REPERTORIO AMERICANO 381 se La quinta estación Con esa virtud del fuego debemos con Oro. Martí quería empeño de amigo y de su libertad, que lean estas páginas servarlos. Nada de buscarles acomodo en para lograr suscripción nutrida. Mas que reunen la obra de finura sin igual.
palacios suntucsos a los cuales no ahora que la obra está concluída diga Busquemos a Martí y si antes no tuvientra sino es muerto para toda obra de mos a estos pueblos sobre los cuales él mos el pensamiento puesto en él, no lo creación. Martí quiso que los niños de miró con desvelo inteligente, que si quie separemos ya más ahora que La Edad nuestros pueblos tuvieran el sentido real ren ser honrados y cuidar de su decoro de Oro nos ata a su vida iluminada.
de Bolívar, de Hidalgo, de San Martín y se puso a meditar en sus hechos y esJuan del Camino Costa Rica y junio de 1932.
cribió para La Edad de Oro el relato de los tres héroes. Pero también en los mayores debió pensar. Preguntaba si había dado con la manera de hablar con la gente menor. Digámosle que todos vol Envio del autor vemos a ser menores cuando buscamos en su lenguaje iluminado inspiración pa1 Las hojas que se pudren unifican ra la lucha en que continúa empeñada Oh cielo lento del augurio vivo, íntimos duelos en la flor postrera la América nuestra. Buscó él libertad paen pasado ya canta la Esperanza desnuda hacia la muerte en el volumen ra su patria y nosotros hablamos en deinstantes de la flor: ya es iya fué!
de su arquitectura y tu memoria.
fensa de una libertad como la que él Ante la llamarada del Estío, Perfecto diapasón de los colores pedía. No son páginas muertas estas de Primavera iniperial, ya tu inminente ¡oh mundo suave, murmurado y lúcido y vasta presunción feliz se inclina: en equilibrio entre las dos violencias, La Edad de Oro. Vienen con tanta vitu cuerpo decisivo sueña ungido qué serena y qué presente la estatua, da como recibieron de Martí. Las leemos de coloquios de pájaros en fiesta, la luna de marfil sobre tu plata, y no nos invade ni lirismo ni infantilis cede, se abre, estalla tal granada el árbol, la manzana, la tristeza!
mo. Traen fuerza al alma y la llaman al y tu impecablo labio pensativo.
Nada quiere3, Otoño satisfecho, combate. La despiertan a una inconforgime tu gloria efímera de Pródigo tan sinuoso y consciente como estricto, midad fecunda.
Infante por su ángel olvidado Otoño reflexivo, ensimismado en la mano robusta del Verano, en violado, ceniza y amarillo. Que mayor bien para estos pueblos hacia la poma en que la flor se muere. adormecidos que la lectura de Martí?
si la entrada a su mundo puede dárnos. Culto Invierno, túnel de la flora, la un librito sin corpulencia, escrito pauna rosa en la boca del fusil Presencia minuciosa del Estío ra ejercitar los ingenios de los menores, venir parece de la muerte misma: en la pericii del solsticio ciego: urgen palmeras en derrota fugas busquemos al guía y caminemos. El el sol augusto, irrefutable reina.
hacia la erguida Primavera alta tiempo es de vigilancia y de lucha. No Alas y. garras de oro avasallaron raptando los colores desvalidos es posible volver a los días en que en la sierpre fluida y ya es afluente de la noche de mitos inventora.
para el amor del impaciente Estío.
América no sé podía ser honrado, ni Tu impávida justicia que las tasa En dibujo concreto, a la deriva pensar ni hablar. Si nos volvemos mencon voz paciente, clásica y adusta en fina arena de marfil y oro, guados y creemos que la obra construca intrínseco lucir todo condena la trémula memoria de la fuente tiva de nuestros mayores debe desaparesobre la herrumbre neutra de tu bruma.
con intacto afán, cándido, presiente cer, entonces la oscuridad de que nos ¡Ah ya irrumpe en la corteza un grito su forma fiel, exacta y transparente tenso como de rumbos vela en cinta creímos libres se hará de nuevo. Las huir, en la mentira que la nombra, con el asentimiento de los cielos, acechanzas son iguales y sólo formando hacia el delgado Otoño de la sombra.
nave soñando y en su incendio tinta generaciones con sentido de la libertad navega en hombros de su limpia lumbre, podremos vivir con decoro. Martí tenía. titubea y se anima entre los hielos muy sabido que para los niños había que Otoño sin espejos y sin lámparas, tréinula llama verde en que resume pareces un palacio sin ventanas: trabajar sin cansarse. Por eso hizo para coros de gloria el árbol, con ahinco ciñe tu voz mural de cal y canto, ellos obra de finura sin igual. Empresa loco de ciego por abrir los ojos de canto y cal y arenas de tus playas.
y al horizonte recular de hinojos: del corazón sentía que era la de La Edad mil veces Primavera la victoria!
de Oro y la trató con amor y sacrificio. Correspondamos al magnífico esINDICE fuerzo empeñándonos en difundir este: Ni la sutil mañana o la maciza librito recogido hoy segunda vez por noche que por mis pies sube a mis ojos, mano cubana. El día 27 de julio de 1889 ni las trompetas claras del Verano, escribía Martí buscando personas que ni el duro Invierno nivelador PROGRAMAS ESCOLARES: por su oficio o por su afición pudiesen que hace a la Primavera rastacuera, servir las agencias de La Edad de Oro.
Félix Marti Alpera: Nociones de Ciencias ni el Otoño que ahonda su estupor Físicas, Quimicas y Naturales. 2. 50 En este otro 27. de julio de 1932 un lecen violado, ceniza y amarillo.
Félix Marti Alpera: Historia 50 ¡Oh ramos transparentes del afán tor preocupado toca a la puerta de to. Lengua Española: y de la sed sin término y sin forma, dos aquellos que tengan oídos para oír y Geografia 50 sólida luz entre la eterna niebla, les pide difusión de la misma Edad de Solicitelos al Adr. del Rep. Am.
tiempo mío, sicmpre sin experiencia, colmado de la flora de los polos y pájaros sin cuerpo de alas solo, recostado hacia atrás. en la memoria viudo de ti de intermitentes muertes, tu perfecta presencia sin distancias, precisa y clara aún cuando se aleja, retuerce tu metal para pulseras en mi cuerpo de fervor y espuma.
Todo se ahonda dentro de ti mismo, mental: fruto primero, flor después, arrecifes de liras y heroísmos por mi sangre y mi sueño a la deriva ¡corazón del mundo al fin encallado dentro de mi! isla fuera del tiempo, azar seguro que me encuentro sólo con mi yo más yo que yo mismo, cierto como los números tranquilos, sí, Soledad. Robinson sin retorno.
Luis Cardoza y Aragón En Paris, 1931. 50. aa EXPECTORANTE ORIENTAL Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica