Terrorism

172 REPERTORIO AMERICANO se de agermanamiento. Una vez me preguntaba un inglés. Dígame usted: de hecho, aquí, en los pueblos. cómo están divididos políticamente. Pues. verá usted le dije. en dos partidos: los antiequisistas, que siguen a Zeda, y los antizedistas, que siauen a Equis. Risas. es tan honda esta organización del caciquismo, quc dudo que desaparezca.
modificará, cambiará, se dignificará, civilizará; pero. desaparecer?
Cuántas veces en estos días, no tan tur1. os, de pasión y eso es bueno. cada vez que oigo que alguien se levanta y empieza a trinar contra un cacique digo. Bueno: éste, o aspira a cacique o está defendiendo a otro cacique. Risas y grandes aplausos. El cirujano de hierro Aquí se ha dicho lo del cirujano de hierro. Realmente, ésta fué una de tantas cosas de aquella fantasía, de aquella encendida retórica (le doy un alto sentido a lo de retórica. cuidado con eso. ila retórica salva a muchos pueblos. que daba un alto sentido a lo del cirujano de hierro, detrás de lo cual se veía el caudillaje. no me extraña que en la época de aquella lamentable dictadura surgiera aquel que no era un cirujano, ni de hierro siquiera; a lo sumo, una especie de sacam! jelas. Hubo entonces quien exhumó textos de Costa para justificar la dictadura. Yo creo que de Costa, como de una porción de gentes que tienen una personalidad, se pueden exhumar textos para defenderlo todo, lo uno, lo otro y lo de más allá: porque no son gentes de línea recta, sino que viven de un conjunto de contradicciones íntimas, que es lo que le da vida a uno.
El tenía el sentido íntimo de la tradición, y se iba a buscarla en lo más remoto: en la civilización ibérica y celtibérica Hay obras de las cuales no queda una sola afirmación en pie, y, sin embargo, han: sido las que han provocado la mayor parte de una porción de descubrimientos.
Todo depende de eso, de lo que hacen despertar en otros, aunque sea por contradicción. aquél era un hombre de pasión y de corazón.
Pues en esto del tradicionalismo era tal y tenía tal amor, que cuando yo, en mi pueblo natal, con escándalo de mis paisancs (después comprendieron el interés que me guiaba. hablé de la agonía de nuestra milenaria lengua vasca, él me escribió una carta lamentándose y diciendo que sentía mucho aquello, que era una pena que esa lengua muriese. Yo le contesté. Mire usted, don Joaquín: como no puede ser lo que fué, ya le puede servir a usted muy poco para la investigación de las antigüedades ibéricas. Además, comprenda usted, nosotros no nos vamos a sacrificar en conservar una lengua así para que ustedes, los investigadores, puedan investigar. No; nosotros no somos conejillos de Indias. Cómo se veía allí todo el amor que él tenía a estas cosas que son la raíz de la tradición patria. Cuántas y cuántas contradicciones vivas, llenas de pasión, llenas de amor, había en él!
Todos recordaréis aquella otra frase (desgraciadamente, de él apenas se re Pues la ley del terrorismo quedó fuera cuerdan más que frases, y como lo que y no se publicó.
envolvía esas frases, que era un deseo de Luego recordaréis cuando fué elegido vida, de alma, ha desaparecido, hoy os diputado para las Cortes como republicaes muy difícil a los que no le conocis no, y no fué a las Cortes. Alguien ha teis, sobre todo a los que no conocisteis dicho: soberbia. No; sin duda fué por la España de entonces, daros cuenta de defenderse de sí mismo; no habría hecho cómo vibraban las gentes de entonces nada allí, sino precipitar probablemente ante la voz de aquel hombre, que hasta su fin. Creo que hoy tampoco iría a en la voz parecía un profeta del Viejo nuestro Parlamento.
Testamento. Doble. llave al sepulcro Aquel hombre, como os digo, era un del Cid. en la misma época en que yo hombre que vivía de pasiones, de contradecía aquello de Muera Don Quijote! dicciones íntimas, de un dolor, de ver (Bien me pesó luego. Doble llave! Y, que se moría sin que se realizara el sueño sin embargo, aquel hombre estaba pen de toda su vida: la España que él había sando siempre en la conservación para soñado, la España de una tradición mileEspaña del norte de Africa, y no sé si naria dentro de la cual había todas las en algo más, si en la total conquista de posibilidades de un porvenir milenario ella. Hay que ver en qué mar de con también dentro de la cultura humana; tradicciones, en qué mar de perplejidades aquella España en que lo general, 15 uninog sumió el golpe de 1898! Sobre todo versal, fuera lo particular. Porque no a los que entonces empezábamos a des hay nadie que sea más de todos los tiempertar a la más honda vida civil de la pos y de todos los países que aquel que Historia.
es más de su tiempo y de su país. El ile dolía España! Dants, por haber sido el más florentino de los florentinos del siglo xiii y el homLe dolía profundamente España, y rom hre más hombre del siglo xiu, ha sido un pía en aquellas imprecaciones contra un hombre de todos los países y de todas pueblo al que él creía sumido en una es las edades. No se llega nunca a una uni.
pecie de apatía y de marasmo. Cuán versalidad por diferenciación, sino al contas veces nos dijo a todos los españoles, trario; ni se puede nunca pasar de la nos echó a la cara, aquello de. cunu pro patria al extranjero sino cuando se cos. Se harto de llamarnos eunucos!¡Y ha rebasado de ella. Cosas malas esos hatía que verlo ilorar, sobre todo en sus productos de exportación cuando todaúltimos tiempos! Recuerdo que cuando vía aquí no han sido de ningún modo fué a Salamanca, para asistir a una fies consagradas.
ta, dijo. Acaso el año que viene ya no podreContradicción y soledad mos celebrar esto. Seremos súbditos Este hombre fué un hombre de contrade los Estados Unidos. dicciones y un hombre de soledad. Ah. cómo se le quebraba la voz, y le ¡Hay que saber lo que es un hombre de rompía lo que iba diciendo un sollozo!
soledad! No sólo metido en Graus. lo Eran cosas de enfermedad, indudablemejor, metido en una ciudad grande y inente. Aquí se ha dicho que estuvo mu viviendo entre los demás, y pareciendo riendo mucho antes de morir. En un alto un hombre social, y sintiéndose, sin emy noble sentido, acaso se puede decir que bargo, en una soledad terrible siempre, nació muerto. Muerto para cierta vida en una soledad como aquella de Moisés iniserable, y por eso eran aquellos sollode que hablaba el gran poeta Vigny.
zos. Qué era un enfermo? Puede ser.
Aquel hombre se sentía solo. Al silencio acaso esa enfermedad es la que dió vide su soledad respondía el silencio de la da y pasión a todas sus obras. Enfercoledad de lo alto.
mo? Lo mismo dicen de Santa Teresa, Aquel hombre fué un solitario, un homque si era una histérica, una enferma.
bre de contradicciones y un hombre de La enfermedad acaso le dió la genialianhelos.
dad. Hay quien no es enfermo; pero, en fin, así como el agua químicamente pura Un recuerdo a Miguel Servet os impotable, el hombre que tiene una sangre fisiológicamente pura casi siem En estos días estaba yo leyendo en una pre es un imbécil. Risas y aplausos. obra de un ardoroso calvinista una obra.
El que no tiene una dolencia cualquiera, dedicada a Calvino: sus cosas y su tiemuna cierta toxicidad en la sangre que le po. la vida, y sobre todo el final, el proarañe el cerebro, no discurre nada. Tie ceso de otro gran aragonés, de Miguel ne una salud como la de una vaca. Servet, y de otro Miguel, Miguel de Mo.
linos; estaba leyendo toda aquella vida Era un hombre enfermo tormentosa de aquel Servet, el español. como le llamaban, de aquel hombr: que Sí; era un hombre enfermo. Había que pudo escapar de Francia y del cardenal ver a aquel hombre enfermo cuando, con Tournon cuando lo iban a quemar vivo, motivo de la ley del terrorismo que era y que como escapó se le quemó en efiuna cosa así como la actual ley de De gie, para ir luego a Ginebra, donde Calfensa de la República (Risas) le hicie vino lo quemó vivo.¡Si no le hubieran ron venir a informar en el Parlamento quemado unos, le habrían quemado los (porque antes de votarse aquello se per otros; que un hombre así, un hombre comitió una información pública. mí, mo Servet hereje en el más íntimo sentambién. No me invitaron, casi me con tido de la palabra, de todas las herejías, minaron a que viniera, pero no vine. un hombre siempre señero y aisladohe oído decir que era una pena ver a perece siempre a fuego lento o de los aquel hombre, al cual tenían que llevar unos o de los otros, y a veces del procasi en brazos, que estaba derrumbándo pio fuego interior que le consume. Muy se físicamente, que estaba acabándose. bien. Grandes aplausos. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica