272 REPERTORIO AMERICANO que Ja exactitud de la documentación o el pro y medio, el pueblo del poeta, en su lla una lógica anormal en la que el espíritu pósito moralizador. Pero el poeta que es nura feliz, al centro de la rosca de San vaga, como Cuero de Oro, a través de un Miguel Angel Asturias, transformando Blas de sus montañas. Cuán bellas, tam bosque de árboles humanos, o danza, como cuanto toca con su varita encantada, ha bién, las evocaciones de Palenke y de Co él, al compás de las vocales de un grito, hecho de esas Leyendas de Guatemala uni pán, de Quiriguá y de Tikal! Renuevan en la mágica encrucijada negra, verde, roja, estuche de poesía, una mágica arquilla de esas páginas el gusto que nos diera antaño blanca, de los caminos cardinales de Xievocaciones. Son sus páginas un acto de aquellas prosas del Valle Inclán de los palbá.
amor al suelo patrio, un himno de sonriente comienzos, embriagoras de música y de ¡Y que profusión de imágenes, a cual entusiasmo por las cosas familiares, una reverie.
más nueva y precisa. Dios dentista, arranmelodía en que se unen al recuerdo de los Milagros son, esas evocaciones presti cando de cuajo los árboles como muelas; cuentos infantiles, las visiones vibrantes giosas, de un estilo al que nada se le escapa las mejillas de la novicia, alfileteros de láde los paisajes y de las cosas de su Gua. de lo real, pero que a la vez busca y des grimas; su trenza, chorro de vivo carbón; temala. cubre bajo su corteza la pulpa jugosa de y ese hallazgo que dice tanto y tan sutilLa pintura que el poeta hace de su pue poesia y la creadora semilla. Estilo muy mente en cinco palabras: femenina como blo natal, recuerda en ternura la de los moderno sin dureza y cursivo sin blandura, un dedo meñique. Muchas otras citaría, pueblos que ennoblece Azorín en sus pri aquí y allá salpicado de modismos sabrosi y aún páginas enteras, pues de mí sé decir meros libros. Pintura que da a la ciudad simos, que le dan un matiz de bonhomía y he vuelto atrás en el hilo de la lectura entera un aire de día de fiesta. cual si en sencillez. Pero también sabe alzarse al no pocas veces, para regustar un acierto su ambiente se difundiera siempre el bien tono mayor, al de los himnos del Popol o deleitarme otra vez en una melodía.
estar un poco lento y adormilado de los Vuh, de tan soberbia exaltación y tan lin Todo habría que citarlo en este libro dedomingos. cuán delicadamente evoca pia humildad, transcritos en la versión que licioso: la leyenda del Cadejo y la del Somdoras las estampas de las tres capitales su Miguel Angel Asturias y yo, en nuestra brerón, como la de la Tatuana y su barquicesivas! La del valle de Almolonga, arra traducción del Libro del Consejo, redacta to. hasta el vocabulario final es jugoso sada por la tragedia de que fuera prólogo mos, no con la preocupación erudita que y lleno de enseñanza, cuando no de sabor, el enlutamiento de la casa de la ciudad normó otras páginas, sino con preocupación en tanto que sus dibujos ponen en la vastedoliente de Alvarado. La del valle de de artistas. Esos admirables himnos dan dad de las páginas el misterio de los códices lanchoy, que el áspero Cabrakán legó en tono y color a una de las más bellas leyen mayas o la dureza de los aztecas, mezclánruinas poderosas para asombro de viajeros das del libro: la que cuenta la consagración dolos a la poesía en voluptuoso coctel.
y encanto de artistas, en la que se siente de un Galel o Eminente, en el sibilino estilo Tal veo este libro, que sitúa en el paisaje una gran necesidad de pecar y se evoca de los viejos ritos, con metáforas que crean de América. una Guatemala de ensueño la figura prócer del Capitán General del cual las ciudades encantadas de los cuentos Reino, Conde de la Gomera, gemela de la González de Mendoza orientales, y que conquista para su autor del Virrey, Marqués de Mancera, en mi un puesto en la cohorte en donde se recluParis, 1930.
Nueva España. La tercera, en fin, Gua Si le interesan las Leyendas de Guatarán para las letras iberoamericanas, los temala de la Asunción, vieja ya de siglo Precio (Un dolar para el exterior. próximos maestros.
temala, pidalos al Adr, del Rep. Am.
De Los Trofeos de José Maria de Heredia Envio del traductor Sobre él plegarse, y luego caer desfallecido El cuerpo que a su seno juntaba abrazo ardiente Entre el bruno cabello, su rostro fatigado Volvió a él, de invencibles perfumes embriagado, le tendió los labios y los ojos serenos; reclinado en ella, Antonio, a quien subyuga El amor, en sus ojos de puntos de oro llenos, Vio todo un mar inmenso con galeras en fuga. El Cidno Bajo un azul de triunfo que un sol ardiente dora, Blanquea el río oscuro la trirreme de plata, aromas de incensario por la orilla desata, Rumor de seda y música de flauta arrulladora.
En la proa radiante que el gavilán decora, Cleopatra, inclinándose, las pupilas dilata, ante el sol, y entre el brillo del dosel escarlata, Es gran pájaro de oro que su presa arvzora.
Tarso, allá, do el guerrero la aguarda desarmado; y abre la bruna Reina, en el aire encantado, Los brazos, do la púrpura pone róseos fulgores; a su lado no ha visto, presagios de su suerte, Que en el agua sombría van deshojando flores Los gemelos divinos, el Amor y la Muerte.
II Antonio y Cleopatra Ambos, en la terraza, miraban bajo urente sofocante cielo, el Egipto dormido, atravesando el Delta, el Nilo en dos partido Que a Sais y a Bubaste desliza su corriente. el Romano sentía, bajo el pelo luciente, Ya cautivo soldado, en un sueño abstraido, III El viejo orfebre illejor que experto orfebre, Ruis o Juan Arfe sea, Becerril o Ximénes, con arte delicado Rubies, esmeraldas y perlas he en gastado, mi ingenio las asas de las copas arquea.
Haciendo ante los cielos de culpa el alma rea, Sobre plata y esmalte cincelé en el pecado En ves de un Santo mártir, o a Cristo en crus clavado, Ebrio a Baco y sin velos a Venus Citerea.
Damasquiné el acero de estoques y puñales, ocupado mi orgullo en obras infernales Aventuré mi parte del celestial tesoro; al ver que ya se acerca mi dia postrimero, Cual Fray Juan de Segovia, famoso orfebre, quiero Expirar, cincelando una Custodia en oro. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica