REPERTORIO AMERICANO 209.
pidez y entusiasmo. El hombre del Norte ción del alma, de sonidos sonoros y graca próspera y no enteca. dueña de sus destinos, aspira sus palabras entre la lengua y los ciosos como la lengua griega.
y no atada, como reo antiguo, a la cola, de los caballos europeos.
Quería descuajar las Univerlabios, entreabierta la boca, para no res Vím. 24. Porqué. oh España. no sidades, y deshelar la ciencia, y hacer entrar en pirar la fría aimósfera de sus nieblas. La recoges tus hijos en tu regaso fecundo, en ella savia nueva. en Aristóteles, Huxley; en UI, Iru gua castellana nutrida de vocales, mez vez de debilitarte en lejanas empresas, y piano, Horace Greeley y Amasa Walker; del decla de la sensación y la idea, pronúnciase ora empuñes la espada, ora toques la lira, recho, lo práctico y tangible. las reglas interal aire libre, ore rotundo, respiraeres el terror o el encanto de las naciones nacionales, que son la paz, la paz, única condición y único camino para el adelanto de los puePedro Emilio Coll blos. la Economía Política, que tiende a abaratar frutos de afuera y a enviar afuera, en buenas (Concluirá en la pròrima entrega. condiciones, los de adentro. Anhelaba que cada uno fuese autor de sí, no hormiga de oficina, ni momia de biblioteca, ni máquina de interés ajeCecilio Acosta.
no; el progreso es una ley individual, no ley de Viene de la página 204 los Gobiernos. la vida es obra. Cerrarse a la ola nueva por espíritu de raza, o soberbia de rosos, como que se entristecía de la soledad de Huele a mirra y a leche aquel lenguaje, y a to tradición, o hábito de casta, le parecía crimen sus volúmenes, y volvía a ellos con ahinco, por millo y verbena.
público. Abrirse, labrar juntos, llamar a la tieque le perdonasen aquella ausencia breve. An Si dejaba las Empresus de Saavedra, o las rra, amarse, he aquí la faena: el principio libedaba en trece años y ya había comentado en nu Obras y Días, o el Sí de las niñas, era para ho ral es el único que puede organizar las sociedamerosos cuadernillos una obra en boga enton jear a Vattel, releer el libro de Segur, reposar des modernas y asentarlas en su caja. Tiene ces: Los Eruditos a la violeta. Seminarista en Los Tristes de Ovidio, pensar, con los ojos ba visiones plácidas, en siglas venideros, y se inunluego, cuatro años más tarde, estableció entre jos y la mente alta, en las verdades de Keplero, da de santo regocijo: la conciencia humana es sus compañeros clases de Gramática, de Litera y asistir al desenvolvimiento de las leyes, de Car tribunal; la justicia, código; la libertad triuntura, de Poética, de Métrica. Se aplicaba a las lo Magno a Thibadiau, de Papiniano a Heineccio, fa; el espíritu reina. Simplifica, por eso ahonciencias; sobresalía en ellas; el ilustre Cajigal de Nágera a las Indias.
da: la historia es el ser interior representado.
le da sus libros, y él bebe ansiosamente en aque Las edades llegaron a estar de pie y vivas, con Para él es usual lo grandioso, manuable lo difillas fuentes de la vida física y logra un titulo sus propios colores y especiales arreos, en su ce cil y lo profundo transparente. Habla en pro de de agrimensor. La Iglesia le cautiva, y aquellos rebro; así, él miraba en sí, y como que las veía los hombres y arremete contra estos brahmanes serenos días, luego perdidos, de sacrificio y integramente, y cada una en su puesto, y no modernos magos graves que guardan para si mansedumbre; y lee con avaricia al elegante Ba confundidas, como confunde el saber ligero, con la magna ciencia; él no quiere montañas que absilio, al grave Gregorio, al desenfadado Agus las otras. hojear sus juicios es hojear los siglos. sorban los llanos, necesarios al cultivo; él quiere tin, al sado más, al tremendo Bernardo, al Era de los que hacen proceso las épocas y fa que los llanos suban, con el descuaje y nivelamezquino Sánchez; bebe vida espiritual a grandes llan en justicia. Él ve a los siglos como los ve ción de las montañas. Un grande hombre entre sorbos. Tiene el talento práctico como gradas Weber; no en sus batallas, ni luchas de clérigos ignorantes sólo aprovecha a sí mismo: los meo peldaños, y hay un talentillo que consiste en y reyes, ni dominios y muertes, sino parejos y dios de ilustración no deben amontonarse en las irse haciendo de dineros para le vejez, por más enteros, por todos sus lados, en sus sucesos de nules, sino bajar, como la lluvia, a humedecer que aquí la limpieza sufra, y más allá la ver guerra y de paz, de poesía y de ciencia, de artes todos loś tampos. La luz que aprovecha más güenza se obscurezca; y hay otro, de más alta y costumbres; él toma todas las historias en su a una nación no es la que se concentra, sino la valía, que estriba én conocer y publicar las gran cuna y las desenvuelve paralelamente; él estu que se difunde. Quiere a los americanos endes leyes que han de torcer el rumbo de los pue dia a Alejandro y Aristóteles, a Pericles y a Só teras: la República no consiste en abatir, sino blos, en su honra y beneficio. El que es prác crates, a Vespasiano y a Plinio, a Vercingétorix en exaltar los caracteres para la virtud. Mas tico así, por serlo mucho en bien de los demás y a Velleda, a Augusto y a Horacio, a Julio II y no quiere que se hable con aspereza a los que su.
no lo es nada en bien propio. Era, pues, Ceci a Buonarrotti, a Elizabeth y. a Bacon, a Luis XI fren: hay ciertos padecimientos, mayormente lio Acosta, iquién lo dijera, que lo vió vivir. y y a Frollo, a Felipe y a Quevedo, al Rey Sol y los de familia, que deben tratarse con blandura.
morir! un grande hombre práctico. Se dió, por a Lebrun, a Luis XVI y a Nécker, a Washington. De América nadie ha dicho más: pisan las bestias tanto, al estudio del Derecho, que asegura a los y a Franklin, a Hayes y a Eddison. Lee de maoro, y es pan todo lo que se toca con las ma. pueblos y refrena a los hombres. Inextinguible ñana las Ripuarias, y escribe de tarde los esta nos. Ni de Bolívar: la cabeza de los milagros amor de belleza consumía su alma, y fue la pura tutos de un montepio; deja las Capitulares de y la lengua de las maravillas. Ni del cristianisforma su Julieta, y ha muerto el gran desven Carlo Magno, hace un epitafio en latín a su ma mo: el cristianismo es grande porque es una turado trovando amor al pie de sus balcones. dre amadísima, saborea una página de Diego de preparación para la muerte. está completo, Qué leer! Así los pensamientos: mal hallados Valera, en prenda de gracias una carta con su generosa bravura, amor de lo venidero y con ser tantos y tales en cárcel tan estrecha, como excelente a la memoria de Ochoa, a Campoamor forma desembarazada y elegante, en este reto noque empujaban su frente desde adentro y la da y a Cueto, y antes de que cierre la noche que él ble::y si han de sobrevenir decires, hablillas y ban aquel aire de cimbria.
no consagró nunca a lecturas echa las bases de calificaciones, más consolador es que le pongan a Nieremberg vivió enamorado de Quevedo, y un banco, o busca el modo de dar rieles a un uno del lado de la electricidad y el fósforo, que Cecilio Acosta enamorado de Nieremberg. El camino férreo.
del lado del jumento, aunque tenga buena alTeatro de la Elocuencia de Capmany le servía Son los tiempos como revueltas sementeras, barda, el pedernal y el morrión.
muchas veces de almohada. Desdeñaba al lujo donde han abierto surco, y regado sangre, y Más que del Derecho Civil, personal y sencillo, so Solís y al revuelto Góngora, y le prendaba echado semillas, ignorados y obscuros labriegos; gustaba del derecho de las naciones, general y Moratin, como él, encogido de carácter, y como y después vienen grandes segadores, que miden grandioso. Como la pena injusta le exaspera, se él terso en el habla y límpido. Jovellanos le sa todo el campo de una ojeada empuñan hoz cor da al estudio asiduo del Derecho Penal, para ha.
ca ventaja en sus artes de vida y en el empuje tante, siegan de un solo vuelo las mies rica y la cer bien. Suavizar: he aquí para él el modo de humano con que ponía en práctica sus pensa ofrecen en bandejas de libros a los que afilan en. regir. Filangieri le agrada; con Roeder meditamientos; pero Acosta, que no le dejaba de la ma los bancos de la escuela la cuchilla para la siem Lee en latín a Leibnitz, en alemán a Seesbohm, no, le vence en castidad y galanura y en lo pro bra venidera. Así Cecilio. El fué un abarca en inglés a Wheaton; en francés a Chevalier; a fundo y vario de su ciencia. Lee ávido a Maria dor y un juzgador. Como que los hombres co Carnazza Amari en italiano, a Pinheiro Ferrey.
na, enardecido a. Hernán Pérez, respetuoso a misionan, sin saberlo ellos mismos, a alguno de en portugués. Asiste a las lecciones de Hurtado de Mendoza. Ante Calderón se postra. entre ellos para que se detenga en el camino que Blüntschlí en Heidelberg, y en Basilea a las de No halla rival para Gallegos y le seducen y le no cesa y mire hacia atrás, para decirles cómo Feichman. Con Hefſter busca causas; con encienden en amores la rica lengua, salpicada han de ir hacia adelante; y los dejan alli en alto, Wheaton junta hechos; con Calvo colecciona las de sales, de Sevilla, y el modo ingenuo y el sobre el monte de los muertos, a dar juicio; mas reglas afirmadas por los escritores; con Bello divino hechizo de los dos mansos Luises, tan sa ¡ay! que a estos veedores acontece que los hom acendra su juicio; con todos suspira por el sosienos y tan tiernos.
bres ingratos, atareados como abejas en su faena go y paz del universo. Aplaude con intimo júFamiliar le era Virgilio, y la flautilla de caña, de acaparar fortuna, van ya lejos, muy lejos, bilo los esfuerzos de Cobden, y Mancini, y Van y Corydon, y Acates; él supo la manera con que cuando aquel a quien encargaron de su beneficio Eck, y Bredino por codificar el Derecho de GenHoracio llama a Telephus, o celebra a Lydia, o y dejaron atrás en el camino les habla con alar tes. Dondequiera que se pida la paz, está él piinvita a Leuconoe a beber de su mejor vino y a mas y gemidos, y voz de época. Pasa de esta diendo, El pone mente y pluma al servicio de encerrar sus esperanzas de ventura en límites es. manera a los herreros, que asordados por el ruido esta alta labor. Hay en Filadelfia una liga para trechos. Le deleitaba Propercio, por elegante; de sus yunques, no oyen las tempestades de la la paz universal, y él la estudia anhelante, y la huia de Séneca, por frio; le arrebataba y le hen villa; ni los humanos, turbados por las hambres Liga Cósmica de Roma, y la de Paz y Libertad de chía de entusiasmo Cicerón. Hablaba un latín del presente, escuchan los acentos que por boca Ginebra y el Comité de Amigos de la paz, donpuro, rico y agraciado; no el del Foro del Impe de hijos inspirados echa delante de si lo por de habla Stürm. El piensa, en aborrecimiento rio, sino el del Senado de la República; no el de venir.
de la sangre, que con tal de que ésta no sea verla casa de Claudio, sino el de la de Mecenas. Lo que supo, pasma. Quería hacer la Améri tida, sino guardada a darnos fuerza para ir desra Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica