232 REPERTORIO AMERICANO Fuerza Nuestro perEra un hombre de condición modesta; en su tierra se ganaba la vida dando lecciones; aprendió el latín; escribió un libro de prosa desmelenada y romántica; hizo trabajos de historia y de arqueología. Como en su tierra no había bastante campo para la acción, se vino a Ma.
drid; traía en la maleta dos dramas góticos; no sabemos si ya en la capital de España se mctería por los lóbregos pasillos de los teatros y llegaría hasta los cuartos de los actores, y si en los cuartos de los actores hablaría con unos y con otros, sufriría palabras desabridas, se vería preterido ante cualquier autorcillo de poca monta y llevaría tremendos desengaños: El hecho es que lo vemos dedicado a la profesión del foro, que es otro teatro. también le tiraba la política. la política se entregó en cuerpo y alma.
Trató de crear en España un partido republicano federal; la federación le entusiasmaba; hasta 1869 todos los republicanos que había en España eran federales; no los había de otra traza. Decimos mal: dos existían unitarios; están sus nombres cn todas las historias. Se llamaban Julián Sánchez Ruano y Eugenio García Ruiz.
sonaje logró formar en España un gran partido federal. En 1854 empezó a publicar por entregas un libro revoluciona.
rio; la autoridad no le dejó continuar cuando iba a publicar las entregas del se.
gundo tomo. qué hizo él? Pues dar en su casa lo que faltaba del libro en forma de conferencias. Dar conferencias en un cuartito dc la casa número 9, 11 y 13 de la calle del Desengaño es cosa peregrina. La casa se llenaba de gente; mucha de esta gente no podía entrar en el cuarto y estaba discutiendo y armando bulla en la escalera. Tampoco esto lo podía permitir la celosa autoridad. Las conferencias se acabaron. Nuestro hombre continuó actuando en política. Las cosas fueron siguiendo su rumbo natural; rumbo que cn tiempos de Isabel II era el del abismo. Se produjo la revolución de 1868; luego vino la República. Quién es tan osado que se burla de aquella pobre República. Quién falsca la verdad? Aquella República se encontró al ser implantada nada menos que con dos guerras: una, la carlisía, y otra, la de Cuba. El Tesoro estaba arruina.
do; las costumbres políticas eran execrables. Con todo tuvo que luchar la pobre República. Si no se hizo más de lo que se hizo ſué por lo que verá el curioso lector en el párrafo siguiente.
Nuestro hombre fué presidente del Po.
der provisional y ministro de la Gobernación. Se pasaba los días en el casc.
rón que hay er. la Puerta del Sol; allí comía y allí dormía. Comía un modesto bisté que le llevaban de un café próximo; lo pagaba él, y seguramente daría buena propina al camarero. Había que luchar entonces con dos extremismos; el sidencia de Castelar, se derrumbó. No hubo energía, decisión, arrojo para defenderla. No se contaba con medios para De Luz, Madrid defenderla o no había en los hombres firmeza y decisión para hacerlo? Siendo don (Siga con el artículo Azaña, en la página de enfrente) Francisco Pi y Margall presidente del Poder ejecutivo y ministro de la Gobernación se vió asaltado por los deseos ve.
hementes de sus correligionarios, que le pedían que por sí mismo, con indepen.
dencia de las Cortes, implantara la fede.
ración en España. No lo hizo; retroccdió ante el necesario golpe de Estado. caída la República, un año después, en 1874, don Francisco se preguntaba: Hice bien? Lo dudo ahora si atiendo al in.
terés político; lo afirmo, sin vacilar, si consulto mi conciencia. No puede de ningún modo plantearse un político ese dilema; no puede poner, como hacía varón tan austero cual Pi, en un platillo de la balanza su conciencia y en el otro el interés público, es decir, el interés de la Nación, o sea ei bien de millones de hombres. Frente a los millones de ciudadanos no debe valer nada el voto y la conciencia de un político. Si don Francisco se planteaba un dilema en el caso refe.
rido, no abrigaba duda ninguna en lo que toca a la consolidación y defensa de la República.
Creía. Pi y Margall que los hombres de 1873 no habían sido enérgicos en deFrancisco Pi y Margall fender las instituciones republicanas.
Hemos citado ya su frase memorable de la derecha y el de la izquierda. Se en 1893, veinte años después de la caída de la República. Es un espectáculo de propuso el ministro y presidente luchar; nobleza y de dignidad el ver a un hom.
pero le faltaban medios para la batalla.
Los pidió a las Cortes. Pidió que le con.
bre reconocer su propia falta. Don Francisco Pi y Margall va a hablar de la Recedieran la facultad de tomar todas las pública de 1873 y tiene que juzgar con medidas cxtraordinarias que se necesidureza a aquellos hombres; uno de aquetaran para mantener la paz.
llos hombres era él; Don Francisco dice: Ante tal petición, las izquierdas de la Los que la regían eran débiles hasta el Cámara gritaron desaforadamente. Publicaron todos los diputados izquierdis punto de temer las manifestaciones del pueblo, y harto respetuosos de las leyes tas y además los del centro un mani.
fiesto al país en que entre otras cosas para tiempos en que se hacía necesaria una pasajera dictadura. La ley votada se decía: En ese proyecto de ley se auen Cortes tuvo en su mano uno de aquetoriza al Gobierno que preside el señor llos hombres débiles; con ella pudo, sin Pi y Margall para destruir todo el derecho escrito y para sobreponerse a los temor a que cualquier jurisconsulto le llamara tirano o dictador, defender con derechos individuales, que son, según decisión la República. no lo hizo; fué nuestro dogma, superiores a todos los podemasiado respetuoso con la ley; respederes. Ocurría esto el de julio de to que sirvió para que la República caye1873. El día antes el ministro de la Gose y volviera la Monarquía.
bernación había dirigido a los gobernaNo quisiéramos que dentro de unos dores una circular en que se les mandaba años alguno de los dos grandes jefes de que no consintieran bajo ningún conla opinión republicana, Alejandro Lecepto que en periódico ni publicación alrroux o Manuel Azaña, se sentaran ante guna se defendiera la causa de don Car.
su mesa y caída la República por falta los y suprimieran el periódico a la terde energía en sus hombres pudieran, cera infracción. La Cámara había votado con profunda tristeza, escribir: Los que la autorización que el presidente pela regian eran débiles hasta el punto de día; podía don Francisco Pi y Margall temer las manifestaciones del pueblo, y proceder con energía, con decisión, con harto respetuosos de las leyes para tiemdureza contra los perturbadores de la pos en que se hacía necesaria una pas3.
paz en la República; podía acometer la jera dictadura.
tarea de consolidar la República. la Azorín República, meses después, bajo la pre Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica