338 REPERTORIO AMERICANO nos rosa pleno con Hostos y él mismo había tolerado el fabuloso olvido que roe de he.
rrumbre fea a su prócer.
Antonio Pedreira nos llega en pagador decidido de una deuda de su pueblo y también de los otros el mío entre ellos que aprovecharon del maestro, en su hora.
ΤΟ Una vida potente. El asunto es fascinante para un biógrafo dinámico. Vivió hace cincuenta años, en el tiempo en que la nebulosa de la América nuestra empezaba a organizarse para ser válida, un extraordinario varón puertorriqueño. Hi.
jo de un pueblo niño, parecía a quien le hablaba hijo de esa Francia o de esa Inglaterra que dan a sus hombres con sus piezas ya rematadas. En su obra están ausentes los tanteos, las caídas y levantadas, las contradicciones y las debilidades de la improvisación. Aparecido en plena orgía romántica, sobre continente atollado en la pegajosa marisma verbal, repudiará con un asco de gran se.
ñor de letras, la declamación placera lo mismo que los embelecos académicos. Como dice muy bien Pedreira, enseñará a la América a pensar y lado a lado con eso, enseñará las moralidades que pueden salvar las repúblicas del torrente de aguas sucias en las que se quedan sumidas hasta el cuello después de las revoluciones.
Los maestros fáciles y frecuentados del tiempo son Lamartine, Víctor Hugo o Quinet; él descuajará para sí del mismo suelo de Francia, uno más sólido en Comte, y se tracrá de suelos sajones su Spencer, conveniente para la hora, aunque hoy nos parezca mezquino. No pudiendo, como nadie puede, prescindir de su Rousseau, buscará sus discípulos más nobles que son Peztalozzi y Froebel. La elección de guías nos confiesa el alma netamente; era sensata y no atarantada la mano escogedora de Hostos, y tanto por sensata como por fina, mereció manipular el negocio de los hombres.
Hombre de familia linajuda, pudo como los otros pegarse con el engrudo de la rutina en cualquier magistratura o cargo sedentario de la administración colonial y no habría trotado mundos probando los jarabes y los vinagres caprichosos de los gobiernos criollos. Hedía la colonia a esas alturas del tiempo; Hostos era un individuo todo salubre en potencias y en costumbres, y rechazó la protección que le habría inficionado.
Peregrina debió resultarles a los seño.
res de la Isla la decisión de Hostos, que se hacía profesor siendo el oficio pedagógico una especie de desván de la administración colonial, profesión sin dineros ni honras.
Observador el más sagaz de esos años, vió claro que la independencia política de los países del Sur se quedaría en agraz o se podriría en rama, si una labor en grande de instrucción popular no se comenzaba en seguida, sobre la revolución caliente. La independencia había sido un salto audaz, un salto de potro llanero, y había que llenar el hueco del salto, es decir, la evolución abreviada Civilizador de la misma batidura de vamos quedando en una pavoloş Sarmiento, entendió que la faena por desolación interior, como para hacer era mixta, y que no podía trabajar. mordernos los puños, y porque, mísse como los felices intelectuales de Eu ticos sensuales por dos sangres, peropa sobre una sola arista del bloque;. y místicos al cabo, al caérsenos se puso a todo lo que podía, pudiendo la mística católica no supimos vertebrar mucho. Fué sociólogo, crítico literario, la sucesora de la que deberíamos vivir.
hombre de ciencia y conferencista popu es que había que tirar y poner, en geslar, y en cada cosa profesor, porque el to simultáneo; y no hemos sabido sino asunto americano gritaba su hambre de romper viejas telas arropadoras para quedidácticas por donde se le cogiese.
darnos desnudos. Pedreira cuenta en una admirable pro El biógrafo, después de su excursión sa llana y fluida la lucha del enseñador lúcida por la vida de su prócer, establede la gente americana, y anota el itinera. ce que por sobre el hombre político y el rio pasmoso del andariego que salta de hombre de ciencia, dominaba el hombre Puerto Rico a España, a Santo Domin ético. la criatura de las probidades sin go, al Perú, a Chile, para volver a San fisura, y se complace, de una filial comto Domingo.
placencia, en esta integridad nunca relajada, nunca averiada a pesar de los alti.
Actualidad de Hostos. Antes de nos bajos de la fortuna, a pesar del terrible otros que creemos haber inventado el comer panes ajenos y del tener la vida continentalismo, como nacionalidad, Hos dura del que carga muchos hijos. No tos sirvió esto con su marcha de país en sirvió gobiernos vergonzosos de obedecer país y lo sirvió a manos llenas. Sus esta y en Chile enseñó bajo la autoridad sociones largas y tendidas fueron Santo Do lar de nuestro Balmaceda, y no se canso mingo y Chile, y debe haber querido al de ganar su vida escribiendo como un primero por la fragancia de la costumbre forzado desde el texto de geografía hasantillana de que allí no carecía y al se ta el de gramática, gran humilde, capaz gundo por la seriedad un poco austera de tomar para sí los menesteres vulgares del viejo Chile de los Montt.
como tomaba los entrañables.
Pedreira nos presenta y nos prueba Las teorías políticas que propagó pue.
con su cabal documentación un Hostos den quebrar en esta revoltura de los tiempedagogo en el que están en semillón o pos que vivimos humo todavía sin llaabiertas todas las novedades que sólo ma y lodos sin cristales y los mismos ahora vienen evidenciándose en nuestros libros que nos dejó serán superados más suelos demorosos: ingreso de la mujer tarde por hostianos piafantes; pero el en las universidades, kindergartenes, tra ejemplo heroico queda como la pica del bajo manual, gimnasia cotidiana, escue indio, enterrada los dos tercios para que las nocturnas, sociedades de padres y no la arranque nadie.
maestros, masas corales, redacción cela Hay aquí para comer y beber, aunda de textos. La escuela activa trabaja que se beba mucho. dice nuestro pueba al froebeliano; la extensión universi blo. Así en Hostos. La taza de plata taria al demócrata; la vigilancia física grande y limpia de este ejemplo durará de la raza al spenceriano.
mucho y no se hambrearán de doctrina Después de su muerte, estas reformas los que la tienen al alcance de la mano.
una por una se adormecen y se soterran El alcance de la mano es el buen recorpor falta de hostistas fieles, y hemos dar, lisa y llanamente el recordar; está venido, de 1920 a esta parte, a acarrear a dos dedos de nosotros, y más cerca las de nuevo de Europa aunque ya habían en la esponja del corazón, que cuando es pasado el mar en las pautas sabias del fiel como en Antonio Pedreira, socorre a antillano tiempo, viene a nosotros en cuanto le deEl libro dc Pedreira, admirable tam. jamos sitio. El presente ocupa demasiabién en el orden de la exposición, nos de do espacio y por mucho que valga, no de.
ja más en claro de lo que las teníamos, be cubrirlo todo. El joven maestro puer.
las ideas escolares de Hostos. La ma torriqueño levanta algunos trastos ordiyoría de ellas siguen siendo el repecho narios para sentar al medio la vieja taza anheloso de los educadores nuestros; de plata.
otras, en cambio, se nos han agujereado Gabriela Mistral y caído, por ejemplo la fe comtista en Nápoles, setiembre de 1932.
los resultados morales de la cultura científica y la fe spenceriana en un practiA propósito de Hostos: En estos días de angustiosa adcismo árido como un hueso raspado; por versidad las cartas de su padre auejemplo su pasión del laicismo que tammentaban con sus congojas las del poco ha hecho florecer las cosas que le hijo proscrito, y en la lectura de pidieron. Tirados los cachivaches de Vico y de Pascal encontraba fortanuestras idolatrías indígeno cristianas, leza para resistir a los amigos esquivos, a las groserias de las patronas, a las agechanzas de su fiero ostracismo.
REPERTORIO AMERICANO Según su Diario inédito, llegó a Completo colecciones y también las tener muy avanzados los preparaencuaderno. Aliendo órdenes de tivos para escribir una Matemá.
cualquier parte del país.
tica de la Historia, inspirada en MIGUEL OLIVARES la Scienza Nuova, de Vico.
Imprenta Falcó Hnos. La cuenta Antonio Pedreira en su Telélono 2071 Apartado 1311 libro HOSTOS: CIUDADANO DE AMÉRICA, Madrid, 1932. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica