262 REPERTORIO AMERICANO Salidas de Erasmo En el Elogio de la Estulticia. Traducción de Julio Puyol, Madrid. 1917 Habla la Estulticia: autor de toda simpatia, quien, absolutamen.
te ciego, toma lo feo por hermoso; el que hace que cada cual encuentre bello lo que ama, y que consigue que el viejo adura a la eja o menos glle el nozo a la moza? Pues esto es lo que coostantemento vemos en el mundo, y aunque el mundo lo encue tre ri.
Caculo, es innegable que a esta Irrizori ridiculiz de la vida se debe la unión y la concordia social.
Me ha dado hoy la ventolra por hacer un poco de sofista, aunque no del género de estos que en los días que alcanzamos atiborran de mazaderas la mente de los niños, tornándoles más tercos que mujeres cuando disputan, sino de aquellos otros de antaño, que para evitar el descrédito en que habla caído el nombre de sabio, pre.
firierca llamarse sofistas, y cuyo oficio consistia en celebrar y encomiar a los dioses y a los hombres lustres. También abors váis a ofr un eloglo; pero, en vez de ser el de Hércules o el de Solón, va a ser el de mi misma; es decir, el de la Estulticia.
Habe observado que hablo en griego y en latin, porque también yo quiero seguir el ejemplo de algunos tórico flamantes que se creen auténticos dioses con sólo mos.
trarse con dos lenguas, como la sanguijue.
18, preciándose de salpicar sus preclaras pro.
ducciones de frases latinas y algunos termi nachos en griego, con los que hacen, aun trayéndolos por los cabellos, una especie de mosaico. dado caso de que ignoren tales lenguas, no tienen sino sacar de algún libro apolillado cuatro o cinco palabrejas cuya Os curidad of usqua a los lectores, para que aquellos que las entiendan, se complazcan doblemente, y los que no, les rindas, per esto mismo, mayor admiración, ya que somos propensos a que nos guste tanto más una cosa cuanto viene de más lejos; y si hu.
biere alguien que estime que esto no pasta para aparentar que lo comprende, ria, aplauda y mueva, como el asno, las orejas, que con ello y con hacer signos constantes de aprobación, tendrá suficiente para que los demás crean que lo compretden a maravi114. esto es un gallo Madera de Emilia Prieto ¿No es la guerra el germen y la fuente de todog los hechos memorables. qué hay was eatulto que empefiarse en una de cuas contieadas cuyas causas se desconocen sicmpre, que siempre también acarrean para una parte mayor perjuicio que utilidud.
y en las que los que sucumben, como an.
antes se decia de los megarlenses, nada sig nifica Ahora bien; cuando ya se disponen log armados ejércitos y resuena el ronco es.
tridor de los clarines rauco creperunt cornua cantu. de que serviran esos sabios consumidos por el estudio, cuya sa gre, débd y helada, apenas puede sostener su espiritu? Gordos y bien cebados son los que en tales momen.
tos hacen falta, es decir, los que tengan nás audacia y menos inteligencia, a no ser que Se prefieran guerreros como Demóstenes, quien siguiendo el ejemplo de Arquiloco, asi que se vio frente al enemigo, tiró el escudo y huyo, mostrándose tan cobarde soldado como famoso orador. Mas a entendimientoes de gran importancia en la gue rra; incudablemente, y ast lo reconozco; paru es en el general, y el este se requiere es militar y no filosófico.
For lo demas, los trubanes, los alcahuetes, los ladion s, los asesinos, los villanos, los imbéciles.
los petardistas y ctras gentes de baja estora. son los que llevan a térinino empresas tan preclaras, pero no las lumbre.
ras del saber.
Se dira e entendimiento que en.
las pasiones.
boca Nena; pero no se niegue que sóla la 29tulticiu une y conserva las amistades.
et jungit junctos et servat amicos, Excusado es notar que me refiero a la generahdad de los hombres, entre los cuales, por no baber ninguno sin dectos, repúlase por mejor aquel que tiene menos, pues en los sabios, geute enclosada, o no arruiga la amistat, o se da tétrica y ruda y aun asi, solamente la concedin en casos contadisi mos, pur no decir que en ninguno. De aqui que, como Ila mayor parte de los mor.
taies hun perdido el sentido, o, hablando nas propiaminte, coino no hay ninguno que no baga mil extravagancias, y la amistad 96To se entabla entre los que se asemejan, re sulta yue, aun suponiendo que en aqucllos austeres varones naciese un afecto mutuo, jamás sería constante y duradero, ni podria serio tratándose de esos enojosos espías que andan siempre acechando las faltas de los de.
mag tin arteramente como el águila o como la serpiente de de Epidauro, aunque, por otra parte, sean de los que ven, la paja er el ojo ajeno y no ven la viga en el propio.
La condición humana es tal, que nu se hallara nadie, sin excluir a los hombres de buen entendimiento, que dije de terter sus Tlaquezas; y si agregáis a esto la suma Ji.
versidad de temperamentos de educacio ncs, los muchos errores, desaciertos y perigros de la vida, comprenderéis que entre aquellos Argoy no seria posible la plácida amistad por más de una hora si no la mantuviese lo que los griegos llaman con tanta exactituo la falta de seso, es decir, la estulticia, o, al queréis, la indulgencia para con las debilidades del prójimo.
Pero. qug mas: no es Cupido, padre y En primer lugar, advertid que solicitos culdados ha puesto la madre Naturaleza.
creadora del género humano, con el fin de que en nada falte el aderezo de la estulticia.
En efecto; según los definidores estoicos, ia sabiduria no es otra cosa que el gobiernt de la razón; la estulticia, por el contrario, consiste en dejarse llevar Por Ahora bien; para que la vida no fuera triste y amarga. cuanto mayor lugar dio Jupiter a las pasiones que a la razón. lo que media onza a una libra. Por eso, relego a un pequeño rincón de la cabeza, mientrus que llevó el desorden a lo restante del cuerpo, y además, le opuso dos tirano violentisimos: la ira, que coloco junto al corazón, fuente de la vida, y la concupiscencia, cuya dilatado imperio se extiende hasta un poco más abajo. Lo que pueda la razón contra estag dog fuerzas gemelas, declaralo, suficientemente la existencia de la genóralidad de los mortales; pues aunque clame por sus fucros hasta ponerse ronca, y muestre las normas de conducta para vivir honesta.
mente, los hombres protestan de un modo ruidoso y se obstinan en sacudir un yugo tan despótico, hasta que, a la postre, la razón, acaba por ccder y rendirse.
aquélla Importancia política de la Estu ticia. Mas, volviendo a mi propósito. cual fué el potier que llevó a los salvajes, rudos e ignorantes, a reunirse en sociedad, sino la adulación?
No otra cosa sigaifican las simbólicas cf.
taras de Anllón y de Orfeo. Qué tué lo que devolvió Ta concordia a la plebe roniana.
cuando ya estaba próxima a sucumbir?
acaso un discurso filosófico. nada de eso: sino el pueril y ridiculo apólogo del vientre de las demás partes del cuerpo, de análoga virtud que el otro de Temistocles titu.
lado La Zorra y el Erizo. Ningu a prufun.
Ja disertacion conseguiria producir un efec.
to semejante al que produjo aquella supers.
cheria de la cierva de Sertorio, a la de los dos perros de Licurgo, la de las colas de los caballos del mismo Sertorio, y conste que prescindo ahora de Minos y de Numa, por clyas fabulosas patrañas se gobernó la es.
túpila multitud, para decir tan sólo que ta.
les a las nec? dades que exaltan ega monstruosa y temibla bestia que llamamos pueblo Pero, además; que Estados quisieron La amistad. Llámeseldy estultos