120 REPERTORIO AMERICANO. Motivos venezolanos Venezuela portentosa y marti. De La Antorcha. Paris.
Colombia, en las librerías, en los rizada! Habéis reflexionado en puestos de revistas, en los carros la cantidad de genio que brotó de del ferrocarril, en el mismo tranese país cuando la emancipación vía, los papeleros ofrecían y el púhispano. americana. Miranda, blico compraba la Doña Bárbara Bolívar, Santander, Sucre, homde Gallegos. El libro circulaba bres capaces cada uno de servir como un aconteciiniento nacional.
de tronco a una estirpe, suficientes No lo leí en seguida, lo leí des. para honrar una época! no sólo pués, a bordo de un barco; lo hallé los guerreros y los estadistas, tamestupendo; fresco y despejado cobién dió los pensadores: Andrés mo los elementos, y también igual Bello, patriarca de la inteligencia, que los elementos, profundo, misorganizador de pueblos, el primeterioso, total. Sin duda la mejor ro que advirtió el porvenir humano novela de América, sin exceptúar del trópico. Antes de que estos las buenas novelas que se han helacayos contemporáneos del norcho en inglés, en el Norte.
dismo, usaran la palabra trópico también en Colombia, había para denigrar, para suponer fatapor aquellos días otra moda, una lidades, a las que no escapan: moda gentil, la moda de Teresa de por cierto las razas del altiplala Parra. Yo conocía la fama de no, las razas de la zona temTeresa, desde París, pero no la plada ni las razas de los vientos había leído. Con los años va enpolares! Díganlo si nó los cuartrando pereza de leer novelas; telazos recientes de Argentina y aburren más que los libros de Made Chile y las actividades triun. gia, que también dejé hace tiempo.
fales de los bandoleros de ChicaY luego, cuando se ha leído a Balgo. Belló vió el porvenir y procuró Tolstoi, Dostoyeweski son más que organizarlo. Rodríguez vió mucho zac. para qué leer más novelas?
y forjó a su héroe. Miranda desnovelistas: son profetas. Un día mayo; pero todo había cabido ya, en sin embargo me impuse la tarea de.
su gran visión. Qué otro pueblo Proust. Quedé como el que camina presenta un haz tan compacto, de horas enteras dentro de una habigrandes caracteres épicos?
Teresa de la Parra.
tación mal aereada, entra un ansia Después vino la expiación. En de luz y de cielo y el deseo de Venezuela no se impusieron ni los echarse a la calle, con asco de liSucre ni los Bello, ni siquiera un militaris patria en Venezuela. cuando todos estamos bros. Otra vez una amiga me impuso varias mo a lo Bolívar, con excusas de visión temiendo que se proclame otro Panamá en cosas sucias de Gide. de nuevo la náusea genial. Colombia más afortunada que Ve Maracaibo, al amparo de los barcos tanques y el deseo de ver horizontes y de limpiarse nezuela, se quedó con Santander el civilista.
del aceite; cuando toda la riqueza del país carroña, me lanzaron muy de lejos de estas Chile tuvo el tino de raptarse a Bello y en está en manos de extranjeros o en el tesoro culturas de boudoir. Curado para siempre Venezuela se quedó Páez, el llanero zafio, privado de un solo hombre; es curioso que de estas pesadillas de enfermos y así libre el antecesor de éstos que después han exun país así, aparentemente liquidado, ini y con vagas nostalgias de la Biblia, del pulsado los ciudadanos para sustituirlos con cie de pronto un período de producción lite: Ramayama, me lancé por los Andes, sin los ganados de engorda, orgullo de la exportación. Un militarismo de tercera por raria que supera por su esplendor a todo lo libros, llenándome el alma de estrellas y que se produce, en ese mismo género en el paisajes y de rumor de ríos.
que nunca se ensaya con el extranjero; una resto del Continente.
Una tarde en Cali, una joven dama, hija suficiencią napoleónica, que fácilmente se Desde hace unos cuantos años Venezuela de un patriota venezolano que fue mi amigo pone en ridículo en país culto, pero se torna ha empezado a asombrarnos con libros que cordial, tomó de su mesa, llena de lindos peligrosa en el ambiente de la barbarie. Los la colocan a la cabeza del Continente en objetos, el volumen de Ifigenia el nonserranos, vestidos de uniforme, para devorar la cultura que en las ciudades había aquel género que es, según muchos, la epo. bre me hacía temer una imitación griega enraizado España. No es esto y nada más, peya moderna, el tipo de expresión propio y me dijo: Por supuesto, ya la leyó. de la época. Los novelistas venezolanos se Entonces vacilé, temi mostrarme ante ella, todo el primer siglo? como consecuencia nos han ido presentando de sorpresa y con mal venezolano, mal letrado, pero no llegué fatal, en los lugares en que fue más aguda la plaga, se ha estacionado esto que han da fulgores que recuerdan la falange magní a mentir. Préstèmelo, repuse. Llédo en llamar: el cesarismo democrático. Los fica de la época de la independencia. velo. cómo no?
niños de escuela saben que los Césares se tal punto que no hay ninguna exageración esa noche no sé si a las dos, a las tres coronaban después de agregar una provin en decir, que es a estas obras de la reciente o a las cuatro de la mañana, después de que cia al imperio, ungidos por la victoria en literatura venezolana a donde tendrenius los ojos ardidos habían cumplido su misión, guerra extranjera. Les hubiera parecido que referir al curioso de las otras partes me senti vagamente irritado contra la bueindigno hacerlo antes. Los Césares de Va del mundo, cuando nos pregunte. Qué na y en este caso inocente amiga Teresa, llenilla se ponen las charreteras, después es lo que se escribe en América, qué es lo porque le reprochaba mentalmente. Mide la hecatombe azteca, a lo Obregón, o que debe leerse para entender el alma del re como me ha puesto los párpados. después de la venta de los petróleos a las vasto agregado hispanoamericano? es que su libro me resultó de los que no se compañías norteamericanas: tal el héroe La respuesta la obtiene enseguida el que pueden soltar sin concluir. Naturalmente de Vallenilla.
viaje por la América de estos últimos me la incomodidad producida por mi excesiva lectura fue cediendo para dar paso a la graPero es curioso que cuando algunos creían ses. Fue en Colombia donde a mí me salió que ya no quedaba ni esperanza de hacer al paso. Por todos los sitios habitados de titud, ese aroma que nos sale espontáneo del Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica