Carmen LyraIndividualismPrivate Property

REPERTORIO AMERICANO 179 Para todo dolor CFIASPIRINA el producto de confianza BAYER BAYER dacito sin estar pensando en la gabela del señor. Pincha Mesferrer, en su proyecto de Constitución para la Unión Vitalista Hispanoamericana, a la Economía Individualista y a la Propiedad privada.
Se da uno cuenta de que su intención no es de pinchar sino de acabar con una y otra, pero su táctica tolstoiana vuelve pinchazo lo que debía ser mandoble.
Medito a menudo con el pensamiento emocionado, en el gesto de rebeldía del Masferrer amamantado con la literatura de los románticos del siglo pasado, con las doctrinas de amor pasivo de Tolstoi y las filosofías orientales. El quiere hacer vivir los evangelios de amor y de paz entre la raza de víboras que en este instante mandan en casi el mundo entero, sin recordar que el Jesús de San Māteo decía a sus discípulos: No penséis que he venido para meter paz en la tierra; no he v«nido para meter paz sino espada.
Sí, fué como un niño sin malicia este hombre bueno que quería hacer la Unión Centroamericana con razones corteses, sin recordar que allí no más están los Estados Unidos para imponerla si así conviene a las compañías bananeras yanquis o a la apertura del Canal de Nicaragua, o para impedirla si no les conviene.
Cuando se da cuenta de que lo han engañado, se va de su país y se refugia en Guatemala, de donde lo echa Ubico, que es de los fariseos de América.
Busca hospitalidad en Honduras, que le es más propicia. Hace poco regresó a su país, pero es para morir. Cuánta pena tienen que haber sentido, ante el cadáver de Masferrer, los salvadoreños que supieron amarlo! Quizá algún día le levanten una estatua en cualquier país de Centro América. Las estatuas sir ver para que una generación trate de reparar un crimen o una injusticia cometido por una generación anterior.
Aquí, dentro de mi pensamiento queda el retrato que yo misma me he hecho del noble varón salvadoreño que acaba de morir, quien supo en su vejez ser fuerte como no saben serlo la mayor parte de los hombres jóvenes del istmo.
Una cabeza que pudo haber sido solamente la de un intelectual, pero que tuvo el valor de ser también la de un rebelde. De fondo le sirve el pueblo más trabajador y viril de Centro América.
Carmen Lyra Setiembre de 1932.
un cambio repentino en su aspecto; me acerqué para arreglarle las almohadas, trató de hablar, y al no conseguirlo, gruesas lágrimas rodaron por sus meji.
llas; pasóse la mano por la frente, per. maneció como cinco minutos silencioso, consiguiendo por fin balbucear las si.
guientes palabras. No. no. puedo. Seguidamente.
apoderóse de él un sueño letárgico.
Mejoró por algunos días, volvió a recaer, y así alternativamente pasó un par.
de meses.
El Maestro nunca estaba solo; cariñosas personas rodeabanle siempre. Cuando se le preguntaba por su salud, res.
pondía sonriente: Bastante mejor. Dentro de algunos días estaré. completamente restablecido.
Costó persuadirle para internarse en un hospital americano que hay en Tela, en donde pasó un par de semanas, regresando un poco más restablecido.
El día que me vine fuí a despedirme de él; había dejado ya la cama, me pareció que su salud iba progresando, hace pocos días leí en los periódicos la dolorosa noticia de su muerte. No crei que desaparecería tan pronto aquel padre cariñoso. Esperaba aun verle, escuchar siquiera una vez más sus sabias y generosas palabras. Pero. ha muerto en realidad Alberto Masferrer. Acaso puede desaparecer tan fácilmente un Faro? Sí, sí puede; empero la luz que derramó seguirá iluminando, y aún irradiará con más fulgor cuando todos los que tuvimos la dicha de comprenderle nos encontramos espiritualmente unidos.
Sultana de Larach Setiembre, 1932.
Recuerdos Envio de la autora En Costa Rica, por estos dias una revista; estaba pálido, demacrado; la señora que le acompañaba en aquellos momentos me contó que había pasado muy mala noche. Pero mi mayor sorpresa fué al advertir la dificultad con que se expresaba.
Una tristeza profunda embargó mi corazón.
El ilustre cerebro centroamericano empezaba a flaquear.
El Orto comenzaba su viaje de regreso hacia lo desconocido.
Escasamente habían transcurrido trece minutos de mi llegada cuando tuvo Fué a principios de este año que llegó a las playas hondureñas el Maestro Masferrer.
San Pedro Sula en particular tuvo el privilegio de abrigar en su seno a aquel espíritu superior; aquel luchador infatigable, cuya labor constante era despertar en la conciencia humana la justicia, el amor, la armonía, la belleza, en fin, todo aquello indispensable para perfeccionar y elevar la vida.
Con gran entusiasmo fué acogida por sus admiradores la noticia de que se radicaría allí por algún tiempo y daría lecciones de literatura, historia, idioma, etc. lo que nunca se llevó a cabo, porque en esos días empezó a resentirse su salud.
Desde un principio el Dr. Presentación Centeno, un entusiasta y sincero admirador del Maestro, tomó especial interés en su asistencia. También la distinguida señora Graciela Bográn dedicó la mayor parte de su tiempo para hacer las veces de una hermana cariñosa, de una madre para aquel ser noble, que en oblación al bienestar humano dedicó los días de su existencia.
Jamás se borrará de mi memoria la dolorosa impresión que tuve una mañana al visitarle. Le encontré ojeando Don Alberto Masferrer Para Luminla, afectuosamente En su último viaje a Costa Rica lo rro defensor de la libertad, el escritor conocimos. Su físico no era elocuente: recio y valiente en constante batallar, el magro, la color cetrina, añudado el sem. apóstol que anduvo por cárceles y desblante como si se contrajera por un do tierros por defender una causa grande, lor vivo y perenne, de mediana estatura, noble. Sin embargo, minutos después de desfalleciente su configuración, como la presentación y cuando todavía el desacentuando la aguda dolencia que minaba encanto formulaba el es posible que éssu interior, más parecía don Alberto un te sea. el espíritu vertido en su verbo viejo maestro de escuela pueblerina, ya urente aupaba como un rayo de sol soemérito por los achaques, y no el biza. bre una ruina, iluminando, embellecien Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica