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106 REPERTORIO AMERICANO Tirsis, habitador del Tajo umbrío, Con el más vivo fuego a Clori amaba; Clori, que con rústico desvío, Las tiernas ansias del pastor pagaba. Los acontecimientos de 1808 rompieron el sueño virgiliano de Don Andrés Bello. El 19 de abril de 1810 había de lanzarlo por caminos que no pensó recorrer, cuando cantaba, sentado bajo un bosquecillo de La Guía.
La verde y apacible Ribera del Anauco.
ma tal para su obra de poeta que tiene Bello Renacerás, renacerás ahora; con Virgilio. Las Georgicas nacieron de Florecerán la paz y la abundancia una necesidad semejante. Su grandeza. En tus talados campos; las divinas estriba en que ellas fueron la expresión Musas te harán favorecida estancia, del alma de Roma en un momento de cubrirán de rosas tus ruinas disgusto por la violencia del vencedor. poema nacional que celebraba la reno Bello como Virgilio vivió atormentado vación de la agricultura, inmortal himno por un anhelo de artística perfección.
al arado, con el cual, tanto como la es En la Silva a la Agricultura refunde mupada, los romanos habían conquistado la chos de los versos de la Alocución, camItalia. Esta tendencia de la obra sem bia adjetivos, lima, pule, hasta introdubraba Don Andrés Bello en una simien cir con ella en la literatura española lo te fructificadora.
que los románticos llamarán un nucvo El otro contacto fecundante le llega estremecimiento. Al pasar por su alquirá por el canal de la Eneida empavesado tara la inspiración virgiliana se hace oricomo la galera con velas de púrpura de ginal; su canto fué trabajado con la conrosa que sumergió en las aguas de Accio ciencia del artista llegado a la madurez.
los sueños imperialistas de Cleopatra y También como Virgilio, Bello fué un de Antonio. Un mundo nuevo había na poseedor del sabor de su tiempo. Nincido con los últimos disparos de Ayacu guna estrofa de la Silva a la Agricultura cho; un mundo nuevo, tan vasto en su puede ser tachada de falta a la verdad extensión como el que se sometiera, tras científica o a los conceptos admitidos de sacrificios y de congojas innumera como tal. De aquí su carácter didáctico bles, al poder omnímodo de Octavio con de poesía sabia, por sobre el que flota sin vertido en Augusto. Las hazañas de los embargo una dolorosa melancolía, una Libertadores, su constancia, sus penas, sensibilidad muy suya, muy americana, sus viriles actitudes frente a la muerte o que le da alas al poema. Con la Silva, a la victoria, habían reunido en el munla Americana entra en la literatura clásido americano, bajo la conducta supreca española vestida con un ropal original, de Bolívar, la hueste troyana de igual que una virgen india que ofrendara Eneas y sus gloriosos compañeros. sus tesoros en el Templo del Sol. Con ¿Cómo vaciar en un solo molde tanta razón Menéndez Pelayo la colocó entre sublimidad y grandeza, tantos elevados las cien mejores poesías líricas de nuespensamientos y tantas acciones dignas tra lengua; lírica por las sugerencias de pasar a la posteridad? Esta fué la in poéticas que contiene, por el velo de mediata preocupación de Don Andrés tristeza que cubre las descripciones Bello cuando intentó realizar su obra; del paisaje caraqueño y los usos y tarea ardua, empeño difícil, de los que costumbres del labrador venezolano; salió sólo una parte con la perfección de científica, en cuanto ella tiende a darnos un bajorelieve antiguo: la Silva a la una lección de amor a las artes de la paz, agricultura de la Zona Torrida. La otra ensombrecidas por una guerra asoladoparte, titulada Alocución a la Poesía, Nada más profundamente melancóabunda en sentimientos felices, en des lico y más acabado en la ejecución que cripciones de la naturaleza americana, este fragmento, en el que Bello pinta rotundas y armoniosas, en pinturas del el incendio del bosque sobre cuyas cenicarácter de sus amigos caídos en la con zas se trabajará después el campo la.
tienda, que son del más puro acento virbrantío: giliano. La invocación a Caracas, sumida entre los escombros del terremoto, Adorne la ladera es una belleza tan cautivadora, como el El cafetal: ampare la tierra teobroma en la ribera relato de las penas de los troyanos heLa sombra maternal de su bucare.
cho por Eneas a ruego de Dido, en el segundo libro del inmortal poema: Aquí el verjel, allá la huenda ría.
Es ciego error de ilusa fantasía?
Ya dócil a tu voz, agricultura. qué diré de la ciudad que ha dado Nodriza de las gentes, la caterva la sagrada lid tanto caudillo?
Seryil armada va de corvas hoces. Ah que entre escombros olvidar pareces, Mirola ya que invade la espesura Turbio Catuche, tu camino usado. De la floresta opaca: oigo las voces. Por qué en tu margen el rumor festivo Siento el rumor confuso; el hierro suena, Calló? Do está la torre. bulliciosa Los golpes el lejano Que pregonar solía, Eco redobla: jime el ceibo anciano, De antorchas coronadas Que a numerosa tropa La pompa augusta del solemne día?
Largo tiempo fatiga: Entre las rotas cúpulas que oyeron Batido de cien hachas, se estremece, Sacros ritos ayer, torpes reptiles Estalla al fin, y rinde el ancha copa.
Anidan, y en la sala que gozosos Huyó la fiera: deja el caro nido, Banquetes vió y amores, hoy sacude Deja la prole implume La grama del erial su infausta espiga, El ave, y otro bosque no sabido Pero más bella y grande resplandeces De los humanos va a buscar doliente.
En tu desolación, oh patria de héroes!
Tú que, lidiando altiva en la vanguardia ¿Qué miro? alto torrente De la familia de Colón, la diste De sonorosa llama De fe constante no excedido ejemplo; Corre, y sobre las áridas ruinas en tu suelo desgarrado al choque De la postrada selva se derrama.
De destructivos terremotos, pudo El raudo incendio a gran distancia brama, Tremolarse algún tiempo la bandera el humo en negro remolino sube, De los tiranos, en tus nobles hijos Aglomerando nube sobre nube.
Viviste inexpugnable de los hombres Ya de lo que antes era de los elementos vencedora.
Verdor hermoso y fresca lozania, Sainte Beuve soñó para Virgilio una biografía ideal, es decir, una biografia llena con los rasgos puros, con la piedad, el candor y la dulzura que realzan la vida del poeta. Así también habría de sec la biografía de Don Andrés Bello.
Todos los actos de su vida nacen de la rectitud de su carácter, de la tranquilidad de su conciencia, de un anhelo insaciable de sabiduría balanceado por el sentimiento de filosófica renunciación, de que todo es vanidad de vanidades.
En Londres, donde lo llevó la suerte, asistió al drama de la independencia suramericana, y vió, como Virgilio en los primeros tiempos de la guerra civil, cuando Octavio y Antonio se disputaban el dominio del mundo, talados los campos, incendiadas las cosechas y dispersos o muertos los rebaños. Para comprender el dolor de Don Andrés Bello ante aquel espectáculo devastador agrandado al través de la distancia, es necesario volver los ojos a la Caracas de comienzos del siglo xix que vió crecer su juventud. Entre los escasos bienes del monopolio de la Compañía Guipuzcoana, está el de haber hecho de la Capitanía General de Venezuela un país esencialmente agrícola. Con el comercio libre, la riqueza adquirida en la faena de los campos, aumento considerablemente, y aparecieron los primeros refinamientos de una sociedad inclinada por instinto al lujo y al placer. Se cambiaron los viejos muebles, toscamente construídos, por los que vinieron de Inglaterra; y los viajes a Europa se ofrecieron a los jóvenes de la nobleza criolla como un incentivo de superioridad y camino para futuras empresas de orgullo y dominación. El valle de Caracas, cultivado intensivamente, era una copia de cuanto podía dar la naturaleza tropical en el grado de latitud en que se asienta la ciudad. En las casas coloniales tenidas cómodamente, el arte musical comenzaba a refinarse con la importación de los primeros clavecinos y de las arpas francesas adornadas con incrustaciones de marfil. La conversación sobre temas literarios y políticos sorprende al Barón de Humboldt, quien desde entonces meditará sobre el porvenir de Venezuela con hondas simpatías.
Esta fué la sociedad que en sus meditaciones por las orillas del Támesis sintió desaparecer Don Andrés Bello al través de ausencia triste, no acariciada por el momento con la esperanza del retorno. Era necesario que de los escombros humeantes surgiera otra vez el amor a la vida campestre, pródiga en beneficios materiales y morales. Este es el pri mer contacto de significación trascenra. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica