REPERTORIO AMERICANO 287 levanta la casita del estanciero El retorno de una era.
de aquel viaje sin retorno; sa garza había perdido toda esperanza; Crisóstomo. Allí cerca corren Envio del autor demasiado tiempo para las aguas tranquilas de la Quë. Chindo Guardia y Maximiliano Soto) que aquella pequeña cabeza brada Grande formando un poético remanso bajo la fres sangre que le da vida a la fu lias, de las azucenas y los he pudiera recordar la estancia San Antonio. o era muerta cura de sombrios nísperos, istura vaca y el toro formidableliotropos y abandonó el reman. la garcita blanca o se había del mañana. Cada día el vapabeles y quita calzones. Al so donde los helechos y las vuelto a su estado primitivo: de otro lado se extiende la planu quero vacía los baldes de le. flores silvestres echaban ya no era sin duda la garza ra y desde la casita se ven verche en la canoa, la cuaja lue menos la flor de nieve que doméstica, era quizá la garza dear los potreros de pará, gui go para sacar el queso; pero adornaba aquellos parajes. silvestre de nuestras lagunas, nea y jaragua. En uno de es antes de sacar la cuajada, el. pasó el tiempo y la gar de nuestros esteros, o de las Blanca.
tos se extiende La Laguna vaquero grita: za no volvía y la gente de la riberas de nuestros ríos. Oh a donde acuden diariamente Blanca. Blanca. y la gar casa inquiría por todas partes los piayones del Tempisque!
millares de seres volátiles que za de un vuelo aterrizaba jun su paradero. No han visto. Oh las verdes bajuras del se mueven constantemente de to al chiquero y con avidez una garza doméstica, blanca Viejo, del Pelón, Catalina. una ribera a otra. Garzas mo tragaba y tragaba pedazos de como la espuma de la leche, Pablo Verde. Oh las aguas renas, garzas blancas, nítidas, cuajada simple porque aborre como la espuma del mar, con tranquilas de la laguna del Pacomo la nieve, garzas rosadas cía la sal.
Pronto la garza una cinta celeste al rededor de lenque. Playones cuajados de un matiz encantador que se acostumbró a buscar este su niveo cuello. esa fra de gaizas blancas, morenas y simboliza las ilusiones de las alimento como si a sus ojos se se repetía muchas veces y rosadas.
niñas que comienzan a sentir se le presentara la carátula de se enviaban correos a las veJustamente había transculas primeras emociones de un reloj. Mas un día vió cru cinas fincas y a los vecinos rrido el año y cinco días. Anamor. Allí los piches torzar por el espacio azul otras barrios. Pasaron seis meses y tonio, el niño menor de la finnasoles en bandadas vuelan garzas que tal vez volaban ha ninguna noticia del paradero ca coriía alborozado de la quesobre la laguna, o acuatizan y cia las riberas del Tempisque. de Blanca. un día se dijo brada a la casa. La emoción nadan elegantemente, ligeros, sintió sin duda las ansias de que un cazador le había dispa lo dominaba; parecía que iba rápidos como los hidro avio volar más lejos. reminiscen rado un tiro a una garza que a caer muerto como el esparnes de la flotilla yanqui sobre cias de la especie a que per se había quedado sobre la co tano de la carrera de Maratón; las mansas aguas de la Bahía tenecía, o los primeros impul pa de un viejo roble, mientras apenas podía decir: Mamá, la de Culebra.
sos hacia el misterio del las otras garzas levantaron el garza. Todos quisieron coEntre los zarzales que bor amor. y ensayó a volar. vuelo despavoridas al ver un rrer hacia allá; empero Cridean la laguna hacen sus ni Las alas que le habían sido ser humano que se les acerca sóstomo les grito: Ninguno dos las garzas. Un día Crisan recortadas cuidadosamente por ba. Celia y Julietilla llora. se acerque a verle porque destino, el hijo de don Crisósto Celia le habían crecido lo bas ron la muerte de su garza y en pués de tanto tiempo la garza mo, aprisionó entre sus manos tante para resistir el largo vue su dolor la imaginaban, blan levantará el vuelo y se irá co. un pichón de garza, blanco co lo, y se fué. En la casa hu ca, como era, teñida en roja mo la otra vez; esperen un momo el armiño, que lanzaba al bo tristeza y se reprochaban sangre. Castigo cruel a su mento. y corrió hacia el chi.
espacio lastimeros quejidos el descuido de no haber re ingrato abandono a quienes la quero donde sacaban el queso con sus cué, cué, cué. como cortado nuevamente, oportu cuidaban, la nutrían, la acay la cuajada simple que el vaimplorando el auxilio de la namente, las alas de la ingrata riciaban sin cesar! En vano quero caba a la garcita y fuermadre. Fué un lindo regalo Blanca que dejó el patio de indagaban si la muerta garza temente comenzó a llamar: para Celia y Julietilla la hija la casa donde ios otros anima llevaba como collar la celeste Blanca. Blanca. Blanmenor de la estancia que se les también parecían tristes y cinta. siempre quedó la No se hizo llamar mucomplacía en traer de la que que dejó el jardín, con pena duda.
cho la extraviada garza; de un brada, sardinitas para vigori de los jazmines, de las came Iba a cumplirse ya un año vuelo aterrizó junto a la cazar el endeble: cuerpecito de Apenas había trabado la mimada garza, que atendía Blanca. Blanca. Blanca lazo tendido hábilmente para y que corría jugueteando entre las gallinas, los carracos y (Después de ofr El retorno de una garza)
cogerla. sus gritos llegaron los patos, a los cuales contemlos de la casa jubilosos de ver Blanca llamábamos la garza que llegó a nuestra casa para acompañarplaba largos ratos nadando en nos, porque no sólo era ese su color sino porque su llegada tenia el valor de de nuevo a la querida Blanun simbolo. Todo el cariño, toda la blancura que había en nuestras almas ca. a la que Celia con sus fitre la poza de la cercana que brotó espontáneamente al saludar su arribo y llenarla de mimos, para que su losas tijeras cortó las alas pabrada. Muchas veces se le vida fuera mejor, su blancura se conservará cada vez más resplandeciente y ra que ya nunca más levantara veía pasar largas horas sobre halagara nuestros corazones. Mientras ella estuvo con nosotros, sentiamos a las piedras, sobre los troncos, ingenua nos hacían olvidar otras miradas de rencor y amenazantes con que azul de nuestro bello cielo gua.
nuestro alrededor la delicadeza de su batir de alas y sus ojillos de mirada el vueio y cruzara el espacio sobre las ramas. Algunas ve topamos a diario en la vida. Al contemplar su porte elegante y distinguido, nacasteco, y aquel día hubo ces entraba en el jardín don su serenidad contagiaba nuestro ambiente y sentiamos todos brotar estrellas inusitada alegría en la casita de parecía flor de nieve. Su blancura no era menos que la Por eso sin comprender casi su significado queríamos que siempre estuviera el retorno de ia amada garzı.
La vida feliz estaba representada en aquella avecilla frágil y bella. del estanciero Crisóstomo por de las camelias, que la de los entre nosotros. Mas un dia se unió a una bandada garzas que le dijo que Fué un día de fiesta. Las jazmines, las azucenas y los como ellas también tenia alas para volar lejos, muy lejos, en donde el mundo heliotropos.
era superior al cariño que le teniamos.
azucenas, los heliotropos y las No comprendió Blanca que nosotros teníamos alas también y que ellas resedas parecieron más perfuMuy cerca, junto a los coeran el amor que nos habia infundido.
madas que nunca; y las gallirrales estaba el zaguán de los Su ausencia se prolongó casi por un año. La tristeza hizo cerrar nuestras alas y el patio en que Blanca paseaba su elegancia, no tenia ya para más bulliciosos como antes. no nas, los carracos y los patitos peones. Era el tiempo de la quesera; sesenta vacas balanosotros atractivo. Habían huido las mañanitas alegres, la frescura de la brisa, los perfumes de las flores, las palabras bondadosas y de afecto.
lo habían estado, y las vacas y ban desde los corrales y sesen Sentiamos que nos habían cortado las alas.
los terneritos balaban con mata voces respondían de dentro Una tarde, cuando el cielo por incandescente nos atrajo a contemplarlo, del chiquero, donde los ter oimos que un niño gritaba, como un heraldo de felicidad escogido por ei yor fuerza que anteriorments nerillos se desgañitaban ansio de recuperar lo querido, la vimos entre los fuegos resplandecientes de aquel copa de los ispabeles y los quiDestino. Blanca, Blanca vierie! y en efecto, sintiendo en nuestro pecho el ansia y el viento musicalizaba en la sos de coger entre sus rosadi. crepúsculo inolvidable, aterrizar de nuevo en nuestro patio. Un solo desco egois tacalzones. Hosanna!
tas bocas las tetas de la jugo ta nos movió a todos. Cortarle ahora las alas para que no nos abandonara más.
sa ubre de la madre zalamera Alvarez Hurtado Luis Castro Saborio y devota de brindar la blanca San José, octubre del 32.
San José, octubre del 32.
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noa.
admirablemente al llamado da Blanca era la felicidad cuando en la pata apretách Envio del autor. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica