rodas 344 REPERTORIO AMERICANO Pablo Neruda o aquel que se cansó de ser hombre Por ARTURO CAPDEVILA Del excelente mensuario Nosotros. Buenos Aires, octubre de 1936.
se allá de tierras de voces, de de gritos, y Las tierras de la vida se acababan allí.
Después venían los islotes de los últimos sueños posibles, y más allá no había sino el mundo de la muerte. peor aún: su zona intermedia. Poetas de un sigiloso discurrir ant.
daban por ahí sin acabar de resolverse a la gran aventura, a lo único que no babía hecho aún, a lanzarse más las de la vida. Mas de una u otca manera y sucediera lo que sucediese habia que despedirse de la postrera orgia de luces, de colores, de perfumes, de entenderse de una una vez con la noche. no seguramente con la sana noche estrellada.
borrada para siempre hasta de la memoria, sino con una dolorida noche verdaderamente enferma; ciega y cruel y tal vez borracha. Los poetas se miraban y no se atrevían. Era tan negro aquello, tan terriblemente negro y fatal! Con todo, con eso más, hu bo quienes se dispusieron al nunca sabido riesgo: pronto hubo quienes se arrojasen al mar, vida afutra.
Pero uno acaso se echó más lejos que nadie: Pablo Neruda, el chileno. El, que estuvo a los 22 años en el Oriente y oyó la vieja y siempre mal traducida voz del Océano Indico, se atrevió más que nadie. no se echó al mar tenebroso sino que antes. según es fácil averiguar.
habíase aventurado caminar por las minas de lo subconsciente, por las profundas galerías de lo no sabido. en su libro esencial Residencia en la Tierra consta por entero su caso, en cuanto lo uno y a lo otro.
Abramos la obra y se verá que esto es así. Ya está abierto el libro. Su primer poema se llama Galope muerto, Bien. qué especie de paisaje es el que se descubre? Pues éste: no tan sólo FANTAeid Pablo Neruda Por Fantasio. La geografía. Silenciosa. la tierra. La espera rueda de la tierra su llanta húmeda de olvido hace rodar.
De nuevo noticias: He vencido el án gel del suvño. Después hay puertos. Se adivina que son puertos atávicos, vueltos ha cia lo ancestral, en cuyos muelles el viajero hunde la mirada en el mar que dejó atrás coco quien buscara en la más retirada lontananza la tierra firme de la vida siquiera fnese en una línea que se desvanece en lo azul. Es ya inútil mirar hacia atrás, viajero. La aven.
tura es más fuerte que todo y te lleva consigo.
aunque rujas no una sino cien veces el rugido que te sofoca: Oh noche! Mi alma sobrecogida te pregu desesperadamente por of metal que necesita. Ha llegado? Creemos fundadamente que sí. Ya sabemos que fué vencido el ángel del sueño, el funesto alegórico. Este ángel se puso a equipar de pronto su sustancia y a propagar tenazmente su alimento profético.
Así está dicho por el poeta, palabra sobre palabra. Por lo demás. dijo también: Cadáveres dormidos que a menudo Jantan aridos al peso de mi corazón, que ciudades operas recorremos! esto más sabemos: La medianoche ha llegado, y un gong de muerte golpea en torno como el mar Entre unas paredes color de cocodrilo, el aire es criminal. Se pisa en lo blando como sobre un monstruo muerto Extraño buque aquél en que el viajero llegada la hora de la cena habla así al capitán de la nave. Oh Capitan! En nuestra hora de reparto ebre los mudos cerrojos y rapirame: Alli debemos cenar vestidos de luto: ET enfermo de malaria guardará las puerta El día, a todo esto, se ha vuelto como un pobre mantel puesto a secar. las cansadas dirémoslo asi cuando ya no lo esperábamos, radiograma espectral.
como del explorador en el polo. Leemos lo que más importa. Hélo aqui: Después de mucho, después de vagas legua.
confuso de dominior. incierto de territorios, acompañado de pobres esperanza y companies inficles, y desconfiados sueños.
Detenido entre sombras que crecen y qur tiemblan.
me siento ser, y mi brazo de piedra me defiende.
Butno. Ha llegado. Entierro en el Este es el mensaje que lo anuncia, transido. Llegó y hasta se instalo. Cómo vive. Qué hace?
Il trabaja de noche rodeado de ciudad. de pescadores de alfareros, de difuntos quemados con azafrán y frutas, envueltos en muselina escarlata. qué. No tendrá derecho, por ventura, darnos su testimonio.
porque nosotros ignoremos como es aquello?
Nos lo da: Bajo mi balcón o muertor tecribles pasan Tonando cadenas y flautas de cobre, Parece ahora. nada se puede asegurar formalmeule que el viajero trágico halló otra vez en el malecón de nadie sabe qué puerto aquel mismo buque, u otro gemelo, en que el enfermo de malaria guardaba las puertas.
Pero decir un buque, propiamente, sería demasiado. De lo que habla Pablo Neruda es (Sigue en la pàg. 349)
Como ceniza, como mares poblándose en la sumergida lentitud, en lo informe. viene luego el preguntarse de donde, por dónde, en qué orilla. el suspiro. Ay! Lo que mi corazón pálido no puede sbarcar.
Ha suspirado y habla ahora, ahora que está por lanzarse a lo increible, unas vaguedades como de enigma. Son neblinas del pensamiento. Sólo esto pueden ser en este mun.
do. En el otro. quién sabe no serían verdad y sustancia segura. le llama Sonata a su canto. dice enigmáticamente: De miradas polvorientas caidas en el suelo o de hojer sin sonido y repult dndose; de metales sin luz, con al vacio.
con la ausencia del dia muerto de golpe.
En lo alto de las manos el deslumbrar de mariposas, el arrancar de mariposas cuya luz no tiene término.
Entretanto, hay también una mujer. Qué mujer es ésta?
Tú guardabar la mtela de Fus, de seres roton que el sol abandonado, eterdeciendo, arroja e la iglesia.
Que mujer es ésta. De dónde viene? Para que llega o está?
Tu material de inesperada llama huyendo procede sigue al die su familia de oro Conviene, sin embargo, que no nos demo remos en estos misterios menores. Peligros nzucho más interesantes debemos considerar, prues no habrá riesgo a que no se atreva el poeta que oyó las voces incalculablemente viejas del mar Indico. Hizo al rumor de sus aguas el aprendizaje debido y estudió su pre.
via geografía. Por eso sabe ya que hay un país extenso en el cielo con las supersticiosas alfombras del arco iris y con vegetaciones vesperales Que sean o que no sean sueños, otro es su camino, emprende el viaje. Ya anda pisando una tierra removida de sepulcros un tanto frescos y sueña entre estas plantas de legumbre confusa. Ha montado en un caba llo rojo y atraviesa con él sobre las igle sias. Se vuelve a los hombres y acusa: Un ejercita impuro me persigue.
Tenemos otras noticias, de él y de sus dis.
tancias: como radiogramas suyos, recibidos medianoche, por mano de un mensajero que podría ser un bandido falsificador de ra.
diogramas. Sin embargo, no. Ninguno es apócrifo. Las noticias son fieles hasta lo postri mero de la tristeza: Yo loro en medio de lo invadido. Otra: Sueño sobrellevando mis vestigios morales. Otra más: Estoy solo entre materias desvencijadas: la lluvia cae sobre mí y se me parece.
Si todavía alcanza a oirnos, tendámosle un mensaje sobre el océano. Pidámosle más y más datos.
Responde: responde que hay algo denso.
unido, sentado en el fondo repitiendo su número, su sefal idéntica. Después le rodea una misma cosa, un solo movimiento. No creemos que los días que encuentre sirvan para nada saludable porque ya dijo antes: El tejido del dia, ru lienzo débil sirve para una venda de enfermos sirve para hacer renes en una dupedida detrás de la ausencia.