REPERTORIO AMERICANO. ht Como este enjambre de reLa carreta cuerdos tristes me impide dorllano te juntas con nuestro hermano, el cielo, dile que mir, me levanté a enclavarlos. Envío del autor estamos tristes; estas correas sobre este papel para que aquí negras que fabrican los ver! se queden y me dejen en paz.
Mi hermanito mayor, otro dugos con nuestras propias pieles, nos impiden sacudir el «poco, de vagabundos y yo, yugo y contemplar el cielo jugábamos trompo en un troindefinido, como tú y sereno, zo de calle, frente a mi casa como nosotros.
campesina.
Alguien, nos tocó friamente Corría el año de 1918 y por detrás. Vino calladitaera el de julio.
mente escurriéndose por entre La mancha brava estorlos árboles y. izás. nos metió bosa» que jugábamos nos ins.
un susto. Era una brisa suapiraba gran interés; yo, por ve y vagabunda.
mi parte, hacía todo lo posiDespués que pasó nos hable para no errar tiros y evi.
cía burla con su silbido.
tar, así, que «santiguaran» a Cuando pasó esa brisa, nomi «pirinola» con cincuenta.
sotros tres nos quedamos siamecos. nada menos. Era la lenciosos. Yo no sé qué nos única y había que defenderla; hizo presentir que tras esa aún recordaba los sobresaltos brisa fría, venía la muerte que tuve para sustraer la petrágica. La esperábamos reseta, cinco por cinco, de de.
signados y compungidos para bajo del «petate. de sobre el que que fuera clemente y mi«tenamaşte, de la bolsa del sericordiosa.
delantal, para comprarla esUna brisa áspera sopló!
condido y llegar diciendo lue «Papacito, se me cayó el go que me la regalarou o que sombrero» dijo Emiliano.
me la encontré. Jesús hombre, qué muPero de pronto, la voz agria chachito más inútil es Ud. de mi papá grito. Emiliano, apéeso y lo juntar Paró la busque su machetito y vamos carreta.
a traer la leña. Mi hermanito se apeó, tomó Había llegado papá con una su sombrero y al regresar a carreta e iba a sacar la leña la carreta quiso subirse por que, desde ayer, estaba picada el espacio comprendido entre en el monte.
la rueda y el buey. Al hacerlo Claro, a iní ya no me intropezó y vino al suelo, queportó la «mancha brayan y dando con la cabeza puesta quise ir a pasear en carreta, Madera de Amighelli. delante de la rueda; asustado comer anancetes en el mon.
el buey caminó y la rueda; te y volver tarde a casa; coal girar, le subió por la numer con papá, que regresaría sudando Llegamos por fin al picadero; papá ca, le estrujó la cabecita y le bajó por y sucio, la comida calentada que nos cargó la leña y allá, arriba de la ca la frente.
serviria mamá en la mesa grande, como rreta, nos hizo unos como nidos para Yo me caí o me tiré de la carreta, no a los trabajadores. Cómo no! Yo quería que allí viniéramos.
sé si grité.
ir y como no me invitaban a mí, pues, Emiliano, como más «gallotón. se adue Papá, sin darse cuenta, siguió en la sencillamente, apliqué el gran remedio: ñó del que estaba más hacia la rueda carreta que caminaba de nuevo.
me puse a llorar. los gritos salió mi que era, a nuestro entender, el mejor, Mi hermanito quiso hablarme pero le mama, la gran intercesora, y sin pre porque permitía ir viendo rodar las llan faltó la vida y sólo yo lo ví morir.
guntarme algo me «encaramó» en la ca tas, ver las plantitas cuando pasaban Quise subírmelo al hombro pero era rreta. No bien estuve arriba dejé de corriendo debajo de la rueda, en fin. yo demasiado débil todavía.
gritar; senti que me pusieron un pe Como yo lo quería también, dispuse apli En la desesperada inconciencia de dazo de «tortillan en la mano, que me car el gran remedio; pero volví a ver a mis cinco años, no sabía qué hacer.
dieron un beso y. viaje.
papá, le vi la cara amarga, la faja an Estaba solo, no sé cómo.
Durante el camino, charlando banal cha, pensé que mamá estába muy lejos Miré en derredor; una carreta inconsmente con Emiliano, de cuando en cuan. y no hubo más remedio que pujar para ciente que se alejaba tranquila; el camdo mordisqueaba la «tortilla. saboreán adentro.
po, desolado y silencioso, que comenzadole el azúcar del beso de mi madre Cargada la carreta, nosotros. aencu ban a invadir las sombras me mostraba con la sal de mis lágrimas y gozaba, lumpiados y papá montado en el ti inclemente su indiferencia ante mi domi palabra.
món, emprendimos el regreso.
lor; sólo la noche negra, con sus alas Bueno, aquí se acaba la alegría; pasó Caía la tarde.
gigantes, me abrigaba compasiva y en como siempre: ilusiones, sin fin que se Había en el campo mucho silencio. una sombra más intensa todavía de dosustentan y que mueren ante la primera Sólo de vez en cuando las urracas lor, se sumía, angustiada, mi pobre alrealidad.
metían un ruido corto pero se callaban ma de niño.
Se me acabó la «tortilla. comencé a arrepentidas y avergonzadas porque las Por fin pude gritar: Papá!
sentir el sol y como ví que mi papá no «chicharras. con todo y ser más chi Se asomó, vió la sangre, corrió hacia llevaba «calabazo» con agua, me dió sed. quitas, les imponían silencio con un el punto y no es para describirse el doEntonces fue cuando me dijo Emiliano: prolongado: shsh.
lor que su expresión manifestó. Ves, haragán, para eso querías venir, Hora del crepúsculo; hora de la duda. Papá, papacito; mate esos bueyes, pa venir «fregando. Aquí no hay agua; abajo, silencio y en el cielo, en occidente, jesos bueyes del diablo! Quién sabe que «aguantá» como nosotros que. un celaje rojo. Quién sabe por qué se más le dije yo. Callese, callese le dijo mi papá. había «chillado, el cielo. Cállalu, hijito; cállate por Dios. ya me tienen aburrido con esa habladera. Los bueyes, siempre en su marcha Tomó al otro entre sus brazos y parChitón! Le apagaron el candil y se pesadamente lenta, iban distraídos con timos a pié, rumbo al hogar, nido del tuvo que quedar calladito. Cuando volvió versando con el camino blanco y le de corazón.
a hablar, fué para pedir agua, como yo. cían. Amigo, tú que en la lejanía del (Pasa a la pagina siguiente. 1 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica