270 REPERTORIO AMERICANO gunta, constantemente, y hemos de ser por todos, además tratado, se dignifica luz, esa luz apagada, residuo de brasas nosotros, los que al dudar, digamos: por el empeño obstinado en dejar de encendidas pasionalmente que late en ¿Lo consigue. serlo. La dejadez, y al mismo tiempo, toda la obra de Rodríguez Ruiz, cantanPara decir: Es su fuerte. El dramatis una como preocupación lejana, que ima do un patetismo desgarrador, garboso y mo de sus muñecos, no puede permane ginamos morbosa, existente en la figura joven, cs el vaho silente, que emergiencer estático, no podría concebirse quie de una de las mujeres que acompañan do de lo interior, caldea la frialdad conto, ante el estimulante nerviosismo de al enfermo, contrastando con la afilada, secuente de los temas plásticos.
Francisco Rodríguez Ruiz. Lo patético la irónica posición del perfil de su acomen él, deviene tal, a fuerza de vibración, pañante, que parece herir con la risa III de temblores emocionales, tras los que lo originada por su propiedad, la densidad En toda la obra de Rodríguez Ruiz, cómico se insinúa con toda su fuerza. del ambiente que cprimiendo la frente se marca un peligro, que no acentúa (Una lágrima, lanzada por Rodríguez del enfermo, la hace ser oblonga, se ar toda su gravedad, si advertimos como el Ruiz desde una altura determinada, monizan en el más puro de los drama pintor ha sabido descubrirlo. La ironía, sabe convertirse bajo su influjo, y ante tismos, en el patetismo más perfecto, que que es un positivo estado de transición, los besos del aire, en una espuma como pasa a constituir el substrato básico de que es la línea límite, difícilmente aprejovial, irónica. un fuerte humorismo.
hensible, entre lo dramático y lo baja. Quizás, enfocando su pintura, desde Al mencionar anteriormente, un con mente grotesco, desde el momento que otro, punto, pueden verse sus creacio ceptualismo juanramoniano, pensábamos lo trágico se acentúa, está siempre disnes dramáticas, reciamente dramáticas, en otra de las virtudes de Rodríguez puesta a convertirse en caricatura.
como consecuencia de un incesante reír. Ruiż. Prefiriendo como prefiere el es ¿Es esto un peligro en la pintura de Rodríguez Ruiz, parece beber en Goya tatismo en lo temático recuérdese su Rodríguez Ruiz? Creemos que no. Es esta transformación. Contempla en él, Planchadora notable, la serenidad decir, solamente constituirá un motivo las bocas de sus héroes y observa que el de sus personajes, no está exenta, pues de preocupaciones para él, la fácil indramatismo de las figuras goyescas, de si no, esa serenidad no sería tal, al ser cursión en lo baladi, en lo falsamente pende en mucho, por no decir, en abso impura, de un especial dinamismo emo satírico, cuando Rodríguez Ruiz se enleito, de encontrarse en las comisuras cional. La línea en Rodríguez, por ejem tregue a la aventura, al gozo indecible delgadas, el cadáver de una risa, no re. plo, sino perfecta, dada la juventud de de jugar con lo engañoso.
primida, sino estrangulada involuntaria este pintor, que no debe ensayar en sus Mientras, su preocupación, sea la permente, sencillamente.
primicias, gestos de estatura académi fección patética, el peligro se esfuma.
Su Maestra es palpable prueba de ca, fofa, no es campo por otro lado de La seguridad de lo dramático, no puede allo. Pleno el cuadro de un garbo, que vacilaciones, de consecuencias temblo ser por él, postergada al halago aventurecordar al gran baturro, pudiéramos rosas, observables en los falsos artistas, rero de lo cómico fácil, ya que Rodríllamar negro, destaca en su seno, mer que no saben concebir la creación, aisla guez Ruiz, como todo artista puro, sabe, ced a una sabia caricia que el pincel da del traspiés, en alas de su ímpetu que la aventura sólo cstimula, al falto otorgó a la tela, dos figuras solamente. rítmico, sin duda, porque sólo ella, es lo de estímulo interior, y el artista no ha La profesora y el alumno, muestran de estático, lo sanamente estático en su de ser movilizado por nada, sino es, por manera temperamentalmente nueva, por pintura.
su móvil, por su cambiante impulso, que ingenua y sencilla, aunque no exenta de Rodríguez Ruiz, conoce bien los in por otro lado, puede amar la aventura, penetración sutil, toda la complicada convenientes de lo anecdótico. la pero creyendo en el placer de su vehepsicologia de los personajes, en sus fa pose de sus figuras es serena, porque mencia, y no en su fuerza suasiva.
cetas de fastidio y odio. Rodríguez Ruiz, siendo la anécdota el gesto excesivo, el Dice Franz Roth, que no se quiere conocedor de la misión de lo actual, sabe amaneramiento muchas veces de la lí descubrir en el arte moderno, el espíriportar en la fisonomía, los suficientes nea, al permanecer ausente, o apenas in tu, partiendo de los objetos, sino por el rasgos profundos, definidores del carác sinuada, como en el caso de Rodríguez contrario, los objetos partiendo del ester de su muñeco. Nada en el cuadro Ruiz, necesita de auxiliares que han de píritu.
es relleno. Nada, por consiguiente, en accionar, reeniplazando su obligada pa En Rodríguez Ruiz, lo patético con sel lienzo es retórico. Lo adjetivo, la más sividad, acudiendo al color, a ese color tituye el espíritu básico de su obra, que leve pincelada, animada del ritmo espe negro, un poco duro quizás de Rodri no se puede insinuar obedeciendo a cial, peculiar de Rodríguez Ruiz, de un, guez, que entrega en la luz opaca de sus Franz Roth. con un garbo cómico, sino ritmo patético, furiosamente patétir. c, cuadros, al patetismo, lo que éste le exi inversamente, hacer patente su viriliy por tanto levemente grotesco, que sabe ge. La anécdota es un prisma, encar dad, su reciedumbre, que trasluzca, oculimprimir a los hechos que muestra, en gado de reflejar estados extrínsecos, su ta en un dramatismo entero, la feminidad cargado de reír en el matiz, hasta dra perficiales casi siempre, mientras que la pura de la risa.
matizar, o de llorar, para que en el paroxismo dramático brote la sonrisa morEnrique Ascoaga daz, no hace más que persuadir del triunfo del arte moderno. El decrépito, tiene que cantar la belleza de lo mu. De los gusanillos que fueron maestros y colaboradores do. Rodríguez Ruiz, como buen actual, de un hombre de ciencia sin pretensiones sabe hacer hablar, por sí solo a lo inerte. Viene de la página 261)
Elige entre el retoricismo y la metáfora, en su. Mujer y gallinas. como en letas y dejan con dos palmos a los la vas de mosca! nuestro hombrazo su Hombre enfermo. y persuadido de fríos instrumentos de los cirujanos y que hace pensar en el San Cristóbal de una debilidad existente en aquello, y de a todos los antisépticos del mundo, y la leyenda, deja a un lado ciencia, habila necesidad de una constante juventud se alejan corriendo por los caminos en lidad, honorcs y fama, y va en busca, en ésta, logra en su primer cuadro el primavera. través de la piel dorada con toda sencillez, del antiséptico vivo más personal, el más puro lirismo, a por el sol, Baer ve brillar los esqueletos que son estos gusanitos que se alimenfuerza de imágenes sencillas, tranquilas, limpios de enfermedad, lo mismo que un tan de carne putrefacta.
aunque todas ellas, encendidas, abrasa encaje de estalactitas y estalacmitas. La enfermera de Baer, Isabel Knight, das, mientras que en el segundo, em En el aire luminoso se agitan felices los lo secunda fervorosa y en silencio en la, bargando el ambiente de una tristeza, húmeros, los cúbitos y radios, y los me a primera vista, repugnante tarea.
lograda en sangre de obscuros intensos, tacarpos que hacen pensar en estrellas; Cuando Isabel Knight contaba ocho recuerda a un personaje de Tolstoi en los fémures, cúbitos y radios saltan so años tuvo una osteomielitis en una piersu muerte especial, en su nueva vida.
bre los prados en flor; las vértebras del na que casi se lleva la pierna y la vida.
Las tres figuras, que mueve en espinazo se enfilan para formar una co Baer saivó la vida y la pierna de la niña Hombre enfermo. puesto que su pa. mo asta de plata a la bandera de la vida que años después se dedica a ayudarle sión, no es sino motor transmisor de Ella le consihumana que ondula libre de todo mal con absoluta devoción.
energía, son sin duda, uno de los más bajo el cielo azul. Ay! cuán hermosa gue parejas dc mosca para hacer cría de grandes aciertos de la obra de Rodrí la visión de este doctor Baer, hermosa gusanos, manticne al alcance de las hemguez Ruiz. Lo vulgar, en esta tela, lo visión que descansa en un montón de bras pedazos de carne para que depositen Madrid. 21. III. 32.
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