France

72 REPERTORIO AMERICANO El poeta Vel. ca a mpesino Traducido de La France Litteraire. Brunswick, 1897. para Rep. Am. Un joven rondaba por el bosque que y se mostraba del todo extraño a las sersepara a Sainte Marie aux Mines de Risaciones habituales del joven. Cuando bauvillé, y, aunque la noche se venía enéste le mostró el horizonte magnífico que cima y apesar de la niebla cada vez más se tendía ante sus ojos a la salida del espesa, caminaba lentamente, sin imporbosque, y que las últimas pinceladas del tarle ni el tiempo malo, ni la hora.
sol poniente manchaban de púrpura, el Viéndolo con su traje de paño verde, campesino se contentó con hacer un sus polainas de gamo y el rifle elegante mal gesto.
cruzado a la espalda, alguien lo hubiera. Mal tiempo para mañana. murmu.
tomado por un Nemrod, pero un voluró recogiendo en las espaldas la tela men medio oculto en su mochila, traiburda que le servía de capa.
cionaba al soñador que tenía en la caza Desde aquí dcbe verse todo el valle, un pretexto para estar solo. En aquel replicó Arnoldo, que intentaba horada: mismo instante, el descuido meditativo las tinieblas que gateaban al pie de la co.
de su marcha desmentía sus apariencias lina.
de cazador y mostraba que Arnoldo de. Sí, sí, dijo Moser, sacudiendo la Munster menos pensaba en observar la cabeza; la cuesta endemoniada es muy pista de los venados que en seguir los alta por acá. He aquí una invención que giros caprichosos de su pensamiento fanno aprovecha mucho!
tástico.
Maternidad. Cuál invención?
Algunos minutos más tarde se le vino Madera de Laporte. Cuál ha de ser. las montañas.
el recuerdo de su familia y de los ami ¿A usted ie gustaría más que todo gos que quedaron en París. Recordaba fuera planito?
su elegante estudio decorado cuidadosa ¿Al castillo de Sersberg. replicó su. Vaya una pregunta. gritó el cammente con grabados fantásticos, telas cuinterlocutor entonces ni en ferrocarril, pesino riéndose; es tanto como si se me riosas, estatuillas raras; las melodías ale señor! Hay seis buenas leguas de aquí a preguntara si deseo mejor no reventar manas que cantaba su hermana, los verla reja: y en este tiempo y estos cami. nis caballos.
sos melancólicos recitado por él junto nos, las seis valen por doce. Justamente, dijo Arnoldo con una al resplandor velado de las lámparas de El joven habló. Había salido en la ma ironía un poco despreciativa. olvidaba noche, sus largas tertulias donde cada ñana del castillo y no pensaba alejarse los caballos! Es claro que Dios cuando uno traía la confidencia de sus sensacio tanto; pero el campesino comprendió por crió el mundo, debía haber pensado so.
nes más íntimas, donde todos los mistesus explicaciones que había seguido un bre todo en eso.
rios de los sentimientos se sometían a falso camino desde muchas horas antes Dios, yo no sé, repuso tranquiladiscusión uno después del otro; eran y que en la creencia de que tomaba ei. mente el campesino; pero con seguridad examinados, traducidos en palabras en camino de Sersberg, había continuado al los ingenieros serán culpables de olvicendidas o encantadoras. Por qué ha contrario. Ya era muy tarde para re.
darlos, cuando trazan un camino. ΕΙ bía abandonado aquella sociedad selecta parar este error; la aldea más cercana caballo es el mejor amigo del labriey los placeres escogidos para venir a re distaba una legua y Arnoldo no conocía go, señor. sin ofender por esto a los cluírse en un campo de Alsacia. La im el camino; le fué preciso aceptar el hos bueyes, que también valen.
portancia de los negocios justificaba su pedaje que le ofreció su nuevo compaArnoldo miró al campesino.
ficientemente esta especie de deserción? ñero, cuya finca, por dicha, estaba no. De modo que usted en lo que le ¿No habría valido más perder un poco distante.
rodea no ve más que el partido que puede plata antes que la vida prosaica de la Ajusto, por lo tanto, su paso al de! da sacarle. le preguntó con seriedad. el provincia. Qué le sucedería a la natu carretero y tanteó entablar conversación bosque, la montaña, las nubes, todo esto raleza delicada y escogida del joven, alli, con él; pero Moser era poco hablantín no dice nada, a su espíritu. Jamás se en medio de gentes tan vulgares?
ha detenido a contemplar el sol ponienHaciéndose estas preguntas y otras te o el bosque alumbrado por las estremuchas, Arnoldo de Munster seguía su llas, como en este momento?
Dios protege a los nirios marcha, sin preocuparse del camino que Yo. gritó el campesino. buena tomaba. Vino a sacarlo de su medita(Del francés) cosa. Cree usted que yo hago. almanación una niebla que se volvió lluvia y ques. Qué sacaré con su luz de estrellas comenzó a empapar su traje de caza.
Niño, no creas que Dios no piensa y su sol poniente? Lo importante es gaen ti porque eres débil y pequeño. Más Quiso apurar el paso, pero mirando en pequeño es el pajarito que revolotea nar con que hacer las tres comidas y torno suyo, noto que se había perdido en oculto en los zarzales, y Dios le viste tener el estómago caliente. Querría los senderos del bosque y en vano buscó y alimenta.
usted un trago de aguardiente de cereel rumbo que debía tomar.
Un primer Dios baja a la casita de la abeja, y za? Este viene del otro lado del Rin.
cuando ésta se va, el cuida sus barritanteo le bastó para perderlo más. ΕΙ litos de miel, guardados en el hueco tendió una botellita en canastilla a día se concluyó, la lluvia se puso más es de un roble.
Arnoldo, quien la rechazó con la mano.
Dios protege al diminuto insecto, espesa, y el joven se hundió a la ventura La grosería indudable del campesino lo condido bajo una brizna de hierba.
en los caminos desconocidos.
Dios está en todas partes: lo mismo arrastro de nuevo a sus pesares y desde Ya lo arrastraba el desaliento, cuando en la choza del pobre que en el palanes. Eran hombres parecidos a él esos un ruído de cascabeles llegó hasta él, al cio del rico, y a sus ojos no vale más desgraciados esclavos de sólo las nece.
través de los árboles desnudos. Sobre una estrella que el huevito de un co sidades del trabajo, que vivían en el seno libri.
un camino lateral apareció un tronco de Si duermes, él está junto a tu cama, de la creación sin mirarla, y cuya alma caballos conducido por un hombre gor. y guarda tu sueño.
nunca se levantaba por encima de las do, en camisa, y se dirigía hacia los sen El vela sobre ti, como vela sobre el sensaciones más reales y más cercanas?
deros a que él acababa de llegar.
árbol, al que calienta con su sol y re ¿Qué era, para esta triste mitad del géfresca con su lluvla.
Arnoldo se detuvo y le preguntó si toda hora extiende su mano sobre nero humano, el mundo de poesía en el estaba lejos de Sersberg.
tu cabecita para protegerte. Confía joh cual el joven saboreaba los más dulccs. Sersberg. repitió el carretero; me niñol en Dios. serás fuerte y bueno, placeres. Llevada por el cabestro del porque de él vienen toda fuerza y toda parece que no es allí donde usted dorinstinto, no parecía condenada a pacer bondad.
mirá esta noche.
fuera del Eden cuyas puertas una privi Perdóneme, replicó el joven.
Alberto Masferrer (Pasa a la página 76. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica