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REPERTORIO AMERICANO 183 Humo gris Envío del autor Rojas como ascuas las nubes acusan la presencia de fogatas enormes que están destruyendo a picotazos las entrañas de la tierra.
La ciudad, alelargada, envuelta en una niebla gris, es un chinesco fumadero de bar.
Bochorno de la tarde; muerias las aves en los ríos; las campesinas, sudorosas, regresan de la fuente sangrantes las mejillas; y las grandes hogueras encendidas, como buitres hambrientos, se están comiendo a picotazos el corazón azul de la montaña.
Ivar Kreuger necesita dinero para no caer en descrédito. El gran capital do la industria cree encontrarlo alli en donne de abunda y toca suplicante. No se atre aquella puerta por la cual tantas veces había pasado triunfal. vuelve niordido por los nervios a tocar otras pue:tas menos caudalosas. Es apenas un intento. Su naturaleza real aparcc: sofocada y entonces Ivar Kreuger sc vacía de un tiro el corazón.
Como motivo de meditación es digna de exaltarse la vida de este sueco taciturno. Refieren de él que un dia almorzando en compañía de dos amigos suyos norteamericanos, escuchó el pesar que les causaba la ida de la primavera.
No habían podido ver las lindas rosas de. Suecia en aquella primavera. Horas después sentábanse a la mesa de Ivar Kreuger y no había campo del comedor donde no florecieran lindas rosas de Suecia. El capitán de la industria, el hombre de la finanza internacional sentía como los visitantes norteamericanos amor grande por las flores. Recorrió los invernaderos de Estokolmo y trasplan.
tó un rosal a su casa de solitario Juan del Camino Cartago y abril del 32.
Gonzalo Dobles Costa Rica, 1932.
su INDICE ternational Match Company. No hay riesgo alguno en estos monopolios, porque necesariamente tienen la duración del empréstito. Son más seguros que la hipoteca de las aduanas o el control de los ferrocarriles y nunca serán la pelota de la política. Así razona Ivar Kreuger la defensa de este capítulo dc empréstitos y monopolios.
Red formidable la que en 1923 tejió Ivar Kreuger aliando capital sueco y norteamericano. La tendió por muchos continentes y en el fondo de ella quedaron innúmeras naciones. De capitán de la industria pasaba a la dignidad de banquero. Ejercía ahora su obra de expansión por medio de una banca podel usa. Los países se encontraron después de la guerra en apuros económicos de sesperados. Todos buscaban dinero. Querían rehacerse, respirar, limpiarse ia costra de la guerra. Ivar Kreuger no tenía reposo. Todos los puntos del mun:do los recorría llamado por los gobiernos menesterosos. Trataba con ellos y los ataba al monopolio. Francia quiso levanta: el franco y acudió a Ivar Kreuger. Sólo que, para garantizar los setenta y cinco milones de dólares que le emprestó no quiso la nación previsora hacerle entrega total del monopolio de los fósforos. Lo, limitó y antes del período convenido redimió renta.
Otros pueblos no tuvieron la visión del francés. Ivar Kreuger les dió dinero y se encadenaron a monopolios de veinte y sesenta años. En la América nuestra figuran Guatemala, Ecuador, Perú en la lista de monopolios.
Creció con esplendor la fama de Ivar Kreuger. Las acciones de sus sociedades fueron el manjar sagrado de las boisas del mundo. Había logrado la organización más ingeniosa y de más fama.
La humanida. que ahorra iba tras elia y ciega en la confianza entregaba in mucho y lo poco. Estaba construído un imperio y sus súbditos veían al amo sereno y cuidadoso.
Ivar Kreuger, el amo, no parecía ser de ese mundo que lo hacía centro de un vasto poder económico e industrial. Era un taciturno. En Suecia era tenido por el hombre más solitario de la nación.
Junto al despacho de sus negocios había construído el Cuarto del Silencio.
En su interior se refugiaba y varie penetraba nunca a perturbarlo. Apariado del bullicio, él, amo de un mundo de es.
truendo y de agitación. No toleraba la publicidad. En ninguna fornia. Una vez la Universidad de Siracusa, Estados Unidos, lo invita a la ceremonia en que si le da un grado de doctor en negocics.
Llega solo y sin ser notado. Sale snlo y sin que alma alguna lo perciba. Viaja y realiza negocios sorprendentes, pero cuando la publicidad se entera y lo busca, ya él está a cien leguas de la publicidad Es su riqueza grande, casi más grande de Europa. Sin embargo, no cuenta cuánto tiene. Trabaja para dar rendimientos a una organización rami.
ficada por muchos confines del mundo.
Lo vemos presa de esa organización.
Por ser un taciturno no pertence al plano de agitación a que ha sido elevada. No es la tragedia que hace meditar?
Cuando leímos los relatos que nos hün dado estas reflexiones pensamos que Ivar Kreuger al suicidarse en París lo hizo para recobrar la libertad que la Forte na le había quitado. El hombre es casi siempre el canal que aprovecina un poder grande para mostrarse ante el inundo, Ivar Kreuger fué cogido de pronto por uno de esos poderes, el más extraño a su naturalcza. Durante dos déca.
das los negocios vuelan y su impulsador no siente limitaciones por ningún lado.
Ni siquiera las que pudieran hacerlo des. prenderse de su naturaleza concentrada y despreciativa del bullicio. La industria, la finanza internacional lo acogen y para tratar con ellas no es estorbo su taciturnidad. Ivan Kreuger puede pensar que ha salvado su vida de una ducida cmpequeñecedora. Sin embargo, aparecen las limitacicres. Las monedas se desvalorizan, las naciones se vuelven inorosas y un cambio total contradice los cálculos de los hombre de negocios del mundo. La organización formidable de C3. 75 sia. LIBROS QUE LE INTERESAN: Pedro Salinas: Fábula y Signo.
Leon Trotzky: La Situación Real de Ru3. 50 Coloquio de las Damas y la Cortesana, del famoso y gran demostrador de vicios y virtudes, Pedro Aretino Manuel Espejo: Lo que debe saber todo diabético. 00 Aloys Müller: Introducción a la Filosofia 00 Ellen Key: Amor y Matrimonio, tomos 50 Solicitelos al Adr. del Rep. Am. 50 JOHN KEITH Co. Inc.
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James Montley, New York RAMON RAMIREZ Socio Gerente. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica