REPERTORIO AMERICANO 133 Dos cuentos del cholo y del montuvio un 1929.
mues1 Al medio día la sangre del cadáver estaba cubierta de moscas apestaba. De la notable compilación Los que se van, por Gallegos Las heridas, la boca, los ojos, amoraLara, Gil Gilbert y Aguilera Malta. Guayaquil. 1930 tados.
EL GUARAGUAO El olor incitaba el apetito de los viudos. Vino otro guaraguao. Alfonso cl Era una especie de hombre. Huraño, Tuvieron miedo. Huyeron.
solo. No solo: con una escopeta de carToda la noche estuvo Chanchu rengo de Chancho rengo lo esperó cuadrándose. Sin ring. Sin cancha. No eran ni bogar por la boca un guaraguao.
arrojado en la hojarasca. No estaba muerxeadores ni gallos. Encarnizadamente peUn guaraguao de roja cresta, pico fé to: se moría.
learon.
rreo, cuello aguarico, grandes uñas Nada iguala la crueldad de lo ciego Alfonso perdió el ojo derecho pero plumaje negro. Del porte de un pavo el machete meneado ciegamente le dejó mató a su enemigo de un espolazo en el chico.
un mechoncillo de hilachas de vida.
cráneo. prosiguió espantando a sus Un guaraguao es, naturalmente, un ca El frío de la madrugada. Una cosa congéneres.
pitán de gallinazos. Es el que huele de pesaba en su pecho. Movió casi no poVolvió la noche a sentarse sobre la más lejos la podredumbre de las bestias día la mano. Tocó algo áspero entresabana.
muertas para dirigir el enjambre.
abrió los ojos.
Pero este guaraguao iba volando al re El alba floreaba de violetas los hueFué así como.
dedor o posado en el cañón de la escope cos del follaje que hacían encima Ocho días más tarde encontraron el ca.
ta de nuestra especie de hombre.
techo.
dáver de Chancho rengo. Podrido con Cazaban garzas. El hombre las tiraba Le parecía un cuarto. El cuarto de un el guaraguao volaba desde media poza velorio. Con raras cortinas azules neun guaraguao terriblemente flaco hue.
so pluma muerto a su lado.
las traía en las garras como un gerifalte. gras.
Iban solamente a comprar pólvora Lo que tenía en el pecho era el guaraEstaba comido de gusanos de hormigas: no tenía la huella de un solo pimuniciones a los pueblos. a vender las guao.
cotazo.
plumas conseguidas, Allá le decían Ajá eres vos Arfonso. No. No. Chancho rengo.
me comas. un. hijo no. Ej er diablo er mui pícaro pero sia de. ar padre. loj otros.
ERA LA MAMA!
ce. er Chancho rengo.
Cuando reunía siquiera dos libras de El día acabó de llegar. Cantaron los plumas se las iba a vender a los chinos gallos de monte. Un vuelo de chocotas dueños de pulperías.
mui bajo: muchísimas. Otro de chiques, No supo cuántas cuadras había corri.
Ellos le daban quince o veinte sucres más alto.
do. pie. Metiéndose en los brusquepor lo que valía lo menos cien.
Una banda de micos de rama en rama ros. Dejando tiras de carne en los grises Chancho rengo lo sabía. Pero le daba cruzó chillando. mortales zapanes de las alambradas.
pereza disputar. Además no necesitaba Un gallinazo pasó arribísima. Para, negro mardecido!
mucho para su vida. Vestía andrajos. VaDebía haber visto. Dale vos la vuerta por ahí.
gaba en el monte.
Empezó a trazar amplios círculos en Ha sido ni venao er moreno.
Era un negro de finas facciones la su vuelo. Apareció otro comenzó la Jadeaba sudaba frio. Oía tras él los bios sonrientes que hablaban poco. ronda negra.
pasos. el casco bronco del caballo del Suponíase que había venido de Esme Vinieron más. Como moscas. Cerra capitán retumbaba en el muelle piso dei raldas. Al preguntarle sobre el guararon los círculos. Cayeron en loopings. potrero.
guao decía: Iniciaron la bajada de la hoja seca. Aquí sí que. Lo recogi de puro fregao. Luei Estaban alegres lo tenían seguro. El viento se llevaba las palabras. Al criao dende chiquito, er nombre ej Ar¿Se retardarían cazando nubes?
final del potrero había una mancha de fonso.
Uno se posó tímido en la hierba a poca arbolillos. Podría esconderse. Aunque. Por qué Arfonso. distancia. El hombre cs temible aún des eran tan ralas las chircas tan sin hojas Porque así me nació ponesle. pués de muerto.
los guarumos!
Grave como un obispo, tendió su ca. Riss. Riss.
Una vez trajo al pueblo cuatro libras beza morada. vió al guaraguao.
En las orejas se le reían los balazos. de plumas en vez de dos. Los chinos le Lo tomaría por un avanzado. Se halló el golpe de la detonación de los mán.
dieron cincuenta sucres.
más seguro adelantóse. Vinieron más glicher le llegaban al pecho: porque eran Los Sánchez lo vieron entrar con tan se aproximaron aleteando. Bullicio de rurales.
ta pluma que supusieron que sacaría lo los preparativos del banquete.
Más allá de los árboles sonaba el río.
menos doscientos. pasó algo extraño.
Gritaban unos patillos.
Los Sánchez eran dos hermanos. Me El guaraguao como gallo en su galli Er que juye vive.
dio peones de un rico, medio sus esbi nero atacó, espoleó, atropelló. Resenti ¿Se estaban burlando de él?
rros guardaespardas.
dos se separaron, volando a medias, to En los alambres me cojen.
1, cuando gastados ya diez de los cin dos los gallinazos. cierta distancia El puyón del viento le zumbaba en las cuenta sucres, Chancho rengo se iba a parecieron conferenciar: qué egoista! io orejas.
su monte, lo acecharon.
quería para él solo. Manque deje medio pellejo yo paEra oscuro. Con la escopeta al hom Encendía la mañana. Todos los intenbro en ella parado el guaraguao, cami tos fueron rechazados. Un chorro ver Metió la cabeza entre los hilos de púas.
naba.
de de loros pasó metiendo bulla. Los Una le rasgó la oreja. Las separó corNo tuvo tiempo de defenderse. Ni de gallinazos volaron cobardemente más le tándose los dedos. Le chorreaba tibia la gritar. Los machetes cayeron sobre él jos.
sangre por las patillas, por las sienes.
de todos lados. Saltó por un lado la esSe le escapó el hilo de arriba cerrando copeta con ella el guaraguao.
la cerca sobre él. De un tirón pasó el Los asesinos se agacharon sobre el OCTAVIO JIMENEZ torso dibujándose una atarraya de aracaído. Reían suavemente. Cogieron el ñazos en las espaldas negras.
fajo de billetes que creían copioso.
Abogado y. Notario Deje er caballo pa pasar advertian De pronto Serafín, el mayor de los heratrás al montado. Una patada en las nalmanos chilló: OFICINA: gas lo acabó de hacer pasar la cerca. Se Ayayay! Ñaño me ha picao una le 125 varas al Este del Almacén fué de cara en la hierba.
chusa!
Robert, frente a Reimers. Ah! Hijo de una perra.
Pedro, el otro, sintió el aleteo casi en Esta vez la bota del rural le sonó como Algo alado estaba allí. En la Tel. 4184 Apdo. 338 un campanillazo al patearlo en la oreja.
sombra. Algo que defendía al muerto.
En la ya rasgada.
So.
la cara. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica