco no tiene derecho a exisque brota ahora de la cabeza del Dean? tir. El principio de exterminio es algo Pensativos hemos puesto los ojos sobre imperativo. Gulliver siente que no hay el cuadro admirable y Gulliver acaba de motivos para aquella discordia mortaí.
firmar el pacto que le quita las cadenas. Pero firmó el pacto de la libertad y lo Su firma está a la par de la del Empera juró con solemnidad. No puede faltar al dor de Liliput. Nueve cláusulas tiene el pacto. Si falta a ese pacto no tendrá pacto y todas aceptadas mediante jura carne ni bebidas y volverá a la esclavimento solemne. La última es la cláusula tud. Liliput es soberano y quienes sirde la recompensa. Gulliver recibe una ven a Liliput han entregado todo arres.
ración diaria de carne y bebida. Bien ga to y toda reflexión. Liliput no quiere nada la tiene el andariego. Libertad y sino sumisos, gente sin aliento creador, comida para que sea buen servidor del Gulliver piensa que su corpulencia menimperio que lo redujo a la cautividad. Las tal y corporal le da movimiento libre en cadenas no lo atarán más, pero tampoco aquel feudo, pero la realidad lo ciñe y lo hará lo que se le antoje. Es una liber vuelve cuerdo. Nada de locuras. Si firtad condicionada a ciertos requisitos que mó el pacto de la libertad que le proporgarantizan la seguridad del Imperio. Por ciona carne y bebidas tiene que ser fiel esto lo obligaron a firmar el pacto de la a la tradición que el gobierno mantiene.
libertad. Carne y bebidas, no le falta Coma y beba lo que Liliput le da por su rán, pero será un sumiso. Hará lo que alianza. No discuta la justicia que a LiLiliput quiera. Es decir, a cambio de la liput asista en sus luchas contra Blepitanza se comportará como el gobierno fusco.
soberano mande.
La bebida y la ración de carne que Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica