REPERTORIO AMERICANO 27 y casi una carta preguntándole, sencillamente, se explica la cantidad de fragmentos y perstición y a la magia. La simetría: qué se proponía hacer con el seguindo bocetos que nos ha dejado. Aún se ha imitación o tendencia hacia cristal, haFausto, porque él, por su parte, desde dicho que apreciaríamos mejor la obra si cia lo más estático que se encuentra en su irresponsabilidad candorosa, había conociéramos menos al hombre. Por un la naturaleza. Aquí del principio de Arisconcebido el proyecto de continuar el error de perspectiva, la poca costumbre tóteles, De Coelo 2: El movimiento poema a su modo! No le hubiera sor que tenemos de ver al autor tan cerca decrece a medida que la naturaleza se prendido más al juicioso Eckermann ein de la obra nos hace suspirar por el co hace más perfecta. El temperamenmuchacho que se ofreciera a continuar nocimiento imperfecto a que estamos ha to clásico, constructivo, tiende a mineralas conquistas de Napoleón o a termibituados. La verdadera visión crítica de. lizar la idea. El romántico, disolvente, nar la catedral de Colonia. todavía biera aprenderse en Sainte Beuve: quien la fluidiza otra vez y la vuelve al caos y la catedral reflexiona puede entenlee los Lunes no sabe si lee una biogra a la espuma.
derse matemáticamente, está ante nuesfía del autor o un estudio sobre sus Un ejemplo claro: lo que se llama ei tros ojos, cabe a sirla con nuestras ma obras. El propio Goethe, a quien Sainte sentimiento de la naturaleza. Rousseau, nos; pero ¿el Fausto. Eck. 20. Beuve llama el más grande crítico m:)en aquel siglo, anuncian el 1825. derno y de todos tiempos. había dado Romanticismo Cisolviendo melancólicaya, tratando de Voss, el mejor precep mente al hombre en la naturaleza, con Yo siempre he considerado mi obra to: Comentar la obra por el autor, y acompañamiento de suspiros y lágrimas.
simbólicamente y, en el fondo, me era al autor por la obra. Por lo demás, Goethe, acaso por ser nombre de mejor lo mismo hacer cucharas que cuchari Goethe hacía tanto caso del hombre mis salud, contempla siempre. la naturaleza llas. Eck. 1824. Trad.
mo, oculto o revelado en las obras, que como un marco en que se mueve el homPérez Bances.
creía siempre traslucir, más allá del sue bre, con alegría deportiva, con gusto de Según Brachfeld, José Ortega y lo estético, una invisible raíz moral. En saltar y correr; la describe sólo en toGasset, en una conversación de 1929, di general, lo que procura al escritor la ques sintéticos y, a veces, tras el telón jo más o menos lo siguiente:Goethe, estimación del público son sus cualida. del paisaje, cree ver un laboratorio de envuelto en su albornoz blanco, tendido des de carácter y no su talento artis energías geológicas. Por aquí, la naturasobre la colina, contempla la campiña tico. Napoleón decía de Corneille: il leza tiende hacia la fórmula y quisiera romana y las ruinas clásicas. Entre tán vivait, je le ferais prince, y no lo leía! esquematizarse. Estas palabras nos dan ta cosa bien ordenada y frágil, Goethe No lo dijo nunca de Racine, a quien si todo el proceso: Suiza me produjo al aparece como el germánico pesado y di leía (Eck: 30. III. 1924. Por sobre principio una inpresión tan grande que fícil, apto para dominar la materia (la la valla de una centuria de estetismo me llenó de confusión e inquietud. Priciencia) al igual de todos los de su ra que nos divide, nos damos la mano. Por mer estado, o estado romántico. Sólo zą, y al igual de ellos, torpe en el de que la categoría moral es el nervio de. después de repetidas estancias, cuando, minio de la forma (el arte. La forma, las otras virtudes. si esta figura pla en años posteriores, consideraba las monla forma pura la ambrosia es el ali tónica no se realiza al pie de la. línea, tañas con interés mineralógico, logre mento de los dioses, pero los mortales es porque de la perfección sólo recibi contemplarlas con calma. Estabilidad no lo resisten y siempre lo enturbian de mos las sombras, aquí abajo.
clásica. Eck. 22. II. 1824. materia. Goethe, como alguna vez sintió Barrés, sería, en el paisaje latino, el Paradoja estética contra la cual 10. Nunca se insistirá lo bastante: el elefante blanco, casi el buey en crista conviene precaverse: el mismo equili jinete que quiere todo el rendimiento de lería. El esfuerzo del hombre por perbrio del poema goethiano engaña res su caballo, necesita desarrollar prodigios feccionarse a sí mismo le interesaría más pecto al vigor. vital en que él se expre de equilibrio. Nada más riesgoso y atléa Ortega y Gasset que los resultados sa. Se me ocurre insistir en ciertas an tico que la energía de normalidad. Para obtenidos por ci poeta. tal punto de tiguas reflexiones sobre la simetría en la dar todas las posibilidades a su espírivista siempre según el testimonic de estética de Goethe (Cuestiones estéti tu, Goethe moverá tierra y cielo. En Brachfeld sería el punto de vista de los cas, 133. 139. Fausto y Margarita, Valmy, se expone un día al fuego de las latinos. No es el de Sainte. Beuve, no Mefistófeles y Marta, Homero y Ossián baterías enemigas. Diréis que es alarde es el de Croce. Antes de recoger de. en el Werther; Eduardo, Carlota, Oti de bravura. No: se trata de experimenfinitivamente estos juicios, donde Brach lia, el Capitán y el Arquitecto, en dan tar por sí mismo la fiebre especial que feld al hacer recuerdos de más de dos za compleja de afinidades electivas. ocasiona el retumbo ininterrumpido del años atrás puede haber puesto de su milos motivos de ciertos poemas, los mis cañón. Et quorum pars minima fui. nerva, esperemos a que José Ortega y mos efectos simétricos tomados a la su Knebel, 27. IX. 1792. Gasset hable por sí mismo, en el estuLa normalidad lo abarca todo. Siem.
dio ofrecido para la Neue Rundschau.
pre, para abordar a Goethe, el mismo Lo que él nos diga será, mucho más que o ejercicio previo: hay que ensancharse la la opinión de los historiadores literarios, cabeza. En aquella vastedad (normaliel mejor indicio del pensamiento condad) no debe turbarnos el tributo pagatemporáneo con respecto a Goethe.
do a lo pasajero, a lo blandamente juEn todo caso, algunos han insinuado Se cura fácilmente usando venil: los años de estudiante en Leipzig, y otros han dicho expresamente que, en los estragos de la incesante orgía son, Goethe, el árbol vale más que los frutambién, una crisis indispensable en que tos, la persona más que la obra. Esto se habrá de quemar todo lo combustinada quitaría al valor de la obra en sí.
en su dieta, ble. Después habrá más diamante y meEs una manera de reconocer que, adenos carbón. La normalidad lo abraza más de tener las perlas, tenemos el hilo AGRURAS. FLATULENCIA. MAL todo, hasta los centelleos que nos llegan para rehacer toda la sarta. Ni es freALIENTO. DOLORES DE CABEZA de lo sobrenatural, los relámpagos mecuente conocer al autor tan de cerca cotapsíquicos. Un día se ve venir a sí mismo conocemos a Goethe, gracias a sus Síntomas todos de que mo a caballo, por un camino que en propios esfuerzos de expresión, ni es efecto había de recorrer más tarde, visfrecuente que las obras revelen tan fielsu digestión anda mal.
tiendo precisamente el traje que vestía mente las fases en el desenvolvimiento de un autor, Goethe escribía las reaccioDesaparecen RAPIDAMENTE con su aparición. Otro día, estando en Weiel uso de la mar, tiene de algún modo extraño la mo.
nes de su pensamiento todos los días.
nición de un trremoto en Mesina. La (Entiendo que todas las mañanas: lo dama estrellera del Wilhelm Meister, que él llamaba la crema del dia no imque, desde la silla en que la tenían posportándole que lo demás se torciera en trada sus contínuas dolencias, vivía una queso. Después, aquella palpitación, HERMANN ZELEDON vida sonambulica, recibiendo influjos de aquella estampa de su mente, se iba relos astros y repartiendo consejos a sus partiendo en distintos libros; de donde BOTICA FRANCESA amigos, acusa en Goethe una preocupai Tiene Ud. Dispepsia?
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