REPERTORIO AMERICANO Ganim e des Envio del autor.
PERSONAJES: conozco bien a fondo sus almas rencorosas, TROS, Rey de Dardania sus intimos secretos, intrigas y temores, CALIROE, la Reina padres de Ganimedes.
la fuerza de sus armas y el fin de sus amores.
GANIMEDES, hijo de Tros y Caliroe y el más hermoso mancebo de Pero, ay. para qué quiero ritir entre deidades Grecia.
si a todo instante, temo sus locas veleidades. TANTALO, Rey de Sipilo, enviado de Zeus.
Ganimedes. Oh Tantalo, no sigas. Tu cruel melancolia PLACIA, joven enamorada de Ganimedes, biznicca de Teucro.
Quebranta de la noche la placida armonia.
ZEUS, convertido en águila para robar a Ganimedes.
Los vientos ban plegado sus alas sonorosas, bay música en los cielos, hay música en las cosas; CORO DE NINFAS NAYADES.
vibrar parece todo como una inmensa lira que canta en cada estrella y en cada flor suspira.
La acción se desarrolla en los tiempos legendarios de Grecia. mientras tiembla todo con ansias de infinito, elevas tu en la noche fu discordante grito.
GANIMEDES Te quejas de los dioses que dan esta hermosura, La escena se desarrolla en Dardania, al pie del monte Ida, en el Asia que dan belleza y gloria y encanto a la Natura.
Menor, pais fundado por Dardano, abuelo de Ganimedes. la derecha Porque ellos han amalo con un amor profundo se distingue la entrada del palacio real, en el fondo el monte Ida, a la los seres fugitivos que habitan este mundo, izquierda un bosquecillo. Ganimedes y Táncalo conversan tendidos porque en remolos pueblos e incógnitas edades sobre el césped. Es de noche; la tuna derrama los esplendores de un herdejaron algún sello de sus divinidades, moso plenilunio y múltiples estrellas aparecen en el cielo de color azul nacieron con los reyes gloriosas dinastias profundo.
que sin cantan los rapsodas en sacras melodias, ESCENA los héroes realizaron sus inclitas bazañas.
en mares procelosos, abismos y montañas, Ganimedes, Tántalo.
y el bombre, poseyendo la luz de la sapiencia, Ganimedes. La luna es como un ampo de plata refulgente, penetra los misterios del arte y de la ciencia.
como una perla nibil que arrastra la corriente.
Del orto y del ocaso la pompa iridiscente Tantalo. No mires a la luna, que la luna es traidora; los trémulos cristales de la ondulada fuente, tiene la palidez de nácar de la Aurora, la espuma de los mares en copas de esmeraldas, mas produce en el alma curiosas embriagueces.
de busques rumorosos las búmedas guirnaldas, No mires a la luna.
el nido de las aves y el cáliz de las flores, Ganimedes. Oh los negros cipreses!
ban visto de los dioses los férvidos amores.
Sus sombras se destacan en las blancas Hanuras Por eso en toda cosa hay algo de divino, cuul ojos esculpidos en albas esculturas.
de santo y armonioso, de bello y peregrino.
Tántalo. No mires a las sombras, nocturnos coribantes tú, mientras te asientas en la eternal morada, que imitan de la muerte los gestos anbelantes.
conservas en la tierra tu alma aprisionada; No mires a las sombras.
suspiras por tu reino, tu cetro y tu decoro, Ganimedes. Las fulgidas estrellas cambiando por el barro la esplendidez del oro.
parecen coro sacro de jóvenes doncellas. No ves como yo aspiro, desde estas soledades, que encienden en la noche la luz de sus fanales mirar el sacro rostro de las divinidades para mecerse al ritmo de danzas siderales.
y me parece que oigo su melodioso acento en el trinar del ave y en el cantar del viento. Ganimedes. Mirarlas quiero al punto, mirarlas de bito en bito, Tantalo. Ob pobre Ganimedes! La fiebre está en tus venas; vagar entre sus lumbres, cruzar el ancho espacio, presiento de tue sino las innombrables penas.
llegar a los umbrales del inmortal palacio, Hijo de Tros, escucha.
donde las Sacras Musas en esplendente coro Ganimedes. No quiero ya escucharte.
agitan sus panderos y citaras de oro.
Tántalo. Atiende mis palabras. Las flores me ban brindado sus cálidos aromas, Ganimedes.
Suplicote callarte.
frescura los follajes y arrullo las palomas.
Tántalo. Pues bien, si tri lo quieres, me callaré. Mas vengo Al son de los acordes del dulce caramillo, de parte del dios Zeus, y entre mis manos tengo sobre la verde gama do pace el corderillo, la clave de tu sino: Proprise me advertirte.
cabe las ricas galas del trémulo boscaje Mas ¿para qué. Estás sordo. No más qutero decirte.
que incendia con sus fuegos el oro del celaje, Ganimedes. Qué son esos enigmas. Qué son esos mensajes?
he visto de las ninfas la danza primorosa, Tántalo. Ayer estaba Zens tendido entre celajes de ráyades desnudas la piel color de rosa, de opalos purpúreos y silices dorados el rápido revuelo de faunos embriagados con broches de carbunclos y jaspes delicados; con el jugoso zumo de néctares dorados, la luz deslumbradora del rayo rutilante y al borde de las fuentes nimbadas de colores dormía en sus regazos cual vivido diamante decirse mil ternezas, contarse mil amores, go el águila, entreabriendo sus emplumadas galas, probar en labios rojos la miel del Himeneo mostraba en una nube la pompa de sus alas.
que incitan y enardecen las fiebres de Lieo.
Bajo su negra barba sonria el Pre potente, Todo esto palidece mirando a las estrellas, la calma más augusta pintábase en su frente, ob lirios impolutos del firmamento! Ellas el brillo de sus ojos manaba tal dulzura diria que me bablan de goces más serenos que cuanto él veia llenaba de bermosura.
que los salvajes goces de ninfas y silenos. los eternos dioses, en grupos esparcidos, Qué sensación es ésta. Qué anbelos y ansiedades al hijo de Salurno miraban complacidos.
inflaman mi alma entera con nuevas claridades?
Entonces, dulcemente, con gesto zalamero, Tántalo. Escucha, Ganimedes. Yo soy aquel que un dia cual tórtola amorosa que busca al compañero, el vetro de Sipilo llevó con gallardia, la Reina del Olimpo presenta en rica copa bijo de Zeus y Pluto, soy inmortal. No obstante, el néctar que ha tocado su perfumada boca com parlo con los hombres la vida trashumante.
a Zeus, quien lo apura sonriente de alegria Nacido en un palacio para reinar, no peino y ordena que a los dioses se vierta la embrosia.
las canas que producen el gobernar tin reino; Hebé, la muy bermosa, sus cráteras alista que Jupiter, mi padre, torciendo mi camino, y en copa de topacio y en copa de amatista, del rey bace un esclavo, del dios un peregrino; sirviendo iba a los Dioses; mas ¡ay! que de repente, quitándome tesoros me cumple su promesa: su planta sigilosa deslizase imprudente hoy como los mondrugos de su dorada mesa.
y al pie del Soberano cayó dando alaridos, Asisto a los concejos de dioses y de diosas. en actitud indigna. Los dinses conmovidos Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica