REPERTORIO AMERICANO 268 serrana Nueva de tus milagros, la resolana tácita en la boscosa hacienda nos dió calor de amigo.
La hiedra vegetal, copiando tu fragancia y dúctil, como tú, se enredaba conmigo en un avance hojoso: tu verde de esperanza y el tallo de ascensión de mi vibrante empeño.
Las abejas tejian su ronda milenaria.
Como entonces, ha siglos, fueron griegas y acaso, la celdilla de cera, con ática paciencia guardaba iguales mieles para Ovidio y Catulo.
Ayer, sin olvidarse de sus ancestros luengos sobre nuestro recuerdo volaban parladoras y su aguijóa traían desde los eucaliptos con filo de aires altos y pectorales vientos para enseñarnos ciencia de epigrama y bucólica y de Geórgica siempre. Moscardón soñoliento, verde de los pinares, verde de los helechos, rosa de las silvestres florecillas, bruñidas sus alas de cristal por aristadas brisas, moscardón langoroso nuestra pereza enreda, con su vuelo cansado, jardinero indolente. las abejas vuelan y filtran todo el campo en la celdilla minima, hexágono perfecto. el viento como antes, como en otras mañanas acaricia la frente que es un mundo apretado y como ayer, el rio, pasa sin alejarse y como en otro tiempo recorta el cielo el valle y como en otra edad amanece cantando esta paz aledaña, esta quietud sin nombre.
Egloga germinado, enseñándonos el placer dolorido.
en voz reciente No es su amor picaresco como el de la Márqués de Santillana pasa con la vaquera. Envio del autor. Quito vencida por Juan Ruiz. Es amor de otro modo: ella non es deseosa de amar, nin lo espera.
Manrique es un lorario de arenilla menuda que se filtra cantando efimeras victorias. Todas son vaporosas y muertas soledades!
Por que el seso se aviva, el engaño despierta.
Maestre de Santiago, don Rodrigo, abordemos la barca que ilumina el fulgor del océano, sin mesura, sin cálculo, sin dolor, sin olvido. las coplas sentenciosas cien veces recontemos!
Fray Luis es un remanso. Qué descansada vida. sin agujillas múltiples que hieran el reposo, sin acre fiebre y sombras que pintenci anhelo.
Allí corriente pura y en sosegada alfombra el hilillo que viene de la vena de Horacio y alli el agustiniano solar sin tentaciones bordado como un huerto por taumaturga diestra.
Fray Luis: noche serena, pastor, monte y olvido del mal y remembranza de aquella luz sin noche.
De todo lo sembrado todo lo frutecido para tu fe sin punto finito se devuelve y como ayer dirías. Oh campos verdaderos. y en la fértil morada. Oh deleitosos senos!
Vuelves, monje y pastor, extático de amores y sobre el campo inmóvil no te evocamos menos dulce Juan de la Cruz: el alma y el Esposo en diálogo conjunto dejan la tierra amarga y del canto florece un instante oloroso.
Augusto Arias Goethe o la progresión Garcilaso, otra vez, habla sobre este libro.
Esa es su misma voz y este tu hablar, Remigio. No fué Boscán el Nemus de su recuerdo intacto, perfumó Elisabet su vida de poema?
Flérida o Galatea. Los pastores lamentan su marmorea indolencia o su alegrarse tardo.
Ellas son del rebaño, como ellos son del sueño.
Son más dulces que el pan, pero el trigal aún tierno es de la cabellera cósmica. así el alma sin núcleo de atracción, vagarosa, se pierde y puede amar al monte, a las ramas y al río.
Sobre el amor combate sus treinta años elásticos.
Garcilaso volvió del paisaje de la égloga, dulzura de palabras, dulzura de zureos, abejas y balidos, miel y vellones plásticos, zagalas sin vencerse, pastores ya vencidos y como un mago adusto, el Tormes cristalino.
Garcilaso del campo, castellano y antiguo; de la casa hogareña, del salón. Del sonido que se alterna de paz. Silencio anochecido y orquestada mañana. Milite y pegrino.
Griego por las pastoras renacentistas. Griego por la voz heredada de Teocrito. y latino por la gracia del ser y ia raíz añeja del romance podado, vernacular y altivo.
En tus églogas vicc un acento de hoy mismo y el espejo campestre sorpréndese ofreciendo imágenes que fueran de un encanto novísimo.
Garcilaso mitologo, Garcilaso adivino.
mas Envio del autor. Quito Por los esmaltes varios del Góngora divino El Werther. El que de niño había acaso invertiríamos nuestra estampa campestre.
quemado un grano de mirra en ofertoPara el agua corriente, viña del cielo, el vino.
rio a Pantheos, el espíritu pánico y de Vellones del cordero para el polar asombro fervores terrenos, el que se modelara.
en la estufa bucólica. Cabellos de pastora al delicado influjo de su madre (pareen la lirada música las cuerdas peregrinas.
cía una hermana, por lo juvenil y fresLa columna tendida el sol, el puntero ca, junto a Goethe adolescente) y al de que alongará la vida espacial de la hora.
la severa vigilancia del Consejero GoeVolteo de metáforas oscuras, cristalinas, the, sentirá que en su vida de juventud y seguidor, el juego, por el ingenio vario, luchan las pasio:ies y los recuerdos, la dificil, hondo y alto, flor de la nube, estrella zozobrante elección del camino, las for de azucena, caída, para el cielo convexo concretas de la existencia y las del valle. Así verían los pastores angélicos puras abstracciones del arte. En la ale en sus altas moradas las flores luminosas.
gre mesa de Wetzlar el mismo es un Góngora del camino tendido hacia el enigma caballero del medioevo, Goetz de Ber pero claro de sueño y erizado de abrojos: niña pálida, viva; llama de flor ya muerta.
linchingen. Para la despreocupada comPor el romance, el alma viene de esencia parsa de juristas es menos importante el antigua, traje que la imitación del gesto y para mas el puente se curva, elástico y diverso el flamante doctor el apodo de Goetz y en su rostro alargado otra visión del Grecocasi un consagrado reconocimiento de luz ambigua y eterna se dibuja y acrece.
sus páginas. El Goetz ha sido su obra de la primicia, aparte de las odas en. Hay que morir amigos. Pero la Muerte las cuales está patente la influencia, de aguarda simpatía y de cariñosas lecturas, de y de su filtro oscuro pueden alimentarse Klopstock. Ha formado un drama nacio nuevas antorchas firmes, luciérnagas errante3 nal, colorido, sin que se exageren los too la ascensión votiva del resplandor perpetuo.
nos brillantes y si más bien de acuerdo de seguir el rumbo de los viejos paseos, con la múltiple conformación de lealtad y de amar el contorno vivo de los regresos y audacia, de valor y escándalo, de very de filtrar, añejos y morosos, las voces dad y quimera que distinguió a los cade ayer en el cristal de las nuestras, actuales, balleros medioevales. No han podido esbien podemos ahora por la riba salada guiar con remos jóvenes la barquilla de Lope!
caparse entonces, de la fisonomía de María, las líneas puras de la Federica de Como el agua cansina de este curso indolente Sesenheim. Comienza a reflejar sus pro que quiere hablarnos hoy con su canción de pios recuerdos y no ha de dejarlos sólo estío, en estampas móviles, sino que buscará, y que crece y arrastra en su olvido de tumbo para la gloria de su pervivencia, para los recuerdos silvestres de su espejo de río. Pasa a la página siguiente)
nog haremos piadusos, decrecientes y humildes ¿Anduvimos, acaso por tierras de Castilla o floreció el pasado en el solar andino. Secular, aquí estuvo la india de la sierra y el español, curvado, la linfa de diamante bebió de esa vasija prieta y bronceada y fina.
Pero nuestra memoria peninsular ordena los pasos de esta grave sombra de poesía, que sin hallar contorno tangible es siempre eterna y muriendose siempre renace siempre viva.
Paseos centenarios por yalladog antiguos, evocación de añejos cantores que soplaron su canto de ecos. múltiples en insondable tiempo y se han hecho profundos en nosotros, y vuelven como si desde siempre hubiésemos oído su música y hubiesen en losotros de otrora Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica