Working Class

170 REPERTORIO AMERICANO de sus mujeres, de las chicas. De cómo INDICE Por la noche nos reconciliamos. Pero se hacían los negocios, de lo difícil que me dolió mucho cuando me dijo que no es para el proletariado el sacar algo a. me enfadara con él, que ¿qué se podía esos atiburones. Todo esto la ponia trispodía pedir a un borracho? Yo le rogué to, tan triste coino nunca lo había es: tado durante la revolución.
Nueva remesa: seriamente que dejara la bebida. No. me ofende que hayas traído a Pero entonces la comunicaron que la «reducción del personal, la incluía a Eca de Queiroz: la capital. Novela 25 casa a una prostituta; pero me ofende olla también. Se asustó.
Boris Pilniak: El Volga desemboca en haberte visto en un estado tan bestial.
el Jar Caspio. 00 Se lo comunicó a su marido; pero él Dle prometió tener cuidado y, eludir Luis Jiménez de Asúa. Al servicio de aquella compañía.
se quedó tan tranquilo. Dijo que le pa la nueva generación 50 Pero aunque nos habíamos reconcirecía bien; así estaría más tiempo en la Juan José Morato: Pablo Iglesias. Éđi.
liado, la espina quedó dentro. Entonces casa y le cuidaría.
cador de muchedumbres 50 volvió a surgir la cuestión de mi des. Hay que ver cómo está muestra Botin Polanco: Virazón. Novela 50 pido. Mi hijita todavía estaba enferma. casa. No se puede recibir a nadie.
Marcelo Proust: El mundo de Guery yo dejaba de ir a trabajar. Volví a Ella. se asombró de estas palabras; mantes: 25 quiso, contradecirle.
Ramón Sender: Orden público. rogar; otra vez trató de convencerlos, y 50 Eso es cosa tuya. Yo no te lo imJosé Ma, de Otaola. Sero y matrimonio de nuevo conseguí que aplazaran la ce3. 00 santía. Yo misma no sé lo que esperaba, pido. Si quieres, sigue trabajando. P. Juan de Mariana: Tratado de las cosas intimes de la Compañía de Jesús 50 pero lo iba aplazando. Temía más que se inarchó.
Rousseau: Contrato social 75 nunca la dependencia de mi marido.
La dolió muchísimo que su marido Nicolás Maquiavelo: El principe 50 Nuestra vida se hacía cada vez nás di110 la comprendiera y se sintiera ofen Guillermo Díaz Plaja; Rubén Darío 00 fícil; éramos como extraños. Vivíamos dido. Pero resolvió no abandonar su tra Miguel de Unamuno: La agonía del en la misma casa, pero no sabíamos nabajo. Fué a ver a los camaradas; trató cristianismo 50 da el uno del otro. El apenas iba a ver de demostrar su derecho al trabajo, disWaldermar Coutts: Tirania sexual a su hija. Por entonces bebía menos, cutió con ellos, y por fin la dieron la y sero tiranitaito 50 razón: aplazaron el despido. Pero las.
venía a casa sobrio; pero nunca me miHenri Barbusse: Rusia. 50 raba; tampoco dormiamos juntos. Yo me desgracias rara vez vienen solas. Ape. Jean Piaget: El lenguaje y el pensuquedaba con mi hijita y él dormía en 00 nas se había tranquilizado por lo del a. Forel: la cuestión serrai expiesta el comedor. Alguna vez se venía contrabajo se le puso enferma la niña.
a los adultos ilustrados. 50 migo. Pero eso no era una alegría para. Estoy sentada por la noche junto a Nemilow: La tragedia biolómí. Después se hacía más difícil. Como la nena, me siento muy sola, me tortura gica de la mujer 50 si un nuevo dolor se hubiera unido al la inquietud. Llaman a la puerta. Voy Ludwig. Roen: Postguerra 00 viejo. Me besaba. pero no le preocupaba a abrir a mi marido, contenta de que Conde de las Cases. Napoleón explicado lo que me ocurría. Así vivíamos, cada ya esté aqui. Pienso que podré contarle por sí mismo. vols. Pasta 00 uno por si, Él tenir sus preocupaciones, todo. Ojalá venga sobrio. Abro la puerta. de Musset: Cuentos. Confesión de sus disgustos. yo los míos. Hasta que y no acierto a comprender. Quién vieun hijo del siglo. Vol. Pasta 50 ne con él? Una mujer joven, con mucho Ortiz Montellano: Antologias de me hirió el gran dolor de la muerte de mi niña. Poco antes me habían despecuentos mexicanos, Vol. Pasta 50 colorete y ebria. Déjanos entrar, mujer. Hermann Hesses El lobo este pario.
dido definitivamente. 00 dice él. He traído a una amiguita. DéLafcadio Hearn: Kokoro.
Pensé. Ahora mi marido y yo tene3. 50 janos. Está borracho.
Gonzalo de Reparaz: Alfonso xui mos un dolor común; quizá piense en Apenas me sostenían los pies. Me tem y sus complices (Memoria de una mi. No. El dolor tampoco sirvió para blaban las rodillas. Los dejó en el co. de las víctimas. 00 nada. Ni siquiera fué al entierro de la medor, donde mi inarido solia dormir, y Arthur Kilhnert: El frente de guer criatura. Tenía que asistir a una reucorrí al lado de mi hija. Ne, encerré. femenino 50 nión importante. Asi, me quedé sola en No sabía a dónde tenía la cabeza. Ni Aristótelex: Obras completas. Metaficasa. Sin trabajo. sin jornal.
siquiera estaba: furiosa con él. Qué se sica. Vols. 50 Don Ramón del Valle Inclán: Farsa Trabajo sí podía encontrar fácilmente.
puede pedir de un borracho? Y, sin emEn el barrio había mucho que hacer.
licencia de la Reina Castiza. 00 bargo, dolía tanto. Además, se oía toPero en cuanto a jornal, no era posible. Hernández Catá: José Francés, etc. do lo que pasaba en el cuarto contiguo.
Era. vergonzoso pedirlo, puesto que haLa Diosa Nº Novela 50 Me hubiera tapado las orejas, pero ne. Dr. José de Eleizequi: Las rebeldia bía tántos desocupados. Además, todo el cesitaba estar atenta a la nina. Por forde la infancia escolar. 50 mundo sabía que mi marido era admituna, pronto se callaron. Los dos esta Obras de Ricardo Guiraldes; Xaimanistrador. Cómo iba a pedir sueldo? Es ban borrachos. Hacía la mañana, mi 50, muy difícil conseguir un puesto. Lo he marido le abrió la puerta y se volvió a Benito Lynch: Los caranchos de la Flobuscado, me he enterado. se me hacía echiar a dormir. Pero yo me quedė sen 50 imposible tener que depender de mi matada hasta muy entrada la mañana.
Solicitelas al Adr. del Rep. Am.
rido, puesto que nos habíamos distanAquella tarde llegó temprano a casa.
ciado tanto; pero no había otro remedio.
No nos habíamos visto en todo el dia.
Yo veía que los sentimientos de mi ma. Lo recibí friamente, sin mirarle. El em dar aquí ataques histéricos. Adónde rido no eran los de antes, y yo misma pezó a revolver sus papeles. Ambos ca vas. Qué quieres de mi. Busca otro sentía hacia él más amargura que amor, llábamos. Yo notaba que me estaba ob hombre como yo. Yo te mantengo, te y sin enbargo, seguía creyendo que paservando, y pensaba. Déjale. lo me visto, no te niego ningún capricho. no saría. Todas las mañanas me despertaba jor confiesa su culpa y pide perdón. tienes derecho a juzgarme. Cuando se creyéndolo. Del trabajo en el barrio coProcura que volvamos a vivir como an quiere hacer negocios hay que vivir, rría a casa pensando. Estará ya en tes. Pero yo no lo consentiré. Me mar así.
casa y solo. si estaba 110 me miraba charé. Al pensar esto sentía un dolor Şiguió hablando sin cesar. No me de. siquiera; estaba ocupado o hablando con muy grande. Le he amado, le amala jaba interrumpirle. Tan pronto gritaba sus compañeros, o con los de la Nep. Y, entonces. y. por qué ocultarlo. le se como si quisiera desahogar toda su fu yo seguía esperando, esperando. Hasta guía amando ahora, sólo que ahora me ria contra mí, contra él mismo, tan pronto que sucedió lo que me hizo marcharme.
parece que ha muerto. Pero entonces. trataba de justificarse como si estuviera Para siempre, para no volver nunca.
Entonces mis sentimientos, estaban to peleándose con alguien. Yo veía cómo Llegué a casa hacia la media noche; davía vivos. Mi marido me vió coger se torturaba. Tenía la cara descom venía de una asamblea, Puse el samovar el abrigo para ir a la reunión del ba puesta. sentí tal pena por él que de para tomar un poco de té. Mi marido rrio. Me cogió del brazo, haciéndome nuevo me olvidé de todo. Traté de cal no había llegado aún. Tampoco lo esun cardenal, me arrancó el gabản de la marlo y de probarle que la cosa no era peraba. Entonces oí que se abría la puerta mano y lo tiró al suelo.
tan grave, que él no tenía la culpa, si del comedor. De modo que ya estaba. Qué te has creído, que te van a no los de la Nep. allí mi marido. Tenía su llave propia ca.
rida. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica