168 REPERTORIO AMERICANO AUTOPROLOGO Poesias de Sol y de Luna, de Mar y de Estrellas.
Que no conociera la inquietud sagrada que precede al verso, que no conociera el dolor sin nombre de las añoranzas y la herida lumbre de ver la belleza. Envio de Claudia Lars. Tomadas, Salvo Salutación al Trópico de la obra Reverberaciones, Caracas, 1931.
Por unos dias, in autora estará con nosotros; es parte principal de la Compania Antonia Herrero La que os va a hablar, es una peregrina que ha rodado por todos los genderos, y no conoce el pueblo donde vino a la vida, porque nació en el carro de los faranduleros.
Como creció rodando por los largos caminos le ha quedado prendida del alma y la mirada, la tristeza inconsciente de todas las partidas y la impaciencia loca de todas las llegadas. es porque la farándula, el ensueño que pasa, la farsa de colores que les alegra un día, es un mundo que rueda dentro del otro mundo, arrastrando dolores y sembrando alegría. la farandulera, mirando el sol y el cielo dió en el mal inefable de cantar y cantar.
canto, como la a. ondra que emprende el primer vuelo y se enfermo del loco delirio de soñar. sembrando ilusiones por el mundo adelante vió florecer un día su propio corazón; pero el amor no es fruto para el que marcha errante. La consoló tan sólo la voz de su canción. Oh Señor. quien fuera, una de esas mujeres vulgares, sencillas, caseras, de esas mujercitas sin complicaciones sin sueños absurdos, sin locas quimeras.
iQuién pudiera pensar, todo un día en hacer compota roja de ciruelas. SALUTACION AL TROPICO Tierras del trópico, tierras de sol y cielo intensamente azul.
Tierras de hombres de caras pálidas y ojos ardientes. Salud. ese es el libro en suma; carcajadas de vida, cascabelear irónico de ropas de Arlequin, algo de tedio. a ratos duele una vieja herida y se le pone un parche de cualquier colorin. Caridad Bravo Adams ANTE EL ESPEJO Sobre la palidez de mi frente morena que a veces cruza el loco zig zag de la inquietud, miro la rebeldía de mi negra melena como una llamarada de ardiente juventud.
Toda la savia fuerte de mi cuerpo, da vida a esta planta salvaje que corona mi ser.
Mi madre me asegura que no hace muchos.
años era tan suave y rubia como la dulce miel.
Tierras del trópico, tierras de sol eternamente dulces y salvajes; mojadas de aliento de bochorno y esponjadas de reverberación.
Tierras de corteza sensual y tibia, como carne de mujer.
como carne de iudia. bronce de siempre.
como carne de egra carbón de ayer.
como carne blanca y tostada de criolla de hoy. y de ayer.
Rios del trópico. cataratas de miel, que corren hacia el mar.
Selvas del trópico, inmóviles batallas de gigantes de una monstriosa fauna vegetal.
Tempestades del trópico, rugir de tierra y cielo, millón de bayonetas flamígeras de rayo sobre la humanidad.
Tempestades del trópico, copa de truenos, donde bebe huracanes Tamagastad.
Lagos del trópico, paréntesis de luz en la esmeralda de la selva incendiada ca calor.
Bebederos de astros en las noches ardidas, ojos, conque la tierra mira de frente al sol. hoy retorcida y fuerte como el zarzal que hiere aunque a veces se cubra su aspereza de flores, sueña con la locura de todos los placeres y siente la nosta! gia de todos los amores.
que les da a su tiempo su única quimera: la de hallar un hombre, un mozo cualquiera, que les haga el amor una tarde y que luego las lleve a la iglesia, y les ponga después una casa, una casa soleada y pequeña, muy arregladila, quizá un poco cursi, una casa buena, para amarse muy plácidamente y hacer mermelada roja de ciruelas.
Quién fuera, una de esas mujeres vulgares que jamás salieron de un pueblo cualquiera!
Una mujercita sin complicaciones, sin sueños absurdos, sin locas quimeras.
Que no se sintiera desgarrada el alma hacia la llamada de la tierra entera; que no se sintiera palpitar, lo mismo que el árbol tornado por la savia, nueva, y el dolor del mundo, y el amor de todos, dentro de su pecho gritar no sintiera. Una mujercita que no se embriagara Que bajo sus raíces, entre su recia caja, tiembla la masa informe donde bulle la idea, que es la voz del que guía, y es la fe del que aguarda, la moción del que ama, y la luz del que crea. Ardiente cabellera romántica y salvaje. te habrán de volver blanca las nieves del camino. hilo a hilo en las horas del tumultuoso viaje, te quemará en sus fraguas de dolor el destino. un dia, bruscamerte, como rama tronchada caeré llena de savia, tremante de inquietud, y en medio de los cirios tu negra llamarada será una carcajada de ardiente juventud. Volcanes de los trópicos, cimeras altaneras que empenacha la muerte, con sus banderas negras, de humo, de fuego, y de explosión brutal. Surtidores de luinbre de una monstruosa iluminación espectacular. Tierras del trópico, tierras de sol y cielo intensamente azul.
Tierras de hombres de caras pálidas y ojos ardientes. Salud. FIN ELEGIA VULGAR ROGELIO SOTELA ABOGADO NOTARIO Señor, iquién fuera, una de esas muchachas vulgares que no tienen más que una quimera. Quién fuera, una de esas mujeres sencillas, humildes, caseras, que saben hacer mantequilla, y compota roja de ciruelas; que nunca escribieron más que a la familia, y que si leyeron, fué alguna novela Vidas anodinas, de un gris con puntitos rosados, aquí termina el libro de la farandulera que fué por los caminos recogiendo emoción.
En su hoja postrera, quiero dejar esta oración. Señor, en alegria o en quebranto, en gloria o en vergüenza, en placer o en dolor, esponjada de dicha o empapada de llanto, que no se seque nunca la fuente de mi canto, que florezca en mis labios la flor de la canción. TELEFONOS: Casa de habitación 2208 Oficina, Pasaje Dent 3090 Caridad Bravo Adams Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica