Socialism

314 REPERTORIO AMERICANO dado del dolor ajeno, es la mayor ventura podemos imaginárnoslo con un cargo, con que puede tener un político. Con su capita una sinecura, con un galardón. Es él modesta, sin atreverse a usar un gabán; solo, sin el ambiente del Estado; es él con su capita pobre, este hombre, represolo, con su propio ambiente, el que que senta una fuerza poderosa en la política remos, el que se lleva nuestras miradas española. No ha desempeñado ningún cariñosas y nuestra adhesión cordial. Se cargo oficial; no tiene que ver nada con las lleva, siendo, como ha sido,. puro, inel Estado. Otros hombres de muchedum tegro, bondadoso: Lo ha sido en su niñez, bres, como don Francisco Pi y Margall.
cuando se rebelaba contra los sufrimientos han pasado por las esferas oficiales. De del odioso, establecimiento, y cuando vivia su paso por esas regiones siempre conen el cuartito de la casa de vecindad, y servan como un matíz imborrable. Lo cuando puso su mesa en el rincón de la oficial, sin que se quiera, aụn siendo todo sala fria, y cuando, a impulsos de su in.
timo fondo de amargura, se levantaba ailo legitimos que se quiera, siempre pone rado en su escaño del Congreso. no en torno de la figura un ambiente que no Azorin es el mismo de quien no ha tenido nunca Nota. Hágase, lector, de la vida de Pablo Iglesias contada por Juan José Horato.
roce con el Estado. Pablo Iglesias no Precio 50. Con el Adm. del Rep. Am.
hay más Pablo Iglesias que éste: un Pablo Iglesias que con su capita modesta, con su gesto de tigre. al levantarse en el Congreso, siendo todo corazón, gesto de ira contra la iniquidad; un Pablo Iglesias que no siendo nada, puesto que en la esfera del Estado no era nada, lo es, sin embargo; todo. Contraste tal, es toda la vida de Iglesias y toda su fuerza enorme.
Juan José Morato acaba de publicar una excelente vida de Pablo Iglesias; él mismo autor había publicado antes una interesante historia de la Integnacional, en nuestro país. Ambos libros son indispensables para quienes deseen conocer el origen y desenvolmiento del socialismo en España.
El escultor costarricense Juan Sánchez Juan Manuel Sánchez, escultor joven, ción arquitectónica que le ha quedado pe es le huella del gran escultor van rectas es de raza indígena en un 80 por ciento, y gada a la buena escultura, cuando ésta se a un orden más severo. Esta preferencia la sangre le dicta muchas cosas a su arte. echó a andar sola, y en fin ese siempre es más bien por los tipos, y también parece Trabaja en las afueras de la ciudad en un misterioso aliento que hace que entre dos una reacción contra lo bonito que ya nada obras perfectamente acabadas, una sea artistica y otra vulgar.
La Culebra cascabel puede confundirse con las cosas precoloniales de mayor pureza. La tradición indígena pasa a través de Sánchez y por esto es que resulta original sin esforzarse por serlo; esto puede llamarse arte que no está enfermo sino. sano por la buena sangre autóctona. Mucho se repite la similitud de lo oriental y lo americano, y aqui se confirma sobradamente.
Como los japoneses, sabe que un mono puede en el arte valer más que un hombre, y una flor y un pájaro más que el retrato del emperador, Hay que aventar largo esta literatura que meten los malos artesanos en sus obras; un cuadro compuesto con colores no vale menos que uno compuesto con Cezanne hizo ver que las naturalezas muertas tienen tanta humanidad como los retratos, destruyendo la jerarquia de los temas. Claro está que cuando Sánchez con esa fe de niño que tienen los artistas, alinca sus obras a la corriente de todas Culebra cascabel, escnlpitlu en piedra.
Cabeza, enculpidu on piedra.
Por Juax Sinchez.
las miradas, las opiniones se dividen, y los Por Juan Seuche. que se dicen más obligados a entender por.
taller donde se fabrican santos y lucha su experiencia y labor seria y larga, no dice al espíritu. Me ha contado Sánchez con la pobreza como con las piedras que descubren que tienen ante sus ojos a uno de cómo lo hipnotizaron las serpientes exhilabra. Cuenta lo trágico que es estar pubidas vivas en la vitrina de un laboratorio.
los primeros escultores de la juventud.
liéndole la nariz a una virgen hasta dejar Hay muchas cosas que dicen y escriben como pegando sus ojos a los cristales pudo la fina, al gusto del burgues, mientras la los escultores sobre arte y sobre si mismirar de muy cerca desenvolverse lentamente la culebra creando en sus curvas el cabeza anda creando obras que no se rea. mos, que aclaran el sentido de su trabajo, de la sensualidad.
lizan por falta de tiempo y sobra de canrepert Si hubiera y la estética que va cayendo de sus obras.
sancio. Después del trabajo diario no siem Hablando de la belleza de esta palabra sido músico. decía: habria compuesto algo pre se resiste el pelear con la piedra, sobre que a veces se utiliza para negar el arte, que sirviera para una danza. Cuando hetodo él, que como el indígena nuestro, es escribe Sánchez: Prefiero la que paradómos ido al mueso lo he visto deternerse reflaco y ligero aunque tenga las manos fir jicamente podría llamarse belleza de la feal ligiosamente a mirar cómo los indios guarmes.
dat, efigies de serse enfermos, viejos y daban alma en la piedra y a acariciar con Trabaja temas sencillos, mano femenina, la vista este material rudo suavizado por deformes. Desde este punto de vista memano masculina, culebra cascabel, y cabe recen mi más fervorosa admiración obras la paciencia del indigena. Quiere buscar zas en que la piedra se ha ablandado como de Rodin como el hombre de la nariz el medio que más aliento pueda darle, pricarne de poro hondo. Aquellas calidades rota el pensador. la vieja yelmera mero irse a Méjico, luego a Europa y desesenciales a la escultura sana se encuentran etc. Las obras de este sincero admirador pués a terminar sus dias amurallado entre en estas creaciones. La unidad que nace de Rodin no tienen el impresionismo que nuestras montañas, sacándoles belleza y del ceñirse a las posibilidades honradas del Amighetti sentido a las cosas que nos pusieron sobre material, el sentido plástico, la construcSan José de Costa Rica, Nov. de 1931, la tierra. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica