REPERTORIO AMERICANO 13 El niño Señoras, Señores: divisa a lo lejos yo no sé qué fantasma que le sonríe, qué blanca mano misterioDice Tolstoi que la edad más perfecta, De Revista de Educación. La Plata. 1914 sa que le arroja besos, qué índice imperala de más seguro equilibrio, es la niñez.
tivo que le señala el sitio preferido de sus Afirmación amable, verdad plena de bejuegos y la piedrecita que yace a sus lleza y de dulzura como muy pocas.
pies, el pedazo de papel que gira en la Porque todas las verdades que andan por ráfaga, la hormiga que marcha bajo su el mundo helando la sangre en las vecarga, la mariposa que liba su néctar, el nas, amenazando a los hombres con la grito de la calle, el silbato de la fábriregresión a la cueva, han sido y serán ca, el insecto que zumba, la pelusilla de amasadas a base de algún desmentido a cardo que vaga por los aires como una las apariencias de la ilusión, de algún estrella sin peso y sin rumbo, buscandesgarramiento brutal ocasionado en el do el sitio más azulado de los cielos donvelo color de rosa en que ella majamente de incrustar sus resplandores por toda se arrebuja para sonreírnos.
la eternidad.
El hambre, el abandono, los malos traAquel dedo indicador parece signifitos, los malos ejemplos, la desnudez, la carle: Las lágrimas no son vida aunorfandad, las enfermedades, la miseria, que están en la vida: son paréntesis de en fin, no son bastantemente poderosos muerte dentro de la vida. El dolor no para arrancar al niño de su beatitud, de es el amo: apenas si es un ministro de su inefable nirvana, de su milagroso equila Providencia encargada de impelernos librio.
hacia la luz. Ya fué dicho hace dos mil Bajo la racha helada de las calles casi años: dejad a los muertos enterrar a desnudo, semidescalzo, casi desfa! leciensus muertos. La tristeza es la soberana te de hambre le veréis entregarse de de los debilitados, de los inútiles, de los cuerpo entero a los juegos de su edad y cobardes, de los timoratos, de los caduconvertir en juegos de su edad, en gimcos, de los paralíticos, de los tenebro.
nasia maravillosa, su ambulatoria ocusos. Ea, querido niño, vete a jugar!
pación de vendedor de diarios y de reY el niño, entonces, ríe, salta, gorjea, vistas.
gesticula, estalla en gritos y acrobacias Los estribos de los tranvías, las traalegremente, sencillamente, celestialscras de los coches y de los autos, los mente en medio de la consternación, al zócalos de las fachadas y de los monuPor Enrique Chelo son de los improperios, en centro mismentos, las estatuas de los proceres, mo de las borrascas de la pasión, al comlos postes telegráficos y telefónicos, sori ción no significara decadencia, degene pás de las afirmaciones y los reniegos y para él, para aquel ser todo alas, todo ración!
las filosofías disoiventos de los adultos, jocundez lo que los árboles del bosque Cuando todos gimen y lloran, él tam como un ruiseñor en una selva poblada para los pájaros: un pentágrama colosal, bién gime y llora, y se lamenta como un de alimañas enfurecidas, como un Dadentro de cuyos espacios y sobre cuyas angelito sometido a los melancólicos niel entre las llamas, como un chorro de líneas ellos los pájaros y los niños. compases de una marcha fúnebre o a los agua saltando de los peñascales, como cumplen naturalmente la misión de la estampidos del cañoneo en un campo de el sol, como la aurora, como el firmanota, la predestinación del riesgo, el batalla. Pero, a través de su llanto, él mento que están más arriba de las regio.
apostolado de la audacia, la nes intermedias de la tem. pragmática del regocijo, el pestad; como una lámpara sacerdocio irrenunciable de Los de aceite perfumado distri.
la alegría de: vivir.
buyendo la bendición de sus De Ritos. Londres. 1914 El, el niño, cualquier niclaridades sobre la intimi(De Giovanni Pascoli)
ño sometido a cualquier dodad abominable de las Mc. Llega, cual sobre manto de vellones, lor, halla su minuto de felisalinas y los Calígulas.
la madre tras la palma sonrosada, cidad, de carcajada limpia De tarde. La pareja bulliciosa El niño es flor, es luz, es la luz a remirar a sus leones.
y sonora y penetrante como de niños retozaba alegremente pureza, es armonía siempre.
el piar de los canarios, inen la quietud de la alameda umbrosa.
Contémplalos absorta: en apretada Coino el rosal de Francia, mediatamente después de Jugaban abstraidos. De repente red de abrazos, se estrechan dulcemente. que perfuma toda una casa sus torturas, en medio mislanzáronse, con pasmo de los tilos, Duermen ambos, el ala replegada.
con uno solo de sus capumo de sus sollozos, bajo la ella los besa con amor rïente.
1! os, él, aunque ya descoloinsólitas palabras, a la frente, densa cortina de sus lágri.
rido y mustio por el amSe hallaron ojos nuevos; intranquilos III biente criminal de una famiA él no le desentrañan, parpadeos de cólera inflamada. Hombres! En vuestras iras de felinos lia maldita, pone sus emanano le desnaturalizan, no lo y, por manos, dos garras de diez filos.
pensad en el misterio pavoroso ciones de azucena, su pincegran entristecerle, ni los paSed de sangre brotó de su abrasada lazo de candidez, su chast que amaga vuestros miseros destinos; dres alcohólicos que le azo garganta, y por sus pálidas mejillas quido de beso, su rocío de tan, ni el capataz iracundo la miraron correr, atropellada.
pensad en el silencio tenebroso fraternidad sobre las cosas y que le arranca las orejas, ni que sobrevive al grito delirante, los hechos más innombraPero tú te presentas de puntillas, la señora cruel que le pellizy, de la guerra, al impetu furioso.
bles y hace pasar una rápibuena madre, y con voz dominadora, ca los bracitos, ni el moceda iluminación, un relámpatón miserable que le martiseparas las airadas fierecillas Hombres, paz! En la tierra vacilante go de nobleza por el alma y les ordenas. Hacia el lecho, ahora. enorme es el misterio, y sólo atina riza para divertirse, ni la sucia de los más sucios, por el II que brinda su amor al semejante.
maestra superficial que le el corazón hecho piedra de aparta de su lado porque no Las sombras los circuyen. Procesiones ¡Paz, hermanos! La miano que se inclina los hombres y las mujeres, es tan hermoso como los de fantasmas, el labio sigiloso, tarde o temprano a acariciar, desame que le rodean como los carotros, ni el maestro imbécil parecían surgir de los rincones. el gesto airado, la pasión dañina: dos a una verbena. Los vique le pone motes desprecios que le circundan y le ciativos, soeces, difamatoY fué de oirse el languido sollozo a fin de que la calina se derrame per. etran no matan del todo crecer bajo el imperio de algo obscuro por nuestra faz, cuando sin ser oida, rios, aplastantes, porque no al serafín que lleva en el lo encuentra despejado, in.
que volaba entre el lobrego reposo. se acerque, sin que nadie nos la llame, seno; aquel serafín está enila Muerte con su lámpara encendida!
teligente y precoz, como si Volviéronse los dos con inseguro vuelto en una túnica de la precocidad no fuese una movimiento; y entrambos corazones Guillermo Valencia amianto y ungido en eterni.
aberración y toda aberra se escucharon latir con ritmo puro. Junio, 1912.
dad. Sus malas acciones dos niños mas. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica