Violence

REPERTORIO AMERICANO 127 ser sus amos.
sus úlque tengáis para con ellos; os obedecen superiores eran demasiado cuerdos, y se en el fondo del mar, y allí abrazarine sólo en cuanto y por cuanto os mostráis les hizo a un lado.
en infinito abrazo de alegria Hombres cogidos en las redes de las a ini única deidad: Soberanía. No 03 dejéis descarriar. añade poco circunstancias y obligados sin consul mi Voluntad, amada por quien muero después (iii. 40. por los tres más mor tarse su voluntad; empresas ingeniosas, de intenso amor: El solo bien que quiero; tales enemigos del Imperio: La Compa venganzas enormes, ambición desenfre que Dadie he de ceder!
sión, los Sentimientos elocuentes y la nada, desconfianza, energía sin tregua, natural Generosidad de los Fuertes. el abuso de la religión, la sencillez echada Hay destellos de odio cruel, como las ¡Qué cambio! Cambio que el común. a risotadas fuera del mundo: El cuadro. primeras palabras del viejo Tyndareo de las gentes de áuimo bajo no hay duda es terrible, y corresponde exactamente Orestes sentenciado y agónico, cuya presencia Menelao anuncia con estas palabras: que aceptaban como inevitable, y aún al que nos pinta Eurípides en como cosa corriente; cambio sobre el que «timas tragedias. Todos estos dramas, como los hombres que sólo eran vivos y prác con agudeza crítica, ha dicho el Dr. Quién espectral como la timba llega. ticos, insistian; cambio, en fin, que deleiVerrall, tienen un aire extraordinario TYNDAREO taba a los más brutalmente «patriotas. de referirse a la actualidad que no a ¡Estos, ni habían amado ni comprendido. cosas del pasado; de tratar de cosas pal. Ay, Dios. La sierpe vil, la que se anega los viejos ideales!
pables, que no inventadas o soñadag. Tal en sangre de su madre, está silbando Hay grandes cambios políticos que es el espíritu que las informa. Hay obras en el portal, y el brillo destilando pueden efectuarse sin que afecten en.
en las que alienta la desesperación, como de maldición que lleva en sus facciones: El solo verle da retortijones.
gran cosa la vida privada de los homLas troyanas; que son cínicas, como el Ión: bres. Pero este cambio en Grecia fué deliberadamente odiosas como la Electra; Mancharás, Menelao, tu alına pura como maldición. agostadora que influyó llenas de locura y de fiereza, como el por conversar con la soez criatura?
maléficamente en la conducta cotidiana Orestes; casi todas son violentas; casi toSobre todo, hay lo que no me aveny en las raíces mismas del carácter indas misantrópicas. En medio a su fuerza turaré a citar, el famosa «pathos, euridividual. Tucídides, en lo que escribió y su belleza, ulula a ratos el grito de pidiano, la visión de la crueldad que después de terminada la guerra, tiene nervios tilintes a punto de reventar, la anida en el fondo de todo sufrimiento; nota desconcertada de una furia contra dos capítulos célebres y terribles (iii.
la debilidad y la sensibilidad de los se82 83. sobre ese aspecto del problema. algo que el poeta detesta personalmente. res que se destrozan unos a otros; la No hay palabra suya que no venga al y que no siempre encaja en la trama compasión a que mueve la malignidad CASO de lo que presentamos, pero podedel drama. Sus propios esplendores, los de las cosas, y que casi las hace am bles.
mos contentarnos con espigar aquí. y versos que el lector recuerda más vivaEste es un rasgo del mundo de Eurípi.
allá ana que otra frase.
mente, con frecuencia expresan algún vicio. Hay análisis y autorevelaciones, pinta. El historiador, austero y reserdes que no hallamos en el que Tucídides «En tiempo de paz. dice, wy de proscomo el famoso exabrupto de Eteocles, peridad, los Estados y los individuos vado, rara vez nos habla de los sufriel príncipe usurpador en Las fenicias: están libres para actuar conforme a momientos de los hombres; el poeta trágico tivos elevados. No se hallan atrapados Estos conceptos que celebras tánto, no nos los aparta nunca de los ojos.
en redes de circunstancias que los obli lo Igual, lo Justo, la Bondad, lo Santo, Creo que generalmente se reconoce gan sin consultar su voluntad. Pero la no los hallé jamás entre los hombres: este devenir más y más amargo y exaGuerra, al robarnos el sosiego de la vida ¡Cosas no son con vida, sino nombres! cerbado del estilo de Eurípides, que hadiaria, es maestra que educa por método Madre, te he de mostrar las fuentes vivas llamos al comparar sus primeras con sus de violencia; y hace que el carácter de que de adentro me brotan: Las altivas últimas tragedias. Escogeró como ejem. los hombres se ajuste a las condiciones ansias que siento de romper las barras plo de ello una escena de la Hécuba, existentes. que me vedan el Cielo y las amarras tragedia de un año temprano en su caLos últimos actores de la guerra «toque me atan a la Tierra y me aprisionan: rrera dramática, pero, en espíritu y en maron la determinación de sobrepasar a ¡Quiero libre volar adonde entonan tono, la con que se inicia la serie de quienes los habian precedido, en la inlas estrellas su canto, o sepultarme sus amargas tragedias posteriores.
geniosidad de sus empresas y en la sir Gilbert enormidad de sus venganzas. Cambió. Murray nos dicé, el significado o valor de las (Seguird en la próxima entrega. palabras en relación con las cosas. La cordura, la prudencia, la moderación, la generosidad, eran virtudes despreciadas. Que no se nos mezcle y se nos confunda.
se apreciaba la osadía, la sagacidad des(Viene de pagina 1:4)
carada. La verdadera cualidad del hombre era la energía sin tregua. depositado su confianza, primero en el depende, guardadas las proporciones, la «Ni a uno ni a otro bando le impor General Dawes y, más tarde, en Mr. de Inglaterra y Francia; la de Alemania taba la religión, pero ambos la emplea Young. Los puntos de vista de estos o Italia. Cede el orgulloso Imperio Briban con entusiasmo como pretexto para representantes del mayor de los intere tánico a las sugestiones de Washington, diversos propósitos odiosos. sados, fueron discutidos por los expertos y el jefe de su gobierno acude al Capi«La causa de todos estos males era la de cada uno de los países europeos, sin tolio a rendir pleitesía a su Senado.
codicia del Imperio, que tenía su origen que ninguno de los asociados sintiera «Reconocen al León las demás fierasen la avaricia y la ambición, y en el resquemores de orgullo, ni menos dudara dice Gracián en presagio de naturaleza espiri partidarista que engen ran las de la buena fé de los expertos yanquis. y sin haberle examinado el valor le precircunstancias cuando los hombres se Las relaciones de orden comercial y vienen zalemas. Se abren los vientres meten de lleno a hacerse competencia. económico se intensifican cada día que los marinos japoneses porque en la con«Así fué cómo la Revolución dió a luz pasa entre Colombia y los Estados Uni ferencia de Londres se atenuaron los toda especie de maldad en la Hélada. dos. La primera adeuda a prestamistas rayos del sol naciente, Se imponen los La sencillez, que es tan gran parte de neoyorquinos 300 millonos de pesos; los magnates de Cinelandia a la industria toda naturaleza noble, era cosa puesta Estados Unidos son los principales con francesa y la policía aduanera se entroen ridículo y arrojada a risotadas fuera sumidores del café colombiano, única meteen negocios de la casa ajena. El del mundo. En todas partes prevalecía grande industria de exportación con que empingorotado Señor de las camisas neuna actitud de antagonismo desconfiado. cuenta el país; los ciudadanos de la Unión gras se destoca en presencia del Tío Sam, No había poder que lo suavizara, no ha tienen empleados fuertes capitales en la y los alemanes ofrecen a sus súbditos la bía congruencia de razón que se impu explotación de nuestros petróleos; en más gentil de las acogidas.
siera, ni valian los lazos de una religión. pocas palabras: nuestra economía de Si el capital saxo americano dicta sus común. Los de carácter más bajo pende en parte principalísima de los leyes a la industria del culto Occidente, lograban los mejores éxitos. Los hombres mercados de la Imperial República, como ¿cómo podrán escapar a la interdepen Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica