84 REPERTORIO AMERICANO lector de la parte del diario en que se refiesea un hombre, y, por lo tanto, es un acto re esta aventura se siente a cada paso tocado DR. HERDOCIA rigurosamente específico.
de indignación comparando el gesto noble, de plena entrega desinteresada, de esta muLa confesión. Por esta misma razón Enfermedades de los ojos, jer con la actitud egoísta y reservada de la confesión es un acto de mucha más trasoídos, nariz y garganta su amante. Es preciso leer las cartas de cendencia en la mujer que en el varón. La ella para darse cuenta del grado de pasión confesión es un homenaje a las cualidades Horas de oficina: que sentía. En ocasiones su exaltación llemás excelsas del hombre. La mujer, por ya hasta grados morbosos de fetichismo. 19 a 12 de la mañana estar perfectamente ligada a su sexo, es Tampoco nos sirven las razones que él misy de a de la tarde poco apta para la confesión, como para el mo expone para explicar sú poder de seducpapel de juez. Por eso, los hombres sólo se, ción: Soy algo poeta y algo adivino; así confiesan con una mujer en casos excepContiguo al Teatro Variedades doy la ilusión del talento unida a la del cionales, y siempre cuando ella ha trasdesinterés. Nada de esto. Su seducción puesto los límites de la senectud. Por eso, existe en la razón específica misteriosa, cuidado era imponer la admiración mascu el confesor, sea o no sacerdote, ha de ser suscitada por la fuerte especificidad viril lina. Sabía muy, bien le repercusión inme casto. Amiel lo era, y de aquí su eficacia de Amiel. Los hombres y las mujeres podiata que esta admiración tendría en la sen en este sentido. En diferentes pasajes de seen cualidades y sugestiones independien sibilidad de las mujeres. Todo lo contrario su diario comprendemos que en esta capacites, desde luego, de la voluntad sexual.
qye en Amiel. desgarbado, antideportista, dad confesional puede residir la clave de su También ocurre, por ejemplo, con lo fogoso tosco, sin una sola de las cualidades que huinfluencia sobre la mujer.
de la mujer o con el talento o la intrepidez bieran hecho volver los ojos de los tran. Otro rasgo antidonjuanesco muy. típico del hombre que encuentran un eco de seúntes. Aparentemente vemos a estos dos de nuestro escritor: su preocupación por el sugestión en todo ser humano. Pero otras veces arquetipos de Casanova y de Amiel segui tiempo y el pensar. Para Don Juan, el reestá sugestión depende, en efecto, de cualidos de mujeres apasionadas. Casanova se. loj no existiría si no tuviese interés en acudades estrictamente sexuales específicas, deja caer cada noche en los brazos abiertos dir a tiempo a sus citas. En cuanto a la que pasan inadvertidas para todos, excepto de la mujer inespecífica, sea la que sea. Naturaleza, no cuenta para nada en sú vipara el receptor sexual que las recoge y vaAmiel rebusca a través de sus largos años da, demasiado preocupado en sí mismo para hora. Es el caso tan conocido de la mujeres, de juventud y de madurez, con sus ojos agu mirar el mundo maravillosos que nos rodea.
dos que producen un efecto sensacional en mu detallistas de miope, una mujer, una Don Juan, como Narciso, sólo cae en la chos, hombres, sin que la demás mujeres e sola mujer que no encuentra jamás. Por cuenta del mundo exterior, cuando le sirve incluso muchos hombres se puedan explicar eso no sobrevive el nombre de una sola de de espejo. En las Memorias de Casanova la razón de aquel efecto. Este es el caso de las infinitas amantes de Casanova, y en no surge una sola vez el paisaje, y Don Amiel y de los hombres capaces de despercambio lo que queda de Amiel son éstas, las Juan no se da cuenta de lo mejor de la Natar pasiones femeninas tan profundas como mujeres que le vieron, le comprendieron y turaleza hasta aquellå noche del cementela que comentamos, con asombro del público le respetaron.
rio, en que contempla con arrobo las estrellas del cielo; pero es precisamente la varonil, que no distingue en el afortunado Las mujeres de Don Juan las de noche en que deja de ser Don Juan, para ninguna de las cualidades que sirvan por Amiel. Claro. lo menos de apoyo a la atracción sexual.
que esto supone una dife convertirse en un hombre como los demás.
rencia entre las que seducen a Don Juan Amiel, en cambio, es esclavo de la hora.
Es indudable, pues, que hay factores invisibles que demuestran hasta qué punto el y las que seducen a Amiel. La mujer de En cada una de sus cuartillas anota el miespíritu adivina y recoge estas cualidades Don Juan es siempre una mujer indiferen nuto en que las escribe, y no por capricho, de gran jerarquía sexual ocultas en indiviciada, sin personalidad, sexualmente ano sino porque cada hora tiene para el homduos vulgares, que es el caso de Amiel.
nima; a lo sumo, una monjita gazmoña y bre un eco en el estado de su alma. Si halinfática, como Doña Inés. Las mujeres ce buen tiempo, la hora de las tres de la Este cretino. Hace algunas sema que se enamoraron de Amiel eran mujeres tarde es terrible para mi escribe. Esto no nas recibi la visita de un conocido profesor con su nombre y su apellido, con su do lo diria Don Juan. en cuanto al paisade una Universidad suiza. Estaba preci cumentación biológica bien clara y espíritu je, casi nunca falta en las páginas de su samente rodeado de los documentos y del exquisito, aunque quizá, eso si, de físico diario. Sólo Amiel pudo haber dicho que diario de Amièl, y al exponerle mi propósi mediocre. Por ello, la mujer indiferencia el paisaje es un estado del alma. Así ento de hacer un estudio de él, me dijo. da busca en el hombre sólo aquello que tiendo yo a Amiel. No me interesa el pres No me explico el interés que despierta hombre puede dar a la mujer: el amor fi. tigio de su literatura, ni su erudición, hetodavía este cretino.
sico; sólo éste, aislado de todo elemento cha de textos mediocres; me interesa, en Los hombres no le comprendieron ni le psíquico y afectivo, que se satisface en las cambio, apasionadamente el lirismo silenestimaron por la misma razón que las mu mujeres, como en los niños, con cualquier cioso que ocupa en aquella alma que se suijeres lo amaron. ahora resalta en toda su cosa. Lo único que la mujer normal no pue. cidó de desesperación de sí mismo a lo larnitidez la inexactitud de los que comparan de encontrar, salvo el amor maternal, fuera io de treinta años en las páginas de su a Amiel con Don Juan. El prestigo de Don del hombre, es el descanso de su alma en diario. No creo, entendámoslo bien, que AJuan con las mujeres es, en efecto, en gran el seno del alma masculina. Esta es la ra miel represente en modo alguno un tipo parte un prestigio debido a los hombres. zón, y con esto termino, del enorme influjo superior de la evolución humana, pero si un Suprimid en Don Juan sus lances de juego que el confesor alcanza muchas veces en el tipo desviado de la normalidad hacia la y de espada y entonces tendremos que re alma de las mujeres. La confesión de la perfección. Su genealogía es, sin duda, bajar en un noventa por ciento su buena mujer al sacerdote puede ser una mera de admirable.
fortuna con las mujeres. Don Juan lo sabe posición mecánica, como quien echa cartas Quisiera que estos comentarios sirviesen muy bien, y por eso se preocupa de deslum a un buzón; pero si tiene el sentido profun de enseñanza, y quizá de conciencia, a tanbrar a los hombres durante el día para reco damente humano de la liberación entrañable tos y tantos hombre oscuros que arrastran ger el fryto por la noche con las mujeres. de la conciencia, de una conciencia más la cruz de su timidez sin sospechar que este En Casanova, por ejemplo, cuyas Memorias fuerte, capaz de acogerla, y comprenderla, defecto puede estar elaborado con materiaconstituyen el documento más importante y devolverla luego limpia, entonces, por les de la más alta y más excelsa jerarquía de todos los que conocemos referentes al razones biológicas, se exige que el receptor humana.
donjuanismo, se aprecia muy bien esta tác: tica. Al entrar en cada ciudad su principal Gregorio Marañón. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica