AnarchismIndividualism

REPERTORIO AMERICANO 15.
sa de su propio pueblo. Es claro que en la Nueva Zelandia, racionalizando única. Déjame tu estera dijo uno. dáSur América defenderemos con las tari. mente el trabajo de la tierra. Pero en mela.
fas y hasta con la prohibición, nuestras esos cuatro años no hizo únicamente eso. No te la doy respondió gravemenindustrias primarias, nuestras industrias sino también las reservas necesarias pate Matias. te la presto.
campesinas y aún los breves anuncios de ra el nuevo plan de los cinco años que Otro se acercó a pedir el jarro: nuestro desarrollo manufacturero: pero viene ahora montado sobre estaciones Dámelo.
al tratarse de la compra de los artículos eléctricas que son las más grandes del No te lo doy; te lo presto repitió que no podemos producir, haremos la mundo, sobre fábricas que ya están proMatías.
compra invariablemente, mientras ten duciendo cincuenta mil tractores al año, Todos bromeaban mientras se consugamos el sentido de nuestra utilidad sobre un pueblo educado ahora en el tra. maba la distribución de los utensilios del puesto en primer término. en tl país bajo colectivo. Las grandes potencias in encarcelado: miseria sin halo de renunque nos ofrezca las mejores condiciones. dustriales se han entretenido en la deciamiento; ruindad agobiadora.
Es indudable que Rusia se prepara fensa interior, y todo parece indicar que Matías se despidió del doctor.
para ser centro manufacturero e in el dumping de los mercados exteriores Bueno le dijo este último. te felidustrial más grande del mundo. El plan las tomará por sorpresa. Porque lo cierto cito. Quién sabe cuándo volveremos a de electrificación que ahora empieza a es que cada crisis en el mundo indus vernos. dar sus primeros resultados, llevará a trial viene a demostrar que es un munMatías se acercó al oído del doctor by ese país no ya a dumpiar con fósforos y do impreparado para defenderse, víctile dijo quedo: mantequilla, con petróleo y con trigo, ma de las sorpresas, o víctima tal vez de Nos volveremos a ver muy pronto, sino con automóviles y locomotoras, con la anarquía que produce la intemperandoctor.
rieles y telas y azadones. Entonces los cia del individualismo, el individualis. Entretanto, en el pueblo todos habían países industriales verán trasladado el mo que tiene hoy patente de corso para olvidado a Matías; incluso la mujer, que meridiano de la amenaza de sus ciuda lanzar al mundo a las más descabelladas al sentirse abandonada, indefensa, cedió des defendidas que no son sino un de empresas a las intimaciones del jefe civil. El petalle de su poderío comercial, a sus mer Sur América queda colocada dentro de queño comercio lo hizo rematar la autocados lejanos. a los mercados inasibles la zona del dumping futuro, y debe preridad. Desde antes de que Matías llega. que irán desprendiéndose de sus redes pararse para aprovecharlo, rechazándolo ra al pueblo, unos conocidos le informaque determinarán la crisis industrial en cuanto pueda afectar las fuentes de ron de que su mujer tenía ahora dos hi.
im:a, de mayores repercusiones so su producción, pero aceptándolo en sus jos del jefe. civil. Matías recordó a ciales que la pequeña crisis financiera ventajas, indiscutibles, que serán un ali su gallo: su gallo giro, su casa, su mude que ahora nos quejamos.
vio para la industria. Sur América está jer. Matías trató de sonreír. No El asunto es de una lógica casi indislibre para trazar su política a su antojo, dijo nada. Las largas cavilaciones del cutible. En cuatro años, partiendo de sin miramientos hacia quienes la dejapresidio le habían enseñado a reprimirse, la nada, y dándole desarrollo a un plan ron hundir en la hora de angustia de las y a disimular.
en que nadie creyó posible, Rusia se deudas.
Con el dinero ahorrado en la cárcel, convirtió en la amenaza de todos los camGermán Arciniegas Matías compró ropa nueva; compró tampesinos que trabajan desde Alaska hasta Londres, Diclembre de 1931.
bién un puñal. Se vistió la ropa, se apretó la faia y dentro de la faja escondió el puñal. Camino de los pueblos se fué rondando, se acercaba con cautela; llegó por fin a Santa Rosa, se hospedó donde De La Prensa. Buenos Aires un comnadre poco se daba a ver. Pago por adelantado una mesada. La mavor Hacía dos años que el doctor estaba el pico, mataba. Ya no se atrevían a parte del dia se quedaba en cama. Mapreso. Una denuncia que lo señalaba co desafiármelo en el pueblo. Hasta que lestar, restos de fiebres contraídas en mo desafecto al régimen, había bastado llegó el nuevo jefe civil, el coronel. la prisión, explicaba a los pocos que sopara que sin más trámite se le internase Se anunció una gran pelea en su honor.
lían verlo. De cuando, en cuando paindefinidamente en la Rotonda. Allí ha Me aconscjaron que llevara mi gallo: el seaba por las calles, aparentemente descía la vida, bier. conocida, del reo poli coronel llevó el suyo.¡No era mal ga.
preocupado, casi afable con los vecinos. ticoincomodidades increíbles, de cuan. llo, señor. Cuando lo enfrentaron Cuando se acercaba a los grupos, oía las do en cuando grillos, y muerte civil, so con el mío, el choque fué violento. De conversaciones y hablaba apenas. Pareledad, abandono de casi todos los amiun picotazo, el gallo del coronel le sacó cía tener olvidada toda su vida anterior.
gos. Desde el jefe de la prisión, perso un ojo a mi giro. pero tenia coraje; veces invitaba a beber, pagaba, bebía.
naje importante, hasta el celador, crimi sin retroceder un paso, aguardó la nueva pero se iba sin embriagarse.
nal del orden común, todos explotan al rmbestida y izas. como lo hiciera siem Dos o tres veces miró a distancia al.
prisionero en desgracia. Pero el doctor pre, picó al gallo enemigo en la nuca y jefe civil, que pareció no advertirlo. Era comenzaba a tener suerte; lo olvidaban y lo mató. Mi gallo quedó herido y san. grueso, alto y de porte insolente. Tan se las había arreglado, a poco costo, grando, pero no había razón para que temido se sabía de todo el pueblo, que con un reo de homicidio, entre guardián declararan el empate. Yo me sali, con ni siquiera se hacía acompañar de un auxiliar y sirviente. El homicida cum mi gallo bajo el brazo, y los amenacé ayudante. Andaba solo, pegando en la plía las faenas menudas: lavar el piso con el puño: pero no les eché más que bota con el látigo; no se dignaba saludar, de la celda, calentar el café. Cierta vez, palabras. Pocos días después, me apre sino cuando quería zaherir. el doctor le preguntó: hendieron, me aciisaban de querer matar. ver tú, hijo de un tal. o, iqué Bueno, y tú ¿por qué mátaste? al jefe civil. Entonces no lo habia penanda haciendo este tal por aquí. Ah. no, doctor respondió Yo sado, doctor. y aquí estoy hace años, mí nadie me hace tarugo. No hay más todavía no he matado a nadie. ya, ya pero todavía no he matado a nadie, doc Dios que mi genera. le explicaré por qué estoy aqui.
tor. Acostumbrado a vencer por el abuso Pasaron varias semanas. El homicida Transcurrieron varios meses. El seña de fuerza, habituado a la fácil sumisión se mostraba pacífico; se hacía respetar, lado como reo de homicidio seguía tran de todos los que se le acercaban, su arrono obstante que no recurría al expedien quilo, servicial; los demás presos lo esti gancia habría sido completa a no ser por te socorrido de los malos tratamientos maban. Un día, inesperadamente, llegó las huellas imborrables de otro proceso y espionaje de los políticos. Un día en la gracia. El carcelero gritó: el proceso inverso de su condición: sui que se hallaron solos, el doctor insistió. De orden de la autoridad, el reo Ma actitud delante de los superiores. L: bes ¿Y por qué estás aquí?
tías Cifuentes queda en libertad.
tia sumisa reaparecia en él, apenas recorEl homicida rcpuso: Lo mismo que cuando lo encarcela daba las penosas escenas de su trato con. Verá, doctor; a usted sí, se lo voy ron, ahora lo libertaban, nada más que los de arriba; con pavor pensaba en la a contar. Yo tenia un tendajo en San porque sí, de orden de la autoridad. Des posibilidad de que ilegara a disgustársc.
ta Rosa, y un gallito. Ah. doctor, pués de tres años de cárcel, sin proceso, le el general. y cn desquite ofchdia a qué gailo fino. Nunca lo habian ven. sin audiencia, ahora en libertad. Los los que miraba.
cido. Gallo giro, de raza, donde ponía presos rodearon al reo que se despedía. Por aquellos dias, sin embargo, el je.
El gallo giro Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica