REPERTORIO AMERICANO 153 Un Tagore de Nueva York. De La Nacion. Buenos Aires. Tagore ha llegado mal de sacorta y aireada, apenas un vapor lud. Tagore se encuentra enferde labio abajo; una piel del moremo de gravedad en Boston. Tagore no mejor, no marroquí ni mongóviene de convaleciente a Nueva lica, ni indígena, es decir, no neYork, para hacer una exposición gra, ni amarillenta, ni verdosa, de cuadros.
sino del canela árabe español.
Yo había leído esto en la prenLo que ningún retrato me había sa norteamericana y no pensaba dado, lo que vengo a saber miránacercarme a él, a pesar del cariño dole, es la ironía constante del de los cariños que le tengo: rostro y que le nada como una pacariño de su literatura y de su pejita de oro en la dulzura de la midagogía de cera y miel, de sus rada, estorbándosela como una muchos poemas y de su única espajuela, que le arrisca en lo bajo cu la mejilla, le baña la boca y se Pero yo pasaré el día de Acción le pierde en la barba. Con ella.
de Gracias (27 de noviembre) enrecibe, con ella sustenta y despide tre la familia Migel, y precisaal visitante, y lo desorienta en el mente Parmenia Migel está enprimer momento. Por qué no hacargada de su exposición. Acababía de tener al cabo su ironía, a do el almuerzo sencillo y ritual, pesar de sus sermones pedagógiella me convida a acompañarle cos, o a consecuencia de ellos misen su visita cotidiana al maestro.
mos? Muchas cosas grotescas y Yo me acuerdo de aquella cara desparramadas ha visto él en su rendida, y rehuso; yo le veo aquel mundo hindú británico del Asia, cuerpo que da un periódico, que muchas otras del occidente que camina derrengadito, y digo otra camina de malas ganas. Como el excusa; a la tercera tentación, yo hindú se proyecta a sí mismo meacepto villanamente como cualjor que el blanco, él debe estar quier otra. Con la hipocresía mirándose en este momento sentade algunos compasivos. explico do en una sala de Nueva York, a mi amiga que no preguntaré naenfrente de aquel retrato de una da y que me conformaré con midama antigua con sombrero de corarlo.
på y de otro retrato de niño lechoTagore está alojado en. un aparsamente rubio, que le han puesto tamento elegante que le ha cedido como sucesor de los prietitos de una amiga norteamericana, y reSankenitan: Otros orientales adecibe en la biblioteca espaciosa y más de él han criado ironías, como clara, de muros cargados de libros, Omar Kayyam, como el Kahlil muebles profundos y mesas llenas Gibran que me conversó ayer, code chucherías mundiales. La dueña mo el Salomón, abuelo de ambos.
de casa viaja mucho y acarrea priLástima grande que esta sonrimores que vuelca en este cuarto.
sa que le forma una doble cara Un escultor hace ni mal ni aérea no vaya a quedar fijada en bien, un busto del poeta. El moEl Tagore ninguna parte, por culpa de fotodelo está sentado a disgusto suyo grafos y pintores. Ellos no piensobre la consabida tarima, como san sino en sacarle a los cartones un pájaro mecánico al que se hace volver francesas dan las dos cosas, un jugo de la actitudes y dejos evangélicos, y se las ajusel cuello a cada momento, cambiar de lado uva que estando dulce, ya embriaga un po. tan, para acomodar su rostro todo lo poy probar las luces.
co; la traducción inglesa dicen que es el sible a la aureola mesiánica, que le han Después que se ha cansado de posturas, poeta entero. Lo traducen como le retratan, fundido Sankenitán y el Premio Nobel por baja la tarima, y yo. veo venir la personita con el designio de hacerlo Buda más Cris iguales partes.
menuda, casi femenina, más viejecita que to, porque las gentes quieren que él sea eso Él sigue hablando a mi amiga casi en un viejo, con el paso de lana de sus zapatillas, y no lo demás. Lástima de falsificaciocuchicheo, doblándose hacia ella, sobre el que llega a sentarse en el sofá donde nos nes!
mal negocio de su exposición, y entre nootros estamos. Más pequeño parece por la Como quien le ensaya máscaras, yo le ticia y noticia, ella va pasando los libros bata que da anchura a la espalda mínima, pongo y le quito las fotografías y los dique le han dado y que él firma con una lemás por el ovillamiento de su cuerpo en el bujos que conozco, desde los de sus mocegítima paciencia budista y con una indifediván, más por lo dobladito que se pone dades de principe corporal y político, hasta rencia dulce, igual a la de su cara. La mano para oir a Miss Migel que le habla del mal su última vejez que estoy viendo. Todos le chiquita hace el garabato largo y embrullanegocio de su exposición.
vienen. y no le vienen. Las canas son más do de la firma, y se queda después picando No se ve tan acabado como está un euro luminosas que en otra cabeza, unas bellas en su bata, hasta coger el otro libro. No peo a los setenta años. La varonía se le ol canas lustrosas, que parecen aceitadas, o tiene prisa y si acabara más pronto, caerían vida al verle caminar y al sentarse, pero mejor, azogadas. Las arrugas se borran en otros libros y retratos que firmar; mejor no cuando se le mira a los ojos, ellos si fuer. la piel obscura que es la que mejor las di es que no se afane.
tes de su ardentía.
simula; el cráneo es más delicado de lo que Me acuerdo yo recibiéndole esta mirada se lo apuntan, más ligero en los pómulos; Cuando quito los ojos de él, recorro a su viril, de sus traducciones. Las españolas la nariz es la más bella que haya respirado, gente. Lo mejor del corro es el director de la señora Jiménez dan en demasía la en un aguileño tierno de águila de un mes; del Museo Hindú de Boston, que ha venido dulzura tagoreana, y anegan en cierta me la barba, que el escultor la explota abusi a dejarle un admirable mestizo de indostálaza la fuerza ardiente; las traducciones vamente, es lo menos mosaico del mundo, nico e inglesa que lo mira con pena. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica