REPERTORIO AMERICANO 341 Iglesia y la guerra La culpa y el castigo deben guarLa dar proporción. Un castigo que sobrepase la medida de la culpa es injusto y El Problema Metafísico y Moral no debe permitirse. Seguridad moral de que la parte (Véanse los números 12, 14, 16, 17 y 19 del tomo en curso)
justa triunfará, rra, sino que hacerlo es un derecho La conciencia moderna se preocupa de Recta intención de fomentar, por la culpa moral de la guerra, en forma que le asiste; y dice este teólogo: La medio de la guern, todo lo bueno y de que no tiene precedente. Se ha dejado injusticia. puede ser tan flagrante que evitar todo lo malo.
de creer que la guerra sea asunto de ex alegar ignorancia no servirá de excusa; Recta conducta de la guerra, resclusiva competencia de los príncipes y de de lo contrario, los infieles que siguie tringiéndola dentro de los límites de la los hombres de Estado. Nunca como aho ron a sus jefes en las guerras contra justicia y del amor al prójimo.
los cristian ra se ha considerado la guerra un criserian sin tacha, y lo mis Que no se produzcan innecesarios mo los soldados romanos que por mantrastornos en países que no tengan namen. Los hombres exigen que se dedato de Poncio Pilato crucificaron a da inmediato que ver con la guerra, ni clare la culpabilidad moral y que a los culpables se lçs castigue severamente, Jesucristo (1. en la comunidad cristiana.
Hace diez años (1) se desconocía tal ac Este punto del derecho a la libertad 10. Que la declaración de guerra la de conciencia en lo tocante a la particihaya hecho autoridad legalmente autorititud, que precisamente concuerda con pación en la guerra, se debate hoy día zada y ejercida en el nombre de Dios.
el concepto agustino de la responsabilifieramente, y surge de ello el problema Cualquier falta de estas condiciones dad del Estado. Si no es posible establecer sin género de duda esa culpabilidad, de la negativa a prestar servicio militar.
hace injusta a la guerra. Que hayan siPuede haber en esto mucho que sea innodo o no cumplidas en el pasado, o si se tanto mejor, pues no habrá causa de gue.
ble, falto de heroísmo y materialista.
cumplen en la actualidad, o si hay viso rra ni se deberá declararla. La mejor La obediencia a la autoridad legal en tode que se cumplan en el porvenir, el enseñanza es la que hace más difícil do aquello que no se oponga a la conlector decidirá.
hallar base para la guerra; la enseñanciencia cristiana y que no sea pecado, es Si actualmente es imposible que se za, esto es, que le quita el derecho de desde luego, un deber, sencillamente; pccumplan esas reglas, por causa de la or declararla a una de las partes de conformidad con los principios agustinos y ro la negativa a prestar servicio militar ganización política vigente, quizás una puede justificarse con base en los más elefutura Liga de Naciones lo haga positomistas no hay guerra en la que amvados principios cristianos, especialmente ble. Si así fucse, se haría necesario un bas partes tengan la razón y les dé a cuando se considera la pecaminosidad de ejército de policía para castigar a todo los ciudadanos de ese Estado en qué los métodos modernos de la guerra. Ademiembro rebelde de la Liga. Tendríaapoyarse para negarse a pelear. Esa fue más, hay extremo peligro cuando este mos entonces seguridad de que la justila enseñanza, hasta el siglo xvii, de las movimiento en contra de la guerra amecia, establecida por el tribunal de dereEscuelas Católicas! Una de las partes de naza ser como los demonios que echó cho, se mantendría firme contra la una guerra si mpre es injusta. Agustín fuera Belcebú, príncipe de demonios loinjusticia, y de que el orden prevalecedice que la guerra es una lucha por peca agitación revolucionaria de las masas ría contra el desorden. El mundo tencar. Cayetano declara que una guerra contra la autoridad legal, y el régimen dría protección; quienes violasen los deinjusta constituye de por sí pecado mordel individualis:no desenfrenado Pero rechos de otros serían castigados, pues tai (2. por ello mismo resulta tanto más neceesta Liga tendría tras de sí apoyo mi Autoridad ninguna. dice Francisco sario que la protesta contra la ilimitada litar que emplearía de la manera que de Victoria, puede ordenar la muerte arbitrariedad y barbaridad de la guerra hiciese el menor daño posible.
del inocente, y, como en una guerra inmoderna halle eco donde el mayor poY todo esto sería resultado de la enjusta el enemigo es inocente, por tanto der espiritual y moral: aún tiene su troseñanza agustina y tomista acerca de la no es permisible darle muerte. El jefe no en la roca de Pedro. Debe confeculpa y del castigo. La tarea de comde Estado que declara tal guerra, es culsarse que la protesta contra el poder exaprobar la culpabilidad no debiere ser pable, y no sólo aquellos que hacen el gerado del Estado y contra la incompaclusivamente de un Estado, y menos de mal sino también quienes aprueban a los sión militar, y que el derecho, en ciertos un Estado parte en el litigio. pues naque lo hacen, merecen la muerte (Rom.
casos, de negarle obediencia Estado, die puede ser su propio juez, sino más 32. Aun cuando el jefe de Estado se pueden confirmar apelando a la Trabien de una corte de justicia que sea lo ordene, no debe el soldado matar a dición, a las Sagradas Escrituras y a las superior a las partes litigantes; y la talos ciudadanos inocentes, y sigue de ello más nobles autoridades de la Iglesia dorea de imponer castigo sería más bien que el soldado que está convencido de cente y de la Iglesia adoctrinada.
cuest 3n de policía que asunto a dirila injusticia de una guerra no debe toEn contra del anárquico Pacifismo mir de las organizaciones militares. Los mar parte en ella, pues cuanto va en moderno, debe levantarse la enseñanza principios agustino tomistas defienden contra de los dictados de la conciencia, clásica de la paz y de la justicia, que los también enérgicamente las exigencias es pecado (3. Respecto de la justa más grandes maestros de la Iglesia, San eternas, incambiables, del derecho natucausa probablemente no esté el soldado Agustín y Santo Tomás, formularon, ral y del derecho de naciones conforme ordinario capacitado para formarse un pues el pensamiento en que se basa esta lo enseña la más moderna escuela pacijuicio, pero sí lo está en lo tocante a enseñanza fué indiscutido hasta el siglo fista. La ley codificada de Naciones ya la intención. a intentio recta, y a la xvii y pertenece al futuro tanto como no se preocupa de la justificación momanera de Vevar la guerra a cabo, pues ral de la guerra: Ello sería retrogradar la intentio recta consiste, según Santo Los siguientes diez puntos contienen a la oscurana de la Edad Media. La enTomás, en buscar el bien y evitar el los principios que según San Agustín, señanza que aquí se ha expuesto es sínmal, y es seguro que el ciudadano ordilos tomistas y Francisco de Victoria, tesis de lo viejo y de lo nuevo. Nuestro nario puede formarse opinión sobre esto, constituyen una guerra justa: lema ha de ser: Hacia el pasado y hacia especialmente acerca del debitus modus Injusticia grosera de parte de una, el porvenir: Hacia San Agustín y Santo. el modo debido Si el modus que se y de sólo una de las partes combatientes.
Tomás.
emplee va más allá de lo que exige la Grosera culpa moral formal, de CONFORME LA REVELACION moral, la guerra, según Santo Tomás, es parte de una de las partes. No basta la injusta y los soldados no deben tomar (a) En el Antiguo Testamento culpa material.
parte en ella. Victoria y otros conside3. Conocimiento, fuera de todo gé Un examen de la ley natural, con relaran no sólo deber del soldado raso innero de duda, de esta culpa.
ción a la glierra tomada en conjunto, nos quirir respecto de la justicia de la gue Que la guerra haya sido decla revela mucho de lo que en ella hay de rada sólo después de haberse fracasado torcido y contra natura. La intermina(1) El padre Stratmann escribió estas palabras en en todos los demás medios de evitarla. ble y destructura lucha de pueblo contra el 1924.
pueblo enseña una degeneración tal, que (2) Cayetano: Summula Bellum. 3) De jure belli, II. 1) Op. Cli. 11.
sólo la doctrina cristiana de la caída del al pasado. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica