Marx

REPERTORIO AMERICANO SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA San José, Costa Rica 1932 Sábado 12 Noviembre Tomo XXV Núm. 18 Año XIV. No. 610 Rafael Estrada Bergson, mistico Las palabras del señor Stimson.
Estaño y sangre en Bolivia La guerra absurda del Chaco.
Qué hora es. Malgastamos la niñoz de nuestros hijos. Dos libros nuevos.
Goethe o la progresión (y 2)
SUMARIO José Vasconcelos Goethe y Lord Byron Juan del Camino Carta alusiva.
Thomas Johnston No hą muerto: se fuo adelante. Fabián Vidal El mal tiempo.
El retorno de una parza José Castillejo Blanca era la felicidad, Enrique Azcoaga Giorgio de Chirico Augusto Arias La última exposición Gris Max Jiménez Alvarez Hurtado Luis Castro Saborio Earp Emilia Prieto Bergson, mistico la práctica, sin embargo, se puede De La Prensa, Buenos Aires Bergson no le perdona todavía cierta vieja guardia positivista el hallazgo aquel del impulso, el elan vital. que rompió el dogma del materialismo hace veinte años, cuando era todopoderoso en la ciencia. alarmaba tanto más Bergson, cuanto que no procedía de los campos de la tradición religiosa cristiana, sino del más puro laicismo y de la más empírica ciencia. demás, judío de raza, no se le podía acusar ni siquiera de residuos sentimentales en materia de creencia. Acaso no han sido los judíos los campeones del racionalismo con Espinoza del materialismo con Carlos Marx? Pero un judío, si es de primera; tiene siempre demasiada cabeza para conformarse con aquello que envanecía a. Bacon: el testimonio de los sentidos. El judío. es más, profundo que sus sentidos y que nuestros sentidos, y también más penetrante que el raciocinio. Una extraña coincidencia hace decir al judío Maimonides en el siglo xii. La verdad tan pronto parece presentarsenos clara como la luz del día, tan pronto nos la ocultan las cosas materiales y nuestros propios hábitos, de modo que volvemos a caer en oscura noche. y seis siglos más tarde al judío Bergson: El yo profundo. se nos manifiesta cuando hacemos un esfuerzo para descorrer el velo que lo oculta, un velo formado por nuestros hábitos sociales y particularmente por las formas del lenguaje. La primera cita está tomada de la Guía de Descarriados. la segunda de Los datos inmediatos de la conciencia.
Más allá de Maimonides encontramos también las fuentes del bergsonismo y muy particularmente en el concepto neoplatónico de una inteligencia dinámica que acomete el esfuerzo de regenerar lo caído y devolver a la existencia el impul.
so que la acerca a lo divino. Haber insertado el pensamiento de Plotino en la corriente de la investigación psicológica moderna es. acaso el más trascendental acierto de Bergson. La razón para Bergson es estática y, por lo mismo, infecunda. Sin embargo, observa Bergson, la humanidad debe toda suerte de influen.
cias benéficas a la inspiración suprain.
telectual y soberana de hombres que determinar, por los resultados de la acción, si trata del subconsciente o de la superconciencia. Por no reconocer esta doble situación de la voluntad en nuestro destino, el psicoanálisis ha engendrado tan grande confusión. En el subconsciente se refugian, admitámoslo, todas aquellas voliciones y apetitos rechazados por el juicio sereno, reprimi.
dos por la coacción social. El subconsciente es el cesto de desperdicios a donde se arroja todo aquello que normalmente no se atreve nadie a servir en a mesa. se necesita estar enfermo, poseído, maníaco, para ir a remover la inmundicia y enseguida para pretender no sólo que satisface a nuestro apetito sino que los demás quisieran comerlo, pero no se atreven a cor:fesar su deseo.
En el cesto freudiano caben, de esta suerte, toda clase de aberraciones excepcionales que, por fortuna, a nadie tientan, salvo en momentos de desarreglo que sólo padecen ciertos enfermos. Pero andaba sin contradicción, autorizada la tesis del inconsciente que nos supone. todos, empeñados en librarnos, cuando no a entregarnos, al enjambre de solicitaciores irresistibles, derivadas del hábito de la experiencia.
De allí a la explicación de todas las formas de la experiencia, no racional, según el criterio del libido y la enfermedad no había más que un paso y el paso se dió enseguida. Toda una biblioteca se ha escrito para demostrar que son pun.
to menos que degenerados peligrosos y enfermos y decadentes todos esos creadores de valor nuevo y de acción heroica que hoy reconquistan la atención respetuosa del sabio. La distinción que ahora reconoce Bergson de lo supraintelectual opuesto a lo subintelectual, establece una suerte de cordón sanitario alrededor de los místicos, los héroes, los grandes, para librarlos de la gentecilla mediocre sacerdotes del inconsciente. que hace medio siglo les dedica estudios; los somete al microscopio de sus propias miradas, subconscientes; los protege con juicios que parecen dirigidos a ios pacientes de una clínica que sólo exisHenri Bergson afirman lo que nadie había dicho antes que ellos, y han hecho lo que no había sido hecho. El secreto de sus vocaciones lo buscarianios en vano en la pura inteligencia. agrega textualmente. Lo que es simple en reiación con nuestro entendimiento, no lo es, necesariamente, para nuestra voluntad. Donde la lógica dice que cierta vía es la más corta, la experiencia encuentra que en esta dirección no hay vía. Lo cierto es que precisa pasar alli, por el heroísmo, para alcanzar el amor.
En nombre de la experiencia, autori.
dad suprema de la ciencia contemporánea, es preciso entonces complementar la razón con enseñanzas que ella no es capaz de descubrir, viene aquí otro acierto del Bergson de su último libro. Las dos fuentes de la Moral y la Re.
ligión. el acierto de distinguir la infraexperiencia de la supraexperiencia. En teoría la: distinción parece difícil, en Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica.