REPERTORIO AMERICANO 87 Poesías Envio del autora Canción de la mujer que regresa del baño Puñales del mediodía sobre la piel en ohinco.
La danza del agua pura en derredor de tu cuerpo.
Desnuda. Desnuda como el cielo ahogado en los ríos.
Se iba a alzar el gran vuelo del alba en los senos tuyos.
La danza del agua pura en derredor de tu cuerpo.
sueño mi irrestañable deseo de poseer tu vida.
Escribiría hasta que el sueño el sueño me hiriese sin remedio. Pero tengo una fuerza de dia que nace o de mundo nuevo o simiente sin mordisco maligno.
Estás ahora donde no podemos estar juntos.
No podemos estar juntos.
Ahora, yo no existo sino como un sueño fortuito en tu sueño y tú lo sabes.
Estoy frente al amanecer gozando esta dulce pena de sentir que duermes en olvido de mi corazón.
Mientras mi corazón navega hacia tu sueño cantando: despierta y vamos a recibir el día puro.
Pero estás lejos ahora, lo sé, y el amanecer se hace profundo.
Tu risa al través del día pintando de plata el aire.
Sobre fus aves ocultas echaste un clima de seda.
La danza del agua pura, en derredor de tu cuerpo.
Poemas Paz tranquila de corazón NO ME RESIONO ABANDONAR este dolor. No me resigno.
La frente inútil caída en mi hueco de manos.
Me quedaría solo. Diciendo voces a la tierra sorda. Pero alado a la herida.
Lejos del cielo libre, dormida pluma.
Atado el canto.
Piernas sin voluntad de avance.
Sueldo de perfecta jornada, es! rellas.
Es el regreso de un sinuoso viaje.
Apagado el clamor del mar en el agua que bebemos.
El viento blanco plegado en el lino blanco.
Lejos todo. aquí, nada más que tu golpe de rosas.
Nada más que tu alma de carne.
Silencio de los ojos cerrados, dormida soledad.
Presencia definitiva de todo. Es el más puro naufragio.
Ya mi flecha no puede armar su juego susto del aire hacia tus pájaros. Nada.
Ni tu cuerpo de nidos, ni tus aves ocultas.
Nada en que puedas fugarle.
Sólo tú. La que eres. La que nunca fuiste de nadie.
Nada más que tu golpe de rosas.
Nada más que tu alma de carne.
Paz tranquila de corazón.
Todo. Lo sientes?
Todo va llenándose de nuevo de su esencia.
Qué cristal desnudo, qué naturaleza vibrante. qué dulces respuestas.
Cada vez más adentro de este país que yo poseo, y no sé dónde está el limite.
Giran los puntos cardinales.
El trágico viento arrastra aguas negras.
Melladas cuchillas de luz y manos de sangre, y no me resigno, no me resigno a abandonar este dolor.
La frente inútil caída en mi hueco de manos. Pájaro sin alma de gorgeo, mi corazón atormentado yace bajo la luna.
Carne de viento roza los paisajes remotos.
Ríos lejanos levantan su casa de ruido ferviente.
En esla hora blanca de amanecida tú duermes aún la pura soledad del sueño.
Todo se ahoga en la noche de olas negras.
Todo.
Los pájaros van vistiendo de azul el cielo y el agua.
Cantan y lú, duermes.
Te siento recostada en un pecho varonil. yo, alto y encendido despierto como un laro.
Velando con un ojo de angustiosa alegría. esperando el regreso de tu viaje a las estaciones de sueño.
Este poema debiera ser alegre como la lengua de los pájaros en las puertas del día.
Pero tú duermes en esta hora blanca y yo, Pájaro sin alma de gorgeo.
Plegada tienda de bullicio, mi corazón caído.
Ya está concluido el canto. Ya está lejos el peregrino a quien lo he dado todo.
Estoy vestido de luces muertas de todas las cosas que vivieron en vano.
Nadie comprenderia el idioma sin cuerpo sino pura canción desolada, filo de soplo cálido y dulce.
Pájaro sin alma de gorgeo mi corazón atormentado yace bajo la luna.
Isaac Felipe Ażofeifa Santiago de Chile, 1932. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica